lunes, 2 de julio de 2012

Ser como los demás



Imágen: Atrévate a ser DIFERENTE.


Mis hijas son perfectamente bilingües. Hablan inglés y español sin acento extranjero en ninguno de los dos idiomas. Sin embargo, hace años descubrí un fascinante fenómeno: todas son capaces de hablar inglés con un buen acento español - igual que sus compañeros en el colegio. No quieren destacar. Les da vergüenza.

Desde que me di cuenta de que mi hija mayor estaba hablando inglés con acento en el colegio, supe que tenía que trabajar muy bien la imagen que ella tenía de los Estados Unidos, de sí misma como media americana y del inglés como idioma importante en el mundo.

Para un adulto las ventajas de hablar inglés perfectamente están claras, pero para una niña de 6 o 7, incluso 9 o 10 años, no. Lo único que quieren es ser como los demás.

El ser humano tiene una profunda necesidad para formar parte de su grupo, para estar incluido, de sentirse dentro y no fuera.

Hace tiempo escribí una entrada que se llamaba "Compartiendo Orígenes" en que hablo de la necesidad de cultivar en nuestros hijos un orgullo por sus raíces - y me sorprendieron algunas de las reacciones que recibí: algunas madres, que me aseguraron que sus hijos no querían saber nada de su país de origen, de su raza, de su cultura de nacimiento, porque se sentían españoles. En algunos casos, los hijos mostraron un fuerte rechazo hacia sus orígenes.

Las familias adoptivas - sobre todo con hijos de otros países, razas o etnias, pero también de adopciones nacionales - deben saber que existe un peligro importante que puede hacer mucho daño a sus hijos. Es intentar ayudarles a sentir como parte del grupo a base de negar sus diferencias, de rechazarlas e incluso odiarlas.

Está claro que nuestros hijos querrán ser como los demás, pero nos tenemos que preguntar: ¿Es posible formar parte del grupo sin renunciar a uno mismo?

Ser diferente duele - sobre todo durante ciertas etapas de la infancia y la niñez y la adolescencia. Duele y mucho.

Pero la solución no es negar las diferencias.

La solución está en identificarlas, reconocerlas y aprender a valorarlas de forma positiva.

Esto para algunas de nuestras familias es un problema importante - porque si nosotros mismos - los padres - no sabemos apreciar y celebrar las diferencias de nuestros hijos, difícilmente vamos a poder convencerles a ellos de que disfruten de una ventaja por ser de familia gitana o por haber nacido en Etiopía o China o Ucrania.

Comprendo que puede ser difícil cultivar la actitud correcta ante las diferencias. Como americana, yo estaba convencida del valor de mi propia cultura de origen y del inglés - así que fue fácil fomentar la misma actitud en mis hijas. Pero cuando adopté a mi hija en China, me sentí perdida al principio. Durante mi adolescencia había leído novelas sobre guerra y comunismo en China. Lo que más destacaba para mí, era la falta de respeto por los derechos humanos más básicos. También me veía afectada por muchos estereotipos negativos. ¿Cómo vencerlos?

Sabía que para transmitir a mi hija una imagen sana e equilibrada de su país de origen - y sobre todo para fomentar en ella el orgullo que todos merecen sentir por sus raíces, por sus orígenes, tenía que comenzar conmigo misma. Y gracias a los dos años que llevo cultivando mi amistad con una mujer china ( a través de Internet) mi propia ilusión por todo lo relacionado con china se contagia a todas mis hijas y disfrutamos ahora de un clima cosmopolita y abierta en casa, donde realmente todas las culturas del mundo están bienvenidos.

Ayer, antes de ver la Euro Copa, le felicité a mi hija - la que nació en China. "¡Qué suerte tienes!" le dije sonriendo. "Si gana España, ganas tú. El día que gane China, ganas tú. Y siempre que gane Estados Unidos, ganas tú! Cuando te adoptamos, te hiciste español. Después yo quise que fueras también americana como yo. Y a pesar de que ya no tienes la ciudadanía china, naciste allí, de padres chinos y nadie nunca jamás te puede quitar el hecho de ser China también. ¡Qué bonito! ¡Qué suerte!"

A ella le encanta este tipo discurso. Le fascina. Se siente tan orgullosa. Con el tiempo, hemos ido celebrando sus diferencias y fomentando en nuestra familia una cultura de más en vez de menos - es decir, que estas diferencias te dan algo más, son un plus, algo especial.

Todavía quiere ser "como los demás" en muchos respectos, pero también se valora por quién es. Está aprendiendo poco a poco, como interpretar sus diferencias, valorar las ventajas que pueden suponer y sentirse bien con lo que significan para ella.

viernes, 29 de junio de 2012

"Encaje Familiar"


Hay un concepto que encuentro a veces en los libros de adopción de EE.UU. que se llama “Family Fit”. Se podría traducir como “Encaje Familiar” y significa que padres e hijos se sienten que están hechos los unos para los otros, que comparten muchas características, gustos etc.

Francamente, no me gusta este concepto.

Hablan de ello más que nada para “comprender” a las familias donde los padres adoptivos tengan la sensación de que no tienen nada en común con algún hijo adoptivo, como si no encajara en la familia, como si viniera quizás de otro planeta.

En mi opinión, simplemente tener la idea  de que padres e hijos tengan que tener algo en común demuestra unas expectativas no realistas.

En cambio, Fisher y Watkins, las autoras de “Hablando con los niños pequeños de la adopción”, explican que este es un problema que puede afectar tanto a familias biológicas como familias adoptivas, pero creen que las adoptivas tenemos ventaja – simplemente porque desde el principio sabemos que no van a compartir la genética y que entonces podrían ser muy diferentes a sus hijos.

A pesar de esta ventaja, desgraciadamente hay algunos padres y madres adoptivos que adoptan con unas expectativas muy concretas sobre la relación que van a tener con sus hijos y lo que estos van a hacer y conseguir en la vida.

Una vez leí de una madre adoptiva que se sentía insatisfecha con su hija porque no era activa y atlética como el resto de la familia. ¿Cómo llegan a producirse estas adopciones? También puede pasar en las familia biológicas, pero, como explica Holly van Gulden (Padres Verdaderos Hijos Verdaderos) hay una tendencia de “aparcar” las características de los hijos buscando otros parientes parecidos: “Pues, parece que a salido al tío Pepe.” Esto puede hacer más fácil llevar la diferencia.

Y “diferencia” parece ser la palabra clave. Una vez más vemos que la manera en que cada familia rechaza, tolera o acepta – o, mejor CELEBRA – las diferencias, es clave. Es fundamental que todos los hijos tengan la licencia, la libertad, para ser diferentes a sus padres, a sus hermanos, a todo el mundo: para ser ellos mismos.

miércoles, 27 de junio de 2012

La tregua no es lo que parece


En su libro "Padres Verdaderos Hijos Verdaderos" (solo en inglés) la psicóloga Holly Van Gulden, especializada en adopción describe la etapa de primaria como un periodo en que las familias adoptivas muchas veces disfrutan de una especie de tregua. Durante la etapa preescolar los peques nos asaltan con preguntas muy difíciles: "¿Estaba en tu barriga?" y "¿Podemos visitar a mi madre biológica?" (Este tipo de preguntas nos hacen si hemos estado muy abiertos con ellos.) Pero ahora, llegan a primaria y experimentan un cambio radical:

"El cambio de preescolar a primaria representa un giro clave en el desarrollo del niño. Comienzan en la escuela y los horizontes de su mundo se extienden como nunca antes. Pero la expansión de sus horizontes se debe a más que solo la expansión de su mundo; también su creciente capacidad para comprender y razonar hace posible profundizar y dar nuevos significados al mundo que ya conoce. Así es que justo en un momento cuando los padres y las familias tienden a hablar menos y menos de la adopción, es tan importante como nunca mantener abierto el diálogo y ayudar al niño con los diversos sentimientos que puede sentir hacia la adopción."

Puede que sea casi un alivio, que en esta época, los niños dejen de lanzar preguntas. Como explica van Gulden, después de todo lo que hemos hecho para llegar a ellos, es difícil tener que explicarlo todo una y otra vez. Por eso, los padres muchas veces respiramos más tranquilos cuando lleguen a primaria y están tan ocupados con el colegio, los deberes y las actividades extraescolares que a veces casi parece que han olvidado el hecho de ser adoptados. Parece que las aguas han vuelto a sus cauces y por fin podemos disfrutar de la "normalidad", del día a día, de nuestras familias.

Y esa disminuición de preguntas también puede hacer que pensemos que ya comprenden y que ya no hace falta hablar tanto - que estén satisfechos con la información que tienen. Además, puede que ellos incluso se enfaden un poquito o nos ignoren si hacemos mención de la adopción.

Pero la realidad suele ser otra, porque es que ahora - justo en primaria - cuando comprenden mejor que nunca lo que significa ser adoptado. Ahora saben que sí, han ganado, pero que también han perdido. Empiezan a sentir vergüenza. Comienzan a verse como diferentes a los demás, pero no simplemente por fuera, sino por un motivo fundamental: no han llegado a sus familias por la misma vía que los demás.

El otro día estaba leyendo el magnífico libro de Jaime Ledesma, "Mediación Familiar enBusca de Orígenes" (en español) donde hay una carta que una mujer adoptada escribe a su madre biológica durante el proceso de mediación, antes de conocerla. Cuenta como crecía con tanto amor, pero aún así siempre se sentía inferior por ser adoptada... Es que por mucho que queramos pensar que nuestros hijos no estén afectados por el hecho de haber perdido su primera familia, no es así. Es algo que pueden llevar muy dentro, sin comentar - pero que sigue allí.

Ahora mi hija pregunta muy poco, muy, muy poco. Está bien entrada en primaria.

De vez en cuando lanzo una piedrecita (un comentario diseñado para abordar el tema - sin presiones). "El otro día vi un reportaje sobre adopción en el periódico..." o "Cuánto me gustaría que tus padres biológicos pudieron verte ahora - tan guapa." o "Estoy pensando en el viaje que queremos hacer a China." Y parece que estamos manteniendo la puerta abierta, porque a veces ella también hace algún comentario.

El otro día vino a la cocina para acompañarme mientras preparaba la cena. Se sentó y dijo con total naturalidad, "Mamá, me gustaría conocer a mi madre biológica."

Ya no me asusto. Tengo claro mis dos objetivos:

1. Reconocer sus sentimientos y recordarle que es normal sentir lo que siente, que es libre para sentir lo que sea. Si está triste - es normal. Si tiene curiosidad - también es normal. Si se siente enfadad a veces, pues también.

2. Formarle sobre la importancia de sus decisiones - que mientras que es libre para sentir y expresar sus sentimientos, es importante que elija su camino. Quiero que comprenda que hay personas que se hunden o se obsesionan porque no pueden conseguir algo que está fuera de su poder conseguir. En cambio, hay otras personas que elijan la felicidad a pesar de circunstancias que podrían ser frustrantes. Quiero animarle a cuidar y nutrir su felicidad en medio de su búsqueda - sea interior o real. Quiero que sepa que el pasado no tiene que ser un lastre para ella, que triunfar y sentirse feliz y satisfecha es algo que simplemente puede elegir.

De algún modo, hablamos de eso el otro día en la cocina. Ella es pequeña todavía, pero puede entender.

Noto que a los niños les gusta muchísimo que confiemos en ellos, que les hablamos claro de la vida, explicándoles como es y sobre todo - enseñándoles las grandes verdades a través de nuestros relatos personales, de metáforas y de analogías sencillitas.

Nuestros hijos están creciendo y tenemos que crecer con ellos. Es imprescindible mantener abierto las vías de comunicación durante la etapa de primaria.

No guardes silencio. No te dejes engañar por el silencio de tus hijos. Porque en realidad, no hay tregua; La etapa de primaria es el momento perfecto para prepararles y equiparles para la adolescencia.

domingo, 17 de junio de 2012

La Vida es un Factor de Riesgo


Ultimamente estoy pensando mucho en lo que los psicólogos llaman "factores de riesgo". Cuando una persona o una pareja quiere adoptar, un equipo de psicólogos y trabajadores sociales tiene que hacerles una valoración y lo que principalmente quieren detectar - si no me equivoco - con "factores de riesgo", que son cosas que podrían desaconsejar una adopción en el momento en que la familia lo está solicitando.

Un factor de riesgo podría ser algo tan alarmante como unos antecedentes criminales, pero también se podría encontrar en algo transitoria como una situación económica inestable. Los motivos que los futuros padres dan para adoptar también pueden ser considerados "factores de riesgo" porque los estudios sobre familias adoptivas han demostrado por ejemplo, que adoptar para "sustituir" a un hijo perdido o para tener ayuda en casa o compañia durante la vejez ponen en riesgo la posibilidad de crear una verdadera relación padre-hijo.

Una vez que lleguen nuestros hijos, seguimos con el tema de "factores de riesgo", pero ahora me parece que la situación cambia bastante. Ya son factores que quizás lleguen con nuestros hijos y que son nuestros. Tenemos que asumirlos y tomar decisiones sobre qué hacer respecto a ellos.

¿Cuáles son los factores de riesgo en la vida de nuestros hijos?

El haber pasado tiempo en un orfanato
Una nutrición inadecuada
Falta de afecto
La edad con la que fueron adoptados
Abusos o negligencias
Recuerdos traumáticos
El tiempo perdido
Inseguridad
Dificultados para formar lazos de apego...

Hay muchos factores diferentes y creo que es demasiado fácil sentirnos abrumados por ellos. Pero últimamente se me ha ocurrido que esos mismos "Factores de Riesgo" también pueden ser "Factores de Resiliencia" muchas veces - es decir, factores que motivan a nosotros y a nuestros hijos a superar los retos que suponen y a salir adelantes y a encontrar lo bueno que hay a pesar de lo que pasó antes.

Estoy de acuerdo con que los técnicos tienen que enfocarse en factores de riesgo durante el proceso de adopción. Pero creo que incluso durante esa fase, deben comenzar el proceso de formar a los futuros padres sobre este hecho - de que los factores de riesgo muchas veces se pueden llamar de otra manera, que en muchos casos tenemos la opción de convertirlos en factores de resiliencia.

Si no, fácilmente nos centramos en lo negativo sin ver todo lo que podemos hacer y conseguir.

Porque la verdad es que después de todo, quizás la vida misma es el mayor factor de riesgo que hay. Todos los días nos enfrentamos a ella con sus miles de pequeños retos y salimos adelante. Somos resilientes. Muchas veces lo único que hace falta para hacer lo mismo ante los grandes retos es un cambio de mentalidad.

domingo, 10 de junio de 2012

Libertad y Superación


¡Este blog ha cumplido 5 años!

Este verano voy a volver a colgar algunos de mis escritos favoritos de los últimos años - esto fue de Julio 2007:

Han pasado más que dos años y soy una persona completamente distinta. La adopción no sólo te hace madre sino que además te enriquece, te hace crecer como persona.”
Son las palabras de Sara Barrena, de su libro “Venida de la Lluvia” y me gustaría decir que casi tres años después de adoptar puedo decir lo mismo que ella – que soy otra, que la experiencia me ha enriquecida, que he crecido como persona.

He pensado mucho en como ser madre – o padre – nos puede cambiar en general y cuales podrían ser las diferencias entre los cambios que experimentan los padres biológicos y los padres adoptivos.

He sido madre durante casi doce años, pero lo que ha cambiado durante los últimos tres es la forma en que veo los límites.

Me di cuenta hace una década de que mi vida era un ejercicio en la “auto-limitación”, que yo misma había dibujado unos horizontes muy estrechos alrededor de mi misma y que allí dentro estaba viviendo encerrada, atrapada, agobiada.

Cuando mi marido y yo hablamos de adoptar, pensé que ya había superado a mi misma – que había salido de mi pequeña cajita y que ya estaba volando.

A cambio de la mayoría de las parejas, la adopción fue idea de mi marido, que quería tener una familia numerosa – algo que de joven, yo también había imaginado.

Pero en cuanto lo hablamos, me surgieron un millón de miedos y no puedos… que aquí estaba yo a miles de kilómetros de mi familia, que estaba intentando consolidar mi vida laboral, que no tenía a nadie para ayudarme si pasara cualquier cosa, que yo no podía con más de dos niños, que era imposible, que como nos arreglaríamos económicamente…

Pero, tomamos la decisión de hacerlo.

Hicimos las entrevistas y los papeles, conseguimos la idoneidad, llegaron las fotos de China y me acuerdo como todo se me hizo realidad en un solo momento. Ya era una persona, una hija mía. No pude contener las lágrimas.

Con eso no quiere decir que me sentí tranquila. No tenía ni idea de cómo iba a sacar adelante a más niños, porque ya me había salido el trabajo en la radio…

Llegó la carta para viajar a China y casi me da vergüenza decir que tuve miedo a viajar – después de tantos viajes y tanto gusto por viajar – pero esta vez sería sin mis hijos – ningunos – y sentí miedo por si algo nos pasaron en el viaje, dejando huérfanas tantos a los que dejamos en España como a la que nos esperaba en China…

¡Por favor!

No me gusta confesar que en ese momento de mi vida sólo vi barreras alrededor de mí. ¡Como he cambiado! De verdad, hoy – sólo tres años después – soy otra persona por completo.

En medio de todo, vimos llegar no sólo a nuestra hija de China sino de una hija más (una sorpresa biológica) y os voy a decir una cosa: somos capaces de mucho más de lo que podemos imaginar.

Hubo un año muy, muy difícil en que físicamente me vi estirada al máximo.

Pero ahora, miro hacía atrás a mis viejas preocupaciones con una sonrisa. He visto como he podido hacerlo. Veo que es como escalar una montaña - no lo haces sabiendo de antemano exactamente como lo vas a hacer. Te lanzas a la montaña con tus herramientas y vas buscando huecos donde meter primero una mano, luego un pie después otra mano. Sólo piensas en el paso que tienes delante - nada más - y así llegas a la cima.

Para mi, todo ha valido la pena. Antes no me ví como una persona tan paciente; hoy soy mucho más paciente. No era muy tranquila, ahora me siento mucho mas tranquila. También me encuentro mas feliz, quizás mas sabia.

He crecido – sí. Mi vida se ha enriquecido.

Y cuando hablamos de la posibilidad de volver a adoptar, no me causa ninguna preocupación.

Es cierto lo que dicen de que si vas caminando hacía tus horizontes, verás como ellos irán retrocediendo.

“Teníamos un desconocimiento total de la montaña, por eso nunca nos pusimos límites y pensamos que podríamos sobrevivir. Las hazañas son posibles porque alguien se animó a hacerlas. Nosotros no contábamos en aquella ocasión con el no se puede.”
Gustavo Zerbino, superviviente junto a otras quince personas del trágico accidente aéreo ocurrido en Los Andes en 1972. (La Expansión & Empleo, 31 Agosto 2002)

jueves, 31 de mayo de 2012

Auto-Defensa Moral


¿Cuál es la mejor manera de afrontarnos a los comentarios impertinentes de los demás? ¿Cómo podemos equipar a nuestros hijos defenderse ante comentarios y preguntas que les hacen incómodos?

He escrito sobre este tema en diferentes ocasiones - y quizás lo que voy a decir ahora variará un poco de lo que he dicho en el pasado. Pero voy evolucionando.

Y es que he descubierto el Auto-Defensa Moral.

El Auto-Defensa Moral (ADM) es lo que enseña el doctorado en filosofía Lou Marinoff de City University New York. Es una manera de comprender y tratar los comentarios de los demás cuandon nos hacen incómodos o nos ofendan. Me encanta.

Según el Dr. Marinoff, el ADM tiene tres niveles.

ADM Básico
En este nivel, lo importante es saber distinguir entre algo que ofende y algo que hacer un daño real. Un ejemplo de daño real es cuando alguien no pisa el pié. Si nos ha roto un hueso, nos ha hecho un daño físico que, por mucho que pida disculpas, ya está hecho. Es decir, pedir disculpas no puede arreglar el daño ni quitarlo. Tenemos que sufrir las consecuencias - punto.

Otra cosa sería que alguien te miraron los pies y te dijera, "¡Tienes los pies más feos que he visto en mi vida!" Ahora, no te han hecho daño, pero sí pueden ofenderte.

El Dr. Marinoff está hablando a todos los padres del mundo - y también los educadores - cuando recomienda que enseñemos a los niños y a los jóvenes la diferencia entre daño y ofensa. Ahora vamos a ver por qué...

ADM Intermedio
A nivel intermedio, la Auto-Defensa Moral consiste en cultivar nuestro poder a la hora de aceptar o no una ofensa. Dice el doctor:

"Hay que enseñar a los niños a prestar atención al límite entre la subjetividad y la objetividad, para que lo que otra persona piensa de ellos o les llama, es mucho menos importante que lo que ellos significan para si mismos y para la gente que realmente les importa en la vida. Si tienen una sensación de su propio valor humano intrínseco, lo cual hay que reforzar durante su niñez, nadie puede disminuir su valor mediante etiquetas u otras ofensas. Necesitan saber que la única persona que puede reducir su valor son ellos mismos, cuando bajen al nivel de los que podrían ofenderles. Esto es parte de lo que llamo 'Auto-Defensa Moral' y es lo mismo que necesitamos practicar los demás adultos para evitar el malestar que creamos al confundir una ofensa con un daño."

Entonces, nuestros hijos necesitan distinguir entre algo que les hace un daño real que no pueden evitar ni arreglar con bonitas palabras y algo que simplemente les puede o no ofender - según su interpretación y según lo que ellos mismos deciden.

Conozco un maestro en el arte de no tomar a pecho los comentarios de nadie. Disfrute de un estado de bienestar impresionante. Es lo que quiero que aprendan mis hijas también.

Pero ojo: esto no significa que las ofensas nunca pueden causar daño. Si una persona - sobre todo un niño - recibe ofensas constantemente (comentarios racistas, por ejemplo), sí le puede causar daño psicológico. Hay un límite a lo que podemos soportar. También tenemos que equipar a nuestros hijos para no aguantar situaciones abusivas.

Lo que queremos fomentar es una actitud crítica ante los comentarios y el comportamiento de los demás. Porque es fácil caer en la trampa de ir por la vida casi buscando motivos para sentirnos ofendidos (que - como comenta el Dr. Marinoff - es lo que pasa con todo lo "políticamente correcto").

Mejor comprender nuestro poder, nuestra capacidad de elegir nuestra respuesta ante cualquier comentario.

ADM Avanzado
No estoy segura todavía como incorporar el nivel avanzado en el caso de nuestros hijos. Se trata de cuando alguién realmente nos hace daño; y es saber convertir el daño en algo bueno, en una solución.

El Dr. Marinoff está pensando en personajes de tanto renombre como Gandhi o Martin Luther King. Dice que actuaron de tal forma que crearon una especie de espejo en el que los "malos" podrían verse y así darse cuenta de lo que estaban haciendo, sentirse mal y rectificar.

Personalmente pienso en los casos de acoso o bullying o de reiterados choques con el racismo o las descalificaciones hacía su estatus como hijo adoptivo que experimentan algunos niños. Estamos hablando de más que una ofensa aislada, de algo que se podría o no tomar mal. Estamos hablando de una persecución continua que crea un daño psicológico en la persona.

¿Cómo podría un niño actuar para que los demás vieron reflejados sus acciones? Según el Dr. Marinoff, hay que tener consciencia del bien y del mal para que el ADM avanzado funcione (por eso métodos de Gandhi y King no hubieron funcionado ni en la Alemania de Hitler ni en la Rusia de Stalin).

Os dejo con unas palabras de Marinoff:

"En la vida, todo el mundo ofende a alguien en algún momento. Es decir, que la gente puede decidir sentirse ofendida por tí. ¿Eres hombre, mujer, andrógeno, heterosexual, gay, lesbiana, bisexual o mantienes el celibato? Da igual tu orientación sexual, puedes encontrar a alguien a favor y alguien en contra. ¿Porqué sentirte ofendido por las opiniones que son distintas a las tuyas?... No hagas tuya su problema. ¿Es tu piel negro, blanco, marrón, amarillo, rojo o algún que otro color? Da igual el color de tu piel, siempre puedes encontrar a alguien en favor y alguien en contra. ¿Por qué elegir sentirte ofendido por comentarios que buscan disminuir tu humanidad a base de tu pigmentación? Las personas que hagan comentarios así, disminuyen su propia humanidad. No hagas tuya su problema. Si alguién busca elevarse haciéndote sentir inferior, solo tendrán éxito si aceptas su ofensa. No hagas tuyo su problema."

Bueno - estoy de acuerdo. Solo una cosa - he escrito en otros momentos sobre la necesidad de reconocer los sentimientos de nuestros hijos cuando lo pasen mal por algo que alguién les ha dicho. Sigo creyendo que es importante. Pero también tenemos que equiparles con un poco de filosofía quizás, para poder defenders....

El doctor Marinoff también es autor de "Plato not Prozac" (Platón sí - Prozac no) y "The Big Questions - How Philosophy can Change your Life" (Las Grandes Preguntas - Como la Filosofía puede Cambiar tu Vida).

















viernes, 18 de mayo de 2012

El Niño de la Bicicleta


Hay muchismas formas de abordar temas de adopción y creo que el cine es una de las más interesantes -y quizás potentes. Por eso recomiendo el blog Peliculas y Adopción de José Ignacio Díaz Carvajal, médico psicoterapeuta de Sevilla, que nos ofrece trailers, sinópsis y comentarios sobre unas peliculas fascinantes.

Acabo de ver El Niño de la Bicicleta, que José Ignacio califica como "magnífica película que refleja la búsqueda incesante de los niños abandonados por explicarse el abandono y encontrar sus orígenes". Estoy de acuerdo, y desde verlo he querido comentar aquí dos escenas que me impactaron.

Vivir el Rechazo
Cyril, el protagonista de la película, con solo unos 10 años, tiene que vivir un duro rechazo por parte de su padre. Después, le vemos en el coche volviendo a casa con Samantha, su madre de acogida durante los fines de semana. El niño se siente en  silencio durante un rato, pero de repente empieza a rasgar su cara y golpear su cabeza contra la puerta. Es como si quisiera destrozarse... Samantha tiene que para e intentar controlarle con toda su fuerza.

Desgraciadamente, cuando un niño sufre rechazo (abandono, separación - lo que sea) fácilmente lo interioriza y dirige el odio, la rabia y el dolor contra si mismo. Se siente culpable, insuficiente, malo.

Me chocó esta escena, pero como yo también viví un rechazo importante durante mi niñez, reconocí la veracidad de ella - es una representación brutal, pero real, de lo que puede sentir un niño.

Y creo que debemos estar conscientes de que aunque nuestros hijos no recuerden lo que pasó - es a partir del momento en que lo comprendan, que puedan comenzar a sufrir los efectos. Por eso, tenemos que intervenir. Es imprescindible la ayuda de un adulto para ayudarles a los niños a hacer sentido de lo ocurrido y de interpretarlo de la manera más sensata posible - que no tenían la culpa, que muchas veces no podemos decidir nuestras circunstancias, pero sí podemos decidir qué es lo que vamos a hacer con esas circunstancias, que ser fuerte y vencer en la vida es una elección que todos podemos hacer si queremos - es cuestión de voluntad...

Vivir el Amor
He leído algunas veces que las personas resilientes muchas veces tienen una persona - un adulto, que ha apostado por ellos, que les ha apoyado, que ha creído en ellos a pesar de todo.

Esto es lo que me gusta de otra escena de la película. Aúnque me parece que esta obra no nos presenta unos motivos convincentes para que Samantha decida in primer lugar acoger a Cyril - me encanta un momento clave en que están en el coche con el novio de Samantha. Cyril se porta mal; el novio le regaña y amenaza con que no podrá seguir en casa de Samantha. Ella muestra su desacuerdo y el novio exige que eliga entre él y el niño. "¿Yo o él?," pregunta.

"Él," dice ella sin dudar.

El niño no dice nada, pero en ese momento, sabemos que ella ha hecho por este él lo más importante que se podría hacer: elegirle.

La película está en francés. Lo he visto con subtítulos. Desde el punto de vista de una americana - criada con la velocidad y los efectos de Hollywood - es un poco lenta a veces. Hasta podemos disfrutar de un picnic en el campo en tiempo real:)

Pero vale la pena verlo.

lunes, 14 de mayo de 2012

Cultivando Lazos con los Origenes


En cuanto a información sobre su pasado, tengo muy poco que ofrecer a mi hija. No hay muchos datos. Tenemos una fecha, un lugar de encuentro, una familia de acogida no localizable, un pueblo donde podría - o no - haber nacido...

Así que hace tiempo decidí crear unos lazos con sus orígenes, algo que podría compartir con ella. Esto es una historia que va evolucionando aquí en el blog. Primero os recomendé a vosotros buscar amigos en Internet en el país de orígen de vuestros hijos. Luego una madre me escribió preguntando, "¿Porque no lo intentas tú primero para contarnos algo de como funciona?

¡Muy buena idea!

Fue así que conocí a mi amiga china. Y creo que es hora de seguir con este relato.

Hace algo más que dos años, tuve la gran suerte de entrar en "Interpals", una página web donde se puede encontrar "pen pals" ("amigos por escrito", digo yo) en todo el mundo. Allí puedes buscar personas no solo del país de tu hijo sino también de su provincia, su ciudad, quizás su pueblo. Yo encontré una mujer de mi misma edad, profesora universitaria, en el capital de provincia de mi hija.

¿Cómo ha ido evolucionando esta amistad?

Al principio muy poco a poco. Tuve mucho cuidado para no revelar datos personales ni compartir fotos de familiares. Ella nos habló de las fiestas locales, los costumbres, la comida... Pero nos hemos ido evolucionando. A la medida que nos hemos ido conociendo y ha ido creciendo la confianza, la relación se va profundizando. Le he podido hacer todo tipo de preguntas sobre las familias, la sociedad, el sistema educativo (sobre todo la universidad), las noticias, incluso sobre la adopción, los orfanatod, las madres solteras... Y voy guardando sus respuestas.

He compartido esta amistad con mis hijas desde el principio. Cuando llega un e-mail, puede que lo comente con ellas. Así va despertando su interés y curiosidad por esa zona, por esa mujer, por todo lo que significa ese mundo que poco a poco no parece tan lejano. Por mi parte, intento compartir todo lo que puedo sobre la vida en España y en los Estados Unidos.

A veces alguien en nuestra familia pregunt ¿Me gustaría saber qué diría "nuestra amiga" sobre esto o el otro? Y luego le lanzo la pregunta a través de un mail para ver qué dice. Todo el mundo espera la respuesta. (Es mejor que una serie de televisión:)

También nos envia fotos. Se va mucho de viaje por su provincia y a veces más lejos - y le encanta enviar fotos de las zonas que visita y a veces también de ella, su marido y quizás alguna amiga. Todo esto voy guardando para mi hija.

En el cumpleaños de mi hija, la felicita. También en navidades. Para año nuevo chino le pintó un mensajo con la caligrafía tradicional china y su nombre chino y lo envió por PDF. Lo colgamos en la nevara durante - por lo menos durante un año entero se quedó allí. Ahora la niña acaba de hacer la Primera Comunión. Le envié a mi amiga una foto de la niña en su vestido para pedir su opinión. "¿Qué te parece una niña china en este vestido español? ¿Cómo la vez?

"Bellísima," me contestó. "En realidad, hoy en día muchas niñas chinas llevan vestidos parecidos en días especiales. Me parece una niña china muy guapa."

Se lo dije a mi hija y estaba encantada - pero ENCANTADA. También le dije que nuestra amiga le deseaba un felíz día. Sé que desde China, me amiga siente cada vez más cariño por mi hija. Es curioso, pero algo muy, muy bonito.

A través de los últimos dos años ha crecido una amistad importante entre yo y ella. A la vez, ha ido creciendo su imagen como un modelo muy positivo para mi hija - la de una mujer china, profesional, moderna, inteligente, culta. Como persona, ha humanizado china para nosotros. Ya no es un lugar lejano y abstracto, es un sitio real, lleno de vida, de actividad, de colores, de sabores, de texturas y de luz y calor. Es un lugar donde alguien que conocemos, vive una vida muy parecida a la nuestra, pero en un entorno bastante diferente. 

Gracias a ella, el país de origen de mi hija no es simplemente un lugar pobre, de abandonos, de tristeza, de problemas políticas, de comunismo, de abusos de derechos humanos. Es un lugar donde también hay gente que se vive bien, que se siente orgullosa de su patria, que disfruta de su historia y su presente. Es un lugar que nos gustaría volver a visitar - esta vez de la mano de una amiga, que nos espera allí.



martes, 1 de mayo de 2012

"Lazos" de Sangre


En inglés decimos "La sangre es más espesa que el agua" para justificar un grado de lealdad entre familiares que no puede - según la creencia popular - nunca ser igual entre las personas que no estén entrelazados por la sangre. En español, me parece que se dice "la sangre tira". Lo que no sé es hasta qué punto estas creencias afectan igual a las familias adoptivas en paises angloparlantes que en los de habla española - y es interesante considerarlo porque la información que recibimos sobre la adopción proviene en gran parte de Estados Unidos.

La Doctora Mary Watkins es psicóloga clínica; su colega la Doctora Susan Fisher es psicoanalista y profesora de psiquiatria de la Universidad de Chicago. Las dos son madres adoptivas y a las dos les sorprendieron los comentarios que recibieron una vez que habían decidido adoptar. "Nos hemos encontrados en situaciones sociales donde las personas (normales y corrientes) nos han criticado por hacer algo peligroso, estúpido o arriesgado."

Describen la clima en EE.UU. como una cultura donde hay padres que ruegen a sus hijos adultos no adoptar y donde las leyes de la mayoria de los estados diferencian entre hijos adoptados e hijos biológicos, excluyéndoles de las herencias si no hay mención explícito de ellos (en el testamento). "El nuestro es una cultura en la que algunas parejas pasarán años intentando concebir a un niño y luego preferir quedarse sin hijos en vez de "arriesgar" la adopción o intentar amar a un niño que no experimentan como suyo. Es una cultura en la que la infertilidad se ve muchas veces como una señal de que uno no es apto para tener hijos, en vez de simplemente un estado biológico.


"Nuestra cultural, como la mayoría, considera que 'nuestros' genes son mejores que los de 'otros' - sean de otras clases, otras razas, otras religiones, otras naciones, otras culturas. Y experiencia al contrario no cambia esta actitud."


Está claro que - por lo menos en la mente de las personas - existen en mi país, unas creencias sobre "lazos de sangre" que confieren un valor especial a la biológia. ¿Es igual en España y en los países de Latinoamérica? Me gustaría saberlo.

El concepto de familia que he tenido la gran suerte de conocer - y vivir - en España durante los últimos 16 años es tan distinto a lo que experimenté en EE.UU. durante los primeros casí 30 años de mi vida. Esto me hace pensar que quizás aquí cuando alguién dice que "la sangre tira", no significa exactamente lo mismo que cuando lo decimos en USA.

Sin embargo, de vez en cuando alguna madre española me ha dicho algo como:

"Adoptar me parece muy bien, pero no sé si yo sería capaz de querer a un hijo que no fuera mio."

Está claro que ve algo especial en los lazos de sangre que comparte con sus hijos, que cree que de alguna manera, la sangre tira, que es "más espesa que el agua"...

¿Es posible que aquí también hayan personas que creen que la vía biológica representa la fórmula más correcta y segura de crear una familia - y que la falta de vínculos biológicos es inferior y puede ser problemática?

¿Es posible que aquí también hay familiares que no aceptan a un miembro adoptado por no compartir los mismos genes?

¿Podría ocurrir, como he leído en un libro de USA, que un familiar no quiere permitir que una persona adoptada herede objetos de valor sentimental de la familia?

Desde adoptar a mi hija, he recibido muchísimos comentarios tanto en España como en USA, comentarios de todo tipo. A veces me pregunto cuantos tienen sus raices en la importancia que damos a los lazos de sangre... También me preocupa como esta forma de pensar puede afectar a mis hijos, a nuestra familia.











viernes, 27 de abril de 2012

Cuéntale cómo pasó...

La herramienta más poderosa que he desarrollado como madre es la capacidad para contar relatos personales a mis hijas. Así comparto con ellas las grandes lecciones que he aprendido a través de la resolución de importantes conflictos o  de retos que he superado.


"Un relato personal no es una anéctoda o un chiste. Se trata de una herramienta de comunicación estructurada en una secuencia de acontecimientos que apelan a nuestros sentidos y emociones. El exponer uno o varios conflictos personales, y cómo el protagonista los resuelve, revela una verdad que aporta sentido a nuestras vidas."
- Antonio Nuñez, Storytelling en una semana


¿Cómo comunicamos con nuestros hijos sobre temas como la droga o el alcohol? ¿Cómo transmitimos la importancia de estudiar? ¿Cómo les enseñamos lo que significa perdonar - o pedir perdón? Y - como padres adoptivos ¿Cómo ayudamos a nuestros hijos a dar sentido a los complicados hechos de sus vidas? Todos estos temas y muchos más se puede tratar de forma muy eficaz, efectiva y ENTRETENIDA a través de los relatos personales.


Desgraciadamente los padres tenemos una tendencia patológica a ocultar de nuestros hijos los conflictos, problemas y dificultades más importantes de nuestras vidas para no preocuparles, para no quitarles la inocencia, para "protegerles". ¿Protegerles de qué? ¿De la verdad? ¿De cómo es la realidad de la vida? ¿De las lecciones que podrían aprender si solo estuviéramos lo suficientemente valientes como para compartir con ellos los verdaderos relatos de nuestras vidas?


En su excelente libro "Storytelling en una semana", Antonio Nuñez habla de los elementos de un relato personal:


Conflicto
Sin conflicto, no hay relato, nos explica este Consultor de Comunicación especializado en "storytelling" (el arte de contar una historia). Cada conflicto, problema o reto que hemos superado es una fuente de sabiduria que podemos compartir con nuestros hijos. Puede que no tengan que superar el mismo problema, pero les va a enseñar las pautas para enfrentarse a sus propios dilemas en la vida.


Secuencia de Acontecimientos
Hay que dar forma al relato a través de una secuencia - quizás cronológica, quizás organizado de otra manera - pero tiene que seguir una secuencia lógica. Para Nuñez, esta es la "navaja suiza" de las estructuras:


Reto - contar el reto, explícales a tus hijos el problema que tuviste. 


Mentor - en los relatos personales suelen haber un mentor, según Nuñez, alguién que da consejos, apoyo, ayuda, alguién que comparte su experiencia, su sabiduria y que proporciona claves para solucionar el problema. 


Objeto Mágico - el objeto mágico parece ser cualquier cosa que sirva como llave para abrir la puerta y solucionar el problema. 


Aprendizaje - Hacemos más real el relato si compartimos los detalles de nuestra lucha, de como fuimos aprendiendo y adquiriendo nuevas habilidades que nos equiparían para vencer al final, para llegar a la cima de la montaña. ¿Cómo te hiciste fuerte? ¿Qué tenías que hacer o cómo tenías que cambiar para poder conseguir tu meta? A través de las respuestas puedes transmitir valiosa información que puede enseñar a tu hijo mucho sobre lo que significa luchar para conseguir algo. .

Batalla - Esto Nuñez también llama "el momento de la verdad". 


Recompensa - Por fin toca el desenlace. Ahora ganamos la batalla, recibimos el premio, conseguimos el meta, llegamos a la cima de la montaña...  Dice Nuñez, "En esta última fase de la estructura narrativa el entorno socila del protagonista reconoce públicamente lo acertado de su decisión, certifica su éxito y le agradece el esfuerzo realizado y el riesgo asumido. La manada de primates ve reafirmado la vigencia de su cultura o, por el contrario, ve cómo uno de sus miembros la modifica para bien, adaptándola a un nuevo entorno o nuevos tiempos."


Sentidos y Emociones
Nuñez nos explica como debemos de despertar todos los sentidos y también las emociones a través del relato. Así lo hacemos más real y memorable. Así nuestros hijos van a prestar atención y vivir el relato.


Verdad
Cómo explica Nuñez, "sea ficción o no ficción, tu relato personal contendrá las verdades de la tribu". Si no, nadie prestará atención.


Sentido
Los relatos personales nos ayudan a dar sentido a nuestras vidas. A través de nuestros relatos, nuestros hijos aprenderán a dar sentido a sus propias experiencias.

Storytelling en una semana es un recurso excelente. Lo recomiendo para comprender mejor el valor de los relatos en la vida. Es cortito y cuesto menos de 8 Euros - y vale mucho la pena.


Los seres humanos estamos programados para escuchar cuentos. Prestamos mucha atención a los cuentos. Recordamos muy bien los cuentos. Y aprendemos muchísimo de los cuentos.


Cúentale a tu hijo cómo pasó - por mucho que te doliera, por muy difícil que te fuera, por mucho que te costara, por mucha verguenza que te de, por muy tabú que te parezca el tema, por mucho que quieras esconderte detrás de las apariencias para quedar bien y ser recordado como un/a santo@... Tienes mucho que contar y tu hijo tiene mucho que aprender de tu vida, sobre la vida misma y para poder vivir bien su propia vida.


Venga, cuéntele cómo pasó...





Si quieres, puedes visitar la página web de Antonio Nuñez.














domingo, 1 de abril de 2012

¿Cuánto saben? ¿Qué comprenden?

Hay un ejercicio muy interesante en el libro "Detrás de la Máscara - Comprendiendo a los Adolescentes Adoptados" (sólo en inglés) de Debbie Riley. Según esta experta en adopción es sumamente útil pedir a un adolescente adoptado - sobre todo delante de sus padres - que cuenta la historia de su adopción.

Esto es lo que dice Riley:
"Al contar la historia de la adopción muchas veces se descubre lagunas importantes en la comprensión o la transmisión de información. En algunos casos, es evidente que los padres no han contestado de forma adecuada a las preguntas que han ido surgiendo durante el desarrollo del niño. Demasiadas veces, puede que hayan compartido la información, pero debido a la carga emocional de la información y/o el temperamento o la fase del desarrollo del niño, fo fue procesado o interiorizado por el pequeño. De hecho, lo más frecuente es que el adolescente presenta una historia llena de huecos. Puede que el padre dice, 'María, te dije que si conocí a tu madre biológica cuando naciste y que su nombre es Elena.' El niño puede contestar con indignación, 'No lo hiciste. Nunca me dijiste que sabías su nombre.'"
Es por eso que los expertos nos dicen una y otra vez que tenemos que hablar de la adopción a lo largo de la infancia de nuestros hijos. No puede tratarse de prepararnos por ese gran momento en el que le decimos que es adoptado. Tampoco podemos quedarnos en la etapa del "cuento", ese cuento tan bonito que comienza con nosotros, con nuestro viaje, con el momento en que le conocimos.
Hay que ir más allá para hablar de todo. Hay que comenzar desde el principio, en el momento del nacimiento del niño o antes incluso - para hablar de la concepción, del embarazo, de las posibles circunstancias de sus progenitores, de su familia de origen, de su país de origen, del mundo en el que iba a nacer, en el que nació al final.
Es fácil olvidar lo difícil que es para un niño comprender la vida, los miles de conceptos tan complejos que hace tiempo logramos comprender nosotros. Es difícil imaginar cuantas veces un hijo necesita volver a hablar de los hechos de su vida cuando son tan complicados, llenos de informaciones muy difíciles de asimilar.
Otra cosa muy importante es el factor emocional. Riley habla de la "carga emocional" que tiene la información a veces. Algunos hechos de la vida de nuestros hijos les van a crear un especie de "shock" al oírlos porque no van a ser lo que esperaban ni lo que querían oír.
Hablar no es algo que hacemos una vez, ni dos. Tampoco se trata de buscar momentos "perfectos". Es algo que se hace con normalidad y naturalidad siempre y cuando surga la necesidad. Y si no surga la necesidad de forma natural, como padres, buscaremos la forma de hacer surgir conversaciones importantes y necesarias.
Mejor que lleguen a la adolescencia con una base sólida, comprendiendo bien su historia y fuertemente equipados para interpretar los hechos de la manera más sana, madura y positiva posible. Puede suponer la diferencia entre una adolescencia tormentosa o un periódo quizás un poco más difícil de lo normal, pero que cabe dentro de la normalidad.
Así que, mejor no esperar a la adolescencia para hacer esa pregunta tan importante. Mejor pedir a nuestros hijos de vez en cuando que nos cuenten la historia de su adopción, de su vida. Solo así vamos a conocer lo que realmente saben y lo que de verdad comprenden.

sábado, 17 de marzo de 2012

Lo que significa la familia

Os voy a contar una historia real, de una niña que conozco.

Fue adoptada de China con 12 meses - el día después de su primer cumpleaños. Estaba muy bien. Había estado con una familia de acogida que debía de haberla cuidado muy, muy bien.
Su madre en España creía que por haber sido adoptada tan pequeña, su pasado no le afectaría demasiado, sobre todo considerando lo bien cuidado que tenía que haber estado en China.
Sin embargo, pasaban los meses y los años y la niña seguía mostrando un grado de inseguridad que no le parecía normal a su madre. Había hasta situaciones en que su madre no podía ni dar la vuelta de la esquina sin que la niña se pusiera muy nerviosa - y esto seguía siendo el caso años después de unirse con su familia.
Pero fue en Segundo de Primaria cuando la situación llegó a un punto de inflexión.
Fue entonces cuando la profesora dejaba a los alumnos - por primera vez - salir solos para buscar a sus padres en la puerta del colegio. Era realmente un hito para los niños, ya eran mayores, ya no tenían que ir de la mano de la profesora. Sin embargo, no fue así para esta niña. En cambio, fue una experiencia que le producía terror... si su madre no estaba allí mismo en la puerta esperando.
La primera vez que su madre llegó un par de minutos después del timbre, pudo ver a la niña desde lejos. Tenía la cara congelada con miedo (una expresión particular que la madre ya conocía bien). Cuando vio a su madre, comenzó a llorar. Y cuando la madre se acercó para preguntarle que le pasaba y cogerle de la mano, empezó a gritar con rabia, "¡Tú no estabas! Tú no venías!" Estaba temblando con rabia.
Por mucho que su madre intentaba tranquilizarla, parecía que no era capaz de perdonarle.
"Pero hija," dijo, "No te enfades tanto. Sólo he llegado un par de minutos tarde. No siempre voy a estar aquí mismo en la puerta. Tenía que aparcar nada más. Si tienes que esperar un poquito no te preocupes. Tú sabes que voy a venir. YO SIEMPRE VENGO POR TI."
Pero parecía que la niña no lo tenía tan claro. Porque durante los próximos meses, tuvieron que repetir el mismo escenario varias veces. Hasta que un día, la madre se dio cuenta de que tenía que cambiar de estrategia. Y esto es lo que dijo:
"Hija mía, Ya te he dicho que siempre, siempre voy a venir a recogerte en el colegio. ¿Pero qué pasaría si algún día me pasó algo y no podía venir? ...Entonces vendría papá. ¿Y qué pasaría si papá tampoco podía venir por algún motivo? ...Entonces tu hermana mayor llamaría a tu abuela y ¿sabes lo que haría la abuela? Como vive lejos, llamaría a la tía María para que viniera a recogerte y ella se quedaría contigo hasta que llegaron los abuelos. ¿Y qué pasaría si los abuelos tampoco podían venir? ...Entonces tú tienes un montón de tío y tías - y todos estarían preocupados por ti... (Y comenzaron a repasar la lista de tíos, tías, primos y los demás miembros de la familia). Porque hija mía, tú no solo tienes a nosotros, a mamá y a papá y a tus hermanos - tienes a mucha, mucha gente pendiente de ti. Todos te quieren y todos van a estar siempre allí por si les necesitas."
Fin de la historia. Desde entonces, ha podido llegar al colegio incluso 10 minutos tarde sin incidencias.
Me encanta esta historia porque es un buen ejemplo de algo difícil de comprender: hasta qué punto nuestros hijos necesitan hablar de lo que significa una familia. En su libro "El Apego en la Adopción" (solo en inglés), la trabajadora social, Debora Gray, habla bastante de este fenómeno, de niños que necesitan que alguien les explica una y otra vez, y que les enseña a través del ejemplo, lo que significa una madre, un padre, unos abuelos, unos hermanos.
Los "Niños Velcro" (los inseguros que se quedan pegados a sus padres) necesitan oír una y otra vez que sus padres van a volver - y quizás también necesitan más explicaciones para comprender que hay detrás toda una red de apoyo en la familia extensa. Porque ellos saben, por experiencia propia, que las personas pueden no volver. Incluso los que no se acuerden conscientemente, lo saben porque les hemos contado su historia y a partir de los 6 o 7 años tienen muy claro que para ganar una familia, primero tuvieron que perder otra.
Los "Niños Teflón" (los que "no necesitan a nadie"), necesitan saber que ya pueden bajar las defensas, que dentro de una familia las personas se dependen el uno del otro, que pueden dejar que sus padres le mimen y le cuiden, que no se tiene que preocupar por todo - porque ahora tiene una familia. Si ha pasado mucho tiempo institucionalizado, puede que necesite bastante formación para saber relacionarse con sus hermanos o con otros niños - sin tratarles como competidores que tienen que ser vencidos para asegurar la supervivencia propia.
Los que hemos crecido en familia hemos interiorizado las reglas de un juego que muchos de nuestros hijos no comprenden. Otros - como la niña de la historia que acabo de contar - han tenido tiempo para conocer las reglas y parecen formar parte del juego, pero no están convencidos todavía. Su propia historia confirma que el juego no siempre termina bien y que las reglas no siempre funcionan.
En el mundo de las comunicaciones hay un fenómeno que se llama (cariñosamente) "La Maldición del Conocimiento". Es lo que ocurre cuando una persona que domina un tema, quiero compartirlo con otra persona. La "Maldición" entra cuando el que sabe mucho olvida que el otro no sabe nada de este tema, que necesita una formación básica antes de entrar en terrenos más avanzados.
Creo que es lo que hacemos muchísimas veces con nuestros hijos - y no solo nuestros hijos adoptados. Demasiadas veces, los padres nos damos por hecho que nuestros hijos deben de comprender algo que no pueden comprender. En el caso de las relaciones familiares, cuesta muchísimo ponernos en el lugar del hijo. Cuesta creer que no le es obvio algo tan básico como, por ejemplo, que mamá y papá le van a querer "para siempre" (un concepto bastante abstracto, por cierto).
Como padres, tenemos que hacer un gran esfuerzo para ver el mundo desde el punto de vista de nuestros hijos - solo así podemos comunicar con ellos desde su realidad y respondiendo a sus necesidades.

viernes, 9 de marzo de 2012

No Nos Podemos Quejar... ???




Acabo de recibir un comentario muy interesante de una madre que dice "a los padres adoptivos parece que les está vedado quejarse". Es algo que he pensado muchas veces.

Cuando estamos en el proceso, esperando a nuestro hijo, no nos queremos quejar de nada por si no nos concedan la idoneidad, por si nos digan que no podemos adoptar, por si alguien se enfade con nosotros. Hay que tener cuidado...

Y una vez que hemos adoptado, hay otros motivos para no quejarse. Por fin tenemos nuestro hijo en casa. ¿Cómo podríamos quejarnos? ¿Que van a pensar los demás si nos quejamos de cualquier cosa - si llevamos tanto tiempo esperando? Así que, mientras que los demás padres se pueden quejarse cuando no pueden dormir o cuando el niño se está pasando por una etapa difícil o tiene problemas de aprendizaje, nosotros nos tenemos que callar.


¿Es cierto?

En su libro "El Apego en la Adopción", Debora Gray destaca la importancia que tiene para los padres adoptivos comunicar con los demás - sobre todo pedir ayuda o apoyo - en momentos de dificultad. Algunos de estos momentos podrían tener algo que ver con el hecho de que el niño sea adoptado y otros no. Lo importante es comprender que como padres adoptivos tenemos la misma necesidad que tiene todos los padres para sentirnos comprendidos y apoyados.

En su libro, Gray cuento casos bastante extremos, de familias que han adoptado niños que tienen dificultados para relacionarse con los demás, para confiar en las personas, para amar. Al cabo de unos meses, sus padres están totalmente agotados, pero no quieren pedir ayuda - primero para no fallar al niño, para no separarse de él o de ella, y segundo porque en algunos casos temen que los demás les van a ver como padres deficientes...

Somos padres y madres como todos. Somos seres humanos. En realidad, yo personalmente prefiero actuar en vez de quejarme, pero reconozco que hay momentos en los que simplemente necesitamos hablar con alguien y... sí, quejarnos.

Me acuerdo que después de llegar a España con mi hija, me sentí abrumada cada vez que salimos de casa con los niños. Antes habíamos sido una familia invisible, como las demás. Pero, de repente, nos habíamos transformado en una familia visible - no, SUPER visible. Llamábamos la atención de todo el mundo. Además, muchos eran los que hicieron comentarios. Había gente incluso haciendo preguntas. Yo no sabía que hacer.

Pero me daba vergüenza quejarme. No quería dar la impresión de que no estaba contenta con mi niña, que ella tenía la culpa - o, incluso que la situación fuera problemática. Pero hasta mis hijos mayores se sintieron incómodos a veces. Era algo real.

Es importante comprender que desde el punto de vista de muchísimas personas, la adopción no es simplemente una manera de formar una familia. Es un cuento de hadas; es algo sagrado; es una obra de caridad. Y como tal, no cabe la realidad diaria de criar a una familia. No hay lugar para una madre desesperada que no saber qué hacer en algún momento. Por mucho que su situación es igual que la de cualquier otra madre, algunas personas no van a poder comprenderlo simplemente porque no comprenden lo que significa la adopción.

A corto plazo, la sociedad no va a cambiar. Por eso es tan importante que haya asociaciones de familias adoptivas. Lejos de crear guetos, estas organizaciones tienen un papel primordial a la hora de normalizar nuestras experiencias. Crean espacios - reales o virtuales - donde podemos expresarnos con libertad y encontrarnos con el apoyo que tanto necesitan todos los padres.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Todos podemos echar una mano...




He sido muy crítica con algunos reportajes sobre adopción que han salido en la prensa, pero cada vez veo más trabajos serios. Creo que poquito a poco, los conocimientos sobre la adopción y su realidad están creciendo.

Este reportaje de El País, está bien investigado:


Nos ofrece una visión de un fenómeno que está comenzando ahora mismo en España, igual que ocurrió en EEUU unos años después de comenzar las adopciones internacionales. Estas adopciones hacen más visible la adopción en si. La sociedad comienza a despertar y a interesarse por su significado.

Lo que espero es que podemos fomentar también las buenas noticias, porque también hay muchas. No vamos a perder de vista el hecho de que la gran mayoría de las familias adoptivas si funcionan. Debemos apoyar a las familias que marchan bien, para que vayan creciendo con sus hijos, para que sepan como acompañarles en cada fase de su vida cuando los temas de su adopción surgan una y otra vez y necesitan respuestas o simplemente comprensión.

Debemos también extender la mano hacía las familias que no marchan bien. Cada uno de nosotros podemos hacer algo, desde conversar con otra madre adoptiva en el parque para dar a conocer los recursos existentes - las asociaciones, los servicios de postadopción, libros, cursos - hasta crear recursos en forma de asociaciones, páginas web u otro material.


Lo que no podemos hacer es quedarnos aquí mirando mientras que algunas de nuestras familias están sufriendo en silencio, confusos, debordados, no sabiendo qué hacer. Porque al final del día, todos formamos parte de una gran comunidad.


Y tú ¿Cómo podrías echar una mano?

martes, 28 de febrero de 2012

Adopción y Escuela






Algunas veces he escrito sobre dificultades de aprendizaje aquí en el blog - y siempre suscita mucho interés.


Tengo una amiga con una hija con problemas de aprendizaje. Durante dos años la niña ha participado en una terapia novedosa que le ha abierto horizontes nuevos. Ha podido aprobar sus cursos utilizando técnicas de estudios adaptados a sus necesidades.


Lo más bonito es el efecto que este tipo de ayuda tiene sobre la autoestima de un niño en una sociedad que valora tanto el éxito académico... Y mientras que debemos respetar las habilidades de cada uno y no tratar de convertir a nuestros hijos en premios Nobel (a menos que tengan aptitudes para serlo), si tenemos que hacer todo lo posible para que se realicen según sus capacidades.




Si tienes un hijo con dificultades de aprendizaje o problemas en la escuala, te animo a inscribirte en una charla coloquio (gratis) en Internet este viernes, 2 de marzo de 18.30 a 20.00 horas.


Marga Muñiz Aguilar es la moderadora. Es especialista en dificultades de aprendizaje y Directora de Recursos Psicoeducativos del Institito Familia y Adopción. También es la autora de "Cuando los Niños no Vienen de París".


Las plazas para participar son limitadas. Promete ser un evento muy interesante donde podemos participar, hacer preguntas y conocer más sobre este tema charlando con una experta de referencia.




Para inscribirse: