lunes, 11 de junio de 2007

¿Cuándo comienza la historia de tu hijo? ¿Antes o después de su adopción?


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Hay que hablar con nuestros hijos sobre la adopción desde el primer momento, y, según Holly van Gulden, especialista en adopción estadounidense, deberíamos comenzar la historia no con nuestro encuentro con nuestro hijo, sino con… su nacimiento.  

En su libro Real Parents Real Children explica que "la mayoría de los padres adoptivos tienen dificultad para hablar con sus hijos pequeños sobre su nacimiento. Algunos padres tienen la sensación de que no tienen bastante información para poder hablar del nacimiento de sus hijos. Para otros el tema les hace pensar demasiado en sus propias pérdidas, sobre todo cuando la infertilidad es un factor. Y, para cualquier madre (o padre) adoptiva/o es mucho más agradable y fácil hablar de la vida del niño desde que vino a la familia, porque es lo que comparten con él."

Así que, es posible que nuestros hijos crezcan sin oír hablar nunca de su nacimiento, algo que, según esta experta, no es positivo para ellos:

"Aunque tu hijo no esté buscando información de forma abierta, es importante que le cuentes historias sobre su vida antes de conocerte a ti, empezando con su nacimiento. Un especialista, trabajando con unos diez adolescentes adoptados en un centro residencial para tratamiento psiquiátrico, descubrió que ninguno de ellos había oído nunca hablar sobre las circunstancias de su nacimiento. Mientras que esto sea sólo una anécdota, sí vemos que la tendencia es que los niños adoptados tienen mayor probabilidad de tener problemas cuando crezcan si no saben nada de su nacimiento, mientras que los niños que saben algo, o que han podido dialogar sobre la falta de información tienen menos problemas. Además, algunos niños, con su forma concreta de pensar, creen que han venido de una agencia de adopción, un orfanato o un país en vez de un vientre; esto puede tener un efecto de deshumanizar (a los hijos adoptados) y una influencia negativa en cómo se ven a sí mismos, sus cuerpos y más adelante sobre su sexualidad."

Bueno, pero ¿Como hablamos de algo si no sabemos absolutamente nada sobre ello?

Como dice van Gulden - se puede dialogar incluso sobre la falta de información, sobre las probabilidades, las posibilidades. Ella, incluso, sugiere que, junto con el niño, elijamos un nombre para la madre biológica si el niño tiene curiosidad para saberlo y no lo sabemos.

Un idea que nos ofrece en "Padres Verdaderos Hijos Verdaderos" es que elaboremos una libreta con "La Historia de Nuestra Familia" en que se dedica unos páginas de texto a cada miembro de la familia para contar la forma en que entró en la familia (acompañado de fotos, por supuesto) - empezando con los padres y como se conocieron, seguido por cada hijo, empezando con su nacimiento y su historia personal e incluyendo alguna anécdota graciosa para cada uno. Es algo que se puede hacer en versión sencilla para los más pequeños para luego hacer nuevas ediciones más completas mientras los niños vayan creciendo. Esto puede servir para abrir la puerta a conversaciones interesantes.

Recomiendo elaborar un libro así, pero comenzando antes de la llegada del niño, incluso en el mes en que probablemente fue concebido. Es interesante incluir dibujos de la gestación de un bebé en el vientre de una madre mes por mes, para poder comentarlo con tu hijo. También muy útil es, para cada mes de su desarrollo, incluir fotos de la familia – vuestra familia, aquí en España, preparando la llegada del niño y esperando con ilusión para conocerle.

¿Qué es lo que estuvierais haciendo mientras que tu hijo creciera en el vientre de su madre allí en su país de origen, tan lejos?

¿Qué estaba ocurriendo aquí el día que él o ella nació allí?

Temas como estos dan mucho para hablar…



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Quizás la labor de saber encontrar el momento oportuno para decir las cosas y cómo decirlas es el reto, casi diario, de cada padre.
No decir nada, no contar nada, en definitiva ocultar por miedo y debilidad, transmitiendo esos miedos y esa debilidad es un error grave, error seguro y grave y cuyas consecuencias se descubren, a veces, cuando ya no hay margen para corregirse, nos lo ha explicado muy bien en un post Brenda ¿verdad?

Pero tampoco es cosa oportuna y buena descargar toda la información que tenemos en el momento equivocado, por librarnos nosotros del peso y pasarlo a las pequeñas espaldas de nuestros hijos.
Hay que medir, valorar, sopesar, reflexionar cuando y cómo.
Si bien a veces son nuestras mismas hijas que nos enseñan el camino, que nos abren la boca :-))

Me temo que a veces sigue muy fuerte la sospecha de que los padres, algunos, quieran o prefieran ocultar ciertas cosas, por que es más fácil y cómodo, en aparencia, dejar para ese momento perfecto que nunca llega, el de contar cosas.
Además las cosas esas son tan feas y horribles... abandono, pobreza, hambre, injusticias, ley opresoras...
¿Pero tiene que ser así?
¿Es esto lo que hay que contar?
Esto asusta..., a nadie le gusta... pero dámoles la vuelta a la historia, es de verdad tan fea toda?
No verdad, pues entonces empecemos por lo bonito, ya que una historia bonita todo el mundo tiene gana de contarla :-)

Hoy los medios técnicos a disposición son tantos que realmente no tiene perdón el no haber, visto, escuchado, hablado ... de esos primeros días en China frente a las imagenes de las fotos, del video, de los objetos, de la ropita, de los DVds traidos de China.

Es un comienzo de un bonito diálogo, hecho no sólo de palabras, un diálogo en el que contar cosas llega ser un gusto para todos.

Nose está mintiendo a nadie, sólo empecemos para puntar los focos por la parte más dulce de la historia.

Los niños necesitan cuentos, historias bonitas, y su historia, con los papás que van a buscarle en una escuela, donde una señora que no podía cuidarles, pero que les quería, les dejó pidiendo al cielo que fuesen felices, para que papá y mamá fuesen a buscarles en ese país tan precioso, lleno de colores, de dragones, de cometas, de ositos panda y de gente amable, de chinitos como tu... y en un avión muy grande muy grande llegamos a casa y ya teníamos ganas de volver a visitar ese país, mirando las fotos, los videos de las niñas que bailan y cantan...es una historia que puede contarse como un cuento de hadas.

Lo feo, lo triste, lo trágico de su historia no hay que tener prisas en contarla, cuando empiecen a leer las curiosidades saldrán por todos lados, cuando empiecen sus amiguitos a comentar cosas, todavía más.
Nunca digais una palabra a escondida y en voz baja, la palabra adoptar y querer hay que decirla, con voz clara y potente y una sonrisa tan grande cómo los felices que deseamos ser, y no digo los felicemos que somos :-) si no lo que desearíamos ser, si lo somos
estupendo!!!

Cuantas veces he leido del dolor que tienen que superar nuestros hijos adoptados. Hay caso y caso, y hay dolor, pero nuestra historia es una historia feliz, a los papás que dudan no le insistáis sobre el dolor y el sufrimiento, enseñadle a puntar los focos en el amor y las sonrisas.
Enseñadle a ser serenos, no sólo a asumir el peso de un dolor que parece no se acabará nunca.

La adopción no es una tragedia, es y tiene que ser el final feliz de una tragedia

Roberto

Brenda Padilla Ericksen dijo...

¡Bravo Roberto!

La verdad es que me encanta lo que has escrito y estoy 100% de acuerdo contigo - que tenemos que proteger la inocencia de nuestros hijos, y dejarles ser niños - y no cargarles de historias trágicas que no son capaces de entender.

Creo que la autora del libro que estoy citando no quiere que hablemos del nacimiento en plan negativo. Igual el error ha sido mío, por intentar compartir una sola parte del texto.

El tono del libro es bastante positivo y creo que lo que está sugiriendo es simplemente que nuestros hijos necesitan escuchar que efectivamente "han nacido" - sin más. Que empezaron igual que los demás, en el vientre de una persona...


Tengo otro libro que creo que a tí te encantaría. Se llama "Hablando con Niños sobre la Adopción" por Mary Watkins and Susan Fisher. (Talking with Young Children about Adoption)

Son dos doctoradas de psicología especializadas en adopción que dicen que debido a muchos prejuicios culturales y mitos que han influenciado a mucha investigación sobre la adopción los padres tenemos la sensación de que decir a nuestros hijos que son adoptados es igual a traerles malas noticias.

Ellas nos dan un arsenal de información y datos para combatir esa actitud. Pienso también compartir algo de ese arsenal en las páginas de este blog... ¡pero hay tantas cosas y tan poco tiempo!

Empezé con la información de "Padres Verdaderos..." porque es el libro que estoy leyendo ahora mismo - y el idea de incluir el nacimiento en la historia de mi niña me pareció interesante. Pero vamos, se lo cuento en plan muy positivo y a ella le parece fenomenal hasta el momento.

Otra cosa, según el libro "Padres Verdaderos Hijos Verdaderos" lo que estamos haciendo cuando hablamos con naturalidad de cosas como el nacimiento mientras que las niñas todavía estén pequeñas, es quitar "carga emocional" del asunto. Según la autora, decir estas cosas a un niño de entre 3 y 5 años puede suponer alguna preocupación para el niño en algún momento, pero que no es importante si lo comparamos al daño que puede suceder si se encuentran con conceptos dificiles por primera vez en la próxima etapa (6 a 10 años).

Bueno, como siempre, ¿quien sabe? Para mi, todo es interesante.

Lo que me parece aún más interesante es conocer algo de la experiencia de una persona como tú, que tienes hijas adoptadas mayores que la mía (que tiene casi 4 años). No sé si estarías dispuesto a contarnos un poco sobre como lo ven ellas. ¿Les gusta escuchar su historia? ¿Que tipo de preguntas hacen?

Anónimo dijo...

Las preguntas pueden ser de todo tipo, la verdad.
Desde lo más general a lo más particular.
P. ya preguntó por que la abandonaron , hasta llegó a pregunta/preguntarse/ sobre posible parecidos físicos, y sobre la genética!!
No exagero: sobre el hecho de hacer pipí con tanta frecuencia, un día salió diciendo (y preguntando al mismo tiempo :-) que claro, seguro que su madre de China tenía que ser una meona :-)
Puede ser obvio, pero quiero decir que lo fundamental es que ella sepan que pueden preguntar TODO.
Más que sentarles en una silla y soltarle discursos, lo que realmente importa es que se den cuenta que pueden hablar, preguntar, comentar sobre cualquier detalle de su vida antes de estar con nosotros.
Al final las cosas salen espontanea y con un poco de atención por nuestra parte será también más fácil saber cuando y cómo introducir según que tema.
Hace un momento V. antes de irse a la cama le preguntó a María: si yo hablo italiano, castellano, catalán, y si he nacido en China, por que no se hablar chino?¿?
¿Mi madre, bueno la otra la de China, por qué no me enseñó chino?
Evidentemente María le explicó que le hablaba en chino, claro, por que era su lengua, pero que ella era tan pequeña que no hablaba, cómo su primo, y su prima que son bebé y no hablan y que cuando fuimos a buscarla tenía un añito y todavía no sabía hablar.

Brenda Padilla Ericksen dijo...

Esto sí que es fascinante - ese tipo de anécdotas tan cotidianas que nos dicen tanto.

Se ve que todo sale con mucha naturalidad. También noto que no es un problema hablar de su madre en China. Pienso que lo que nos has contado es el mejor ejemplo de como deben ser las cosas. Así crecerán sin complejos, ni sentimientos sin expresar, ni preguntas sin preguntar.

Gracias por compartir tus experiencias.