domingo, 28 de diciembre de 2008

Hermanos - ¿Les conviene un trato igual?


"DESAFÍO: Los ganadores deben de tener dos cosas: objetivos claros y un deseo apasionante para conseguirlos."

(Y cuando se trata de conseguir la paz entre hermanos - créeme, ¡vamos a necesitar las dos cosas!)

Los famosos celos entre hermanos afectan también a los hermanos adoptados.

Por lo que he leído, hay casos en que la mezcla de hermanos adoptados y hermanos biológicos puede ser más complicado - pero no importa la "fórmula familiar" si hay más que uno, los celos nos pueden sacar de quicio.

La buena noticia es que hoy en día hay mucha información para padres desesperados y - os juro - hay técnicas que funcionan. No 100% de las veces, pero sí pueden ayudarnos a mejorar bastante la relación entre hermanos - da igual que sean adoptados, biológicos y una mezcla de los dos. Los principios que estoy estudiando - y empleando - ahora mismo también pueden ayudar a mejorar relaciones entre primos y niños en el colegio.

Acabo de leer "Jo, Siempre Él" (disponible en español) que en inglés se titula "Hermanos sin Rivalidad". Es fantástico. Sencillo, fácil de leer y de digerir.


El tema de este escrito será el trato igual entre hermanos, y para comenzar otra historia familiar.

He contado ya la historia de mi tía que fue adoptada de recién nacida. Mi madre fue una de esas sorpresas que a veces llega en cuanto una pareja haya adoptado...

Un día mi abuela me contó que a partir de cierta edad (la adolescencia, creo) empezó a apuntar cualquier cosa que comprara o pagara para mi tía o para mi madre. Veía que - sobre todo mi tía - estaba muy preocupada para que el trato entre las hermanas fuera exactamente igual y parece que sus críticas tenían un tono que sugiriera que me abuela podría querer más a mi madre por ser su hija biológica. Ante la posibilidad de que algún día mi tía podría acusarla de haber "invertido" más dinero en mi madre que en mi tía, decidió llevar todo por escrito.

Un par de detalles de interés: mi abuela fue experta en contabilidad una mujer muy cuidadosa con el dinero, mi tía fue la gran reina de los consumidores :) (y había bastante dinero por medio en esa familia). Por otro lado, mi madre fue una persona algo desinteresada por los bienes materiales (por lo menos comparada con mi queridísima tía) y no tengo dudas de lo que cuenta mi abuela: que la contabilidad siempre fue a favor de mi tía aunque a ella no le parecía así.

Llegó el día en que mi tía dijo a mi abuela que siempre daba más a mi madre y mi abuela sacó las cuentas...

¿Lo puedes imaginar?

Incluso entre hermanos adultos, los celos pueden persistir.

No sé si mi abuela hizo bien o no. Parece que ver las cuentas fue algo bastante reveladora para mí tía, algo que le dejó con la tranquilidad de que, efectivamente, el trato había sido más que justo, sobre todo desde su punto de vista...

El trato igual entre hermanos es un tema que llega a ser un poco exagerado en muchas familias, y creo que la preocupación de mi abuela para que todo, todo, todo fuera igual entre las dos niñas podría incluso haber creado el problema que acabamos de conocer: una mujer adulta que todavía sospecha que todo no fue igual.

El libro "
Jo, Siempre Él" es una verdadera joya para padres y madres que están atrapados en el "juego de la (falsa) igualdad" - porque eso es lo que es - falso. Nuestros hijos son únicos y sus necesidades son únicas. Tratarles todos exactamente iguales hace que no hacemos contento a ninguno.


Dicen Adele Faber y Elaine Mazlish:

"Los niños no necesitan un trato igual sino un trato único." (Traduzco de la versión en inglés)

Este consejo - y la lección que viene con ello - hubiera sido muy útil para mi abuela, porque nos enseña como hacer que los niños comprenden que les trataremos en función de sus necesidades y no simplemente en función de lo que ha recibido su hermano.

Por ejemplo dicen:

"En vez de dar cantidades iguales - por ejemplo, 'Tomo, ahora tienes tantas uvas como tu hermana' - damos en función de lo que necesita el individuo - '¿Quieres pocas uvas o muchas?'

"En vez de demostrar que quieres igual a todo el mundo - por ejemplo, 'Te quiero igual a ti y a tu hermana' - mostramos al niño que le queremos de forma única - 'Tu eres la única tu en el mundo entero. Nunca podría encontrar a nadie exactamente como tú.'

"En vez de repartir nuestro tiempo por igual entre los hermanos - por ejemplo, 'Después de pasar 10 minutos con tu hermano, pasaré 10 minutos contigo (haciendo deberes, por ejemplo)' - repartimos nuestro tiempo según la necesidad - 'Se que estoy pasando mucho tiempo ayudando tu hermana con Lengua. Es importante para ella. En cuanto haya terminado quiero escuchar lo que es importante para tí.'"

Hay momentos en que todos los niños recibirán un trato igual, un regalo igual que su hermano, una chuche porque todos tiene una chucha. Vamos que tampoco tenemos que rechazar la "igualdad" por completo. El idea es demostrarle al niño que le apreciamos por quién es y que nos preocupa por proporcionarle todo lo que él necesita.

El otro día, tuve que comprar material escolar (¡otra vez!) para las niñas mayores y mi hija - la que nació en China - dijo enfadada, "¡Mamá! ¡¡¡Tu siempre compras a las mayores y no a nosotras las pequeñas!!!

Ufff... me dio directamente en el corazón. En ese momento comprendí a mi abuela, como debía de haber sentido. Pasó por mi mente imágenes de mi hijita de mayor acusándome de haber hecho todo por las demás sin haberle hecho suficiente caso... En ese momento confieso que quise comprarle el capricho que me estaba pidiendo, pero no lo hizo. Mi instinto me dijo que comprarle un capricho a ella simplemente porque tuve que comprar material escolar para las mayores no iba a solucionar nada.

Poco después leí "
Jo, Siempre Él" y comprendí que lo que necesita mi hija no es que le compro lo que quiera, o que le compro simplemente porque le he comprado a otra hermana. Lo que me está pidiendo son explicaciones. ¿Porque compro a ellas y no a ella? ¿Que significa eso - que les quiero más?

Ahora cada vez que le compro algo a ella, le explica, "Ves, te he comprado nuevos leotardos porque es lo que tu necesitas ahora mismo. Siempre que necesitas algo, yo te lo compro. Pero nosotros no compramos cosas solo para comprar..."

Sé que la obsesión de mi abuela con "un trato 100% igual" fue muy bien intencionada. Sin embargo, es obvio que no funcionó. Lo que quiero conseguir yo es que cada llamada de "¡Injusticia!" por parte de mis hijas acaba en una conversación sobre lo que es justo para cada uno. Ellas mismas tienen que ver que un trato igual no les conviene, que sólo serán iguales a la medida que reciben un trato diferente, basado en quienes son y no quienes son sus hermanos...

martes, 16 de diciembre de 2008

Hablar de Adopción - Un Caso Real

Foto de Allposters.es

Hablar de la adopción es uno de los temas más votados en la encuesta que tengo en la parte izquierda de este blog.

Comprendo que es un tema que preocupa porque los niños nos sorpreden con las preguntas y las ideas que se les ocurren. Mi hija me ha dejado sin palabras más que una vez y como explican en todos los libros: me sorprende con preguntas complejos mientras que estoy conduciendo o guardando algo en el armario o cocinando. ¡Nunca sabes de donde saldrá el próximo disparo!

Pero esto si hay confianza y saben que estás muy abierto a sus preguntas - que todo vale - y como verás en este escrito esto les servirá a equiparles para todos tipos de situaciones inesperadas a las que ellos mismos tendrán que enfrentar algún día.

Las especialistas en adopción Mary Watkins y Susan Fisher dedican la primera parte de su libro "Talking with Young Children about Adoption" (Hablando con los niños jóvenes sobre la adopción) a la teoría y luego en la segunda parte comparten las historias reales de muchas familias y como se han enfrentado a temas difíciles durante los primeros años con sus hijos adoptados.

Hoy comparto la historia de Jeff y Melissa, dos hermanos adoptados. Jeff parece ser de una adopción nacional de Estados Unidos, mientras que Melissa fue adoptada de Corea del Sur.

La primera preocupación con la que se encontró la madre fue el hecho de que los niños no crecieron en su barriga. Dice que le sorprendió el interés y las reacciones de los dos - más que nada porque pensaba que eso vendría luego, cuando eran más mayores. Sin embargo, desde muy pequeñito - los 3 años - el niño intentaba encajar su situación incluso sugiriendo a su madre que había crecido en su barriga. Cuando la madre le explicó que no, que había crecido en la barriga de otra mujer y luego fue adoptado por su madre, se puso cara de preocupado y metió el dedo en la boca. Luego, con cuatro años y medio le preguntó un día a su madre, "¿Porque mi madre de verdad no me quería?"

"¿Que piensas tu?" le preguntó su madre.

"Que no me gustaba." Dijo.

"Que no. Que no fue eso," le dijo. "Tu madre fue muy joven. No estaba casada y no pudo cuidar de un bebé. Quería que tu estabas bien cuidado y que tuvieras una madre y un padre, así que hizo un plan de adopción para ti."

Fue el primer y único día que el niño se hizo pipí encima en la guardería.

La niña en cambio tuvo otra forma de tratar la cuestión de sus orígenes. Decidió que su madre había ido a Corea para parirle. Luego volvió a Estados Unidos para más tarde volver a Corea y adoptar a la niña... así de sencillo.

Otra preocupación de los niños fue la salud de su madre. Como sabían que ella no pudo tener niños quisieron saber que es lo que le pasaba. ¿Era contagioso? Melisa quería saber si ella iba a poder tener niños algún día... He leído varias veces que esto es algo que se tiene que hablar con los niños - por muy difícil que pueda ser.

Dice esta madre que cree que quizás sus hijos han mostrado tanto interés por su adopción porque el padre también es adoptado y así se sienten libres para levantar cualquier tema.

Cuando el niño iba a cumplir seis años sorprendió a su madre pidiéndole el nombre de su madre biológico. La madre se asustó bastante. No quiso decírselo, pero decidió hacerlo porque sabía el daño que había hecho la familia de su marido negándole información sobre sus orígenes. "Gordon" dijo (que fue el apellido), y se sorprendió de nuevo al ver como el niño asimiló la información con total naturalidad y el nombre pasó a ser sólo un detalle más de su historia.

Sin embargo, cuando más tarde el niño preguntó si podría buscar a sus padres biológicos, tanto la madre como el padre eran contundentes - eso tendría que esperar a que fuera mayor de edad. Le explicaron que llegado el momento, ellos mismos le ayudarían a buscarles si quería.

La niña por otro lado tuvo otras preocupaciones. Como era de otra raza estaba muy consciente de "ser diferente" desde muy pequeña. Dice su madre que siempre buscaba muñecas con rasgos asiáticos y que en la guardería se disfrazaba con una peluca rubia a la hora de jugar a la casa. Su mejor amiga fue muy rubia y para la fiesta de Halloween quiso disfrazarse como ella. Sus padres decidieron que no fuera una buena idea.

Para ayudarle a Melissa con el tema de ser diferente los padres decidieron hacer dos cosas. Primero acogieron a dos chicos de Vietnam y parece que fue un éxito. Inspiró en Melissa un interés y ilusión por las culturas de Ásia. Tanto ella como su hermano aprendieron a comer con palillos como sus nuevos hermanos - incluso pidiendo tallarines para el desayuno como ellos.

Luego cuando tenía 7 años le enviaron a un "campamento cultural" para niños de Córea del Sur durante una semana en verano. Dice la madre que le impactó de forma importante y que desde entonces la niña dejaba de intentar esconder sus orígenes. Ahora quería demostrar a todo el mundo lo que era su país de origen. Durante todo el año escolar traía cosas relacionados con su país de origen y relacionados con la adopción para enseñar a los demás niños (en Estados Unidos tenemos la tradición en el colegio de "Show and Tell" - que es "enseñar y contar", donde una vez por semana los niños pueden traer algo que quieren enseñar a toda la clase. Se sienten todos en un círculo y cada uno tiene un minuto para contar a la clase lo que ha traído y porque.)

Sin embargo, no todo fue fácil. Cuando la niña estaba en tercero de primaria estaban estudiando el proceso de hacerse ciudadano de Estados Unidos. La madre sugirió a la niña que enseñaba a la clase algunos de los recuerdos que tenían guardados de su propio proceso de hacerse ciudadana. Le encantó el idea. Sin embargo, unas semanas más tarde mientras la madre iba conduciendo (por supuesto :) la niño dijo, "Mamá, ¿te acuerdas como expliqué a mi clase como me hice ciudadana de Estados Unidos?"

"Si, ¿como te fue?"

"Pues, después de explicárselo, la profesora preguntó si había alguna pregunta y un niño levantó la mano para preguntarme '¿Porque tus padres verdaderos no te querían?'".

"¿Y que le dijiste?", preguntó la madre - con gran dificultad para mantener los ojos pegados a la carretera.

"Pues, primero mi profesora dijo que eso era una pregunta privada. Pero le contesté de todas formas. Dije, 'Pues, la verdad es que creo yo que siempre fui querida. Mis padres que me adoptaron me querían incluso antes de que había nacido".

Y eso - creo yo - es la prueba de lo bueno que es mantener un ambiente muy abierta y de total confianza en casa. Todos nuestros hijos tendrán momentos como estos - es inevitable.

En referencia a aquella respuesta de una niña tan bien equipadísima para enfrentarse a una situación sumamente difícil, dice la madre, "No pude haberlo dicho mejor yo misma."

Pues, pienso yo que ya lo había dicho mil veces y de mil formas. Por eso su niña estaba tan capacitada para llevar una situación que muchos adultos no sabrían manejar.

Es para pensarlo. ¿No?

jueves, 4 de diciembre de 2008

Como Crece el Amor

Foto: "El Amor y la compasión son necesidades no lujos. Sin ellos la humanidad no puede sobrevivir." Dalaí Lama


"No sé si sería capáz de querer a un hijo adoptado como si fuera mio."



Es un comentario que conozco bien. Normalmente presto atención a la última parte "como si fuera mio" para explicar que estos hijos adoptados son nuestros. Sin embargo, casi me parece más significativo la primera parte de la frase:

"No sé si sería capaz de querer"

Creo que es la mayor preocupación de las personas que no están muy decididas sobre una adopción. Es lo que ocurre muchas veces cuando una mujer quiere adoptar y su pareja está indecisa y creo que es lo que muchas veces motiva a los familiares y amigos a mostrarse reacios a nuestra decisión al principio.

Es la duda. Es el no saber como será el niño. ¿Que pasaría si fuera horrible? ¿Si no me quería a mí? ¿Si me rechazaba? ¿Que pasaría si no sintiera nunco el amor por ese niño desconocido que todavía no tiene cara y que no puedo imaginar?

Hace poco estaba hablando con dos mujeres que me expresaban esa misma preocupación. La verdad es que apreciaba su sinceridad y tuvimos la oportunidad de hablar a fondo sobre el tema. Intentaba explicarles que es normal sentirse así, que muchas personas experimentan esas inquietudes, pero que es algo que tiene solución.

Y es que nuestra sociedad occidental está muy desconectada con lo que realmente es el amor. Vivimos en la sombra de un cuento de hadas donde el amor es algo mágico que "ocurre" - preferiblemente a primera vista. Por un lado aceptamos que tenemos que querer a los familiares biológicos pase lo que pase mientras por otro, hay una falsa creencia de que las personas fuera de nuestro árbol geneológico o nos gustan o no nos gustan - así de sencilla.

Es una interpretación fatalista del amor donde somos peones en un complicado juego de ajedrez, esperando conocer la próxima jugada para saber como nos va a afectar: ¿seguiremos enamorados de nuestra pareja? ¿vamos a querer al niño cuando sea adolescente?

Me acuerdo que durante el proceso de adoptar a nuestra niña de China, me quedé horrorizada con el comentario de una persona que intentaba "advertirme" de que "la niña iba a crecer - y ¿entonces que?" Quiso sugerir que igual no le iba a gustar tanto ... y ¿entonces iba a dejar de quererla? Al principio, bajo los efectos del "shock" no sabía yo ni como responder, pero me acuerdo me recuperé rápidamente para decirle que el amor que siento para mis hijos sólo puede crecer con ellos...

He escrito bastante sobre el apego en la adopción, citando muchas veces el libro de Deborah D. Gray, Attaching in Adoption. El libro está escrito para aquellos casos en que una familia adoptiva experimenta problemas para crear una relación de afecto mutuo entre padres e hijos.

Desde mi punto de vista, los especialistas en apego no son más que especialistas en la creación del amor entre padres e hijos. Proporcionan todo tipo de fórmulas, adaptadas a cada edad o etapa de desarrollo para fomentar confianza y, poco a poco, verdaderos sentimientos de amor. Tengo mucho respeto para estas especialistas que quitan el misterio al amor haciendo nos ver que es algo que podemos sembrar, cultivar y hacer florecer.

Estudiando el apego en la adopción he estado más consciente que nunca que el amor es un destino y hay muchísimos caminos para llegar a ello. El camino puede comenzar con un flechazo, pero puede que no. Y realmente no importe, lo que importe es la voluntad para hacer el viaje - de poner un pié delante de otro, de ir abriendo camino paso a paso, de no rendirse nunca y de hacer todo lo necesario para llegar allí y ayudar que el otro también llega.

Demasiadas veces leyo en la literatura sobre la adopción las palabras "Dicen que el amor lo puede con todo, pero no es verdad..." y luego nos ponen alguna situación espantosa de la que los padres no sabían salir bien parados.

Pero por eso me gusta tanto el libro de Gray. Esta especialista, tan llena de optimismo y de amor, cuenta historias realmente complicadas de niños que han sufrido todo tipo de privaciones y abusos - niños que son realmente difíciles de amar, que rechazan el amor. Una y otra vez, esta especialista nos cuenta como ayuda a las familias a superar esas situaciones y conseguir cultivar el amor en la familia.


Me refiero a Gray porque la gran mayoría de los niños que adoptamos son pequeños y no van a tener esas grandes dificultades que tienen los que vienen con un historial muy largo. Y así, quiero quitar el miedo a "ser incapaz".

Todos somos mucho más capaz de lo que podríamos imaginar. Y sobre todo tenemos una gran capacidad de amar. Es algo que tenemos que transmitir a las personas que nos ven a nosotros - los padres adoptivos tan felices - como algún tipo de santos - y dudan de ellos mismos. Nosotros lo hemos hecho, pero ¿Serían capaces ellos? ¡Claro que sí!


Una vez que se aprende la verdad sobre el amor, que es algo que se puede sembrar y cultivar con grandes dosis de tiempo, atención, paciencia y buen humor, el amor deja de ser un misterio y nos abre todo tipo de horizontes en la vida.


Creo que el propio proceso de adopción sirve para perpetuar el mito tan desafortunado de que algunos son más capaces que otros para amar. Durante meses y años nos analizan desde cada punto de vista para decidir si somos capaces o no de ser padres, es decir, de querer a un hijo...


Vuelvo a pedir que ese proceso - ese largo y arduo proceso - gira alrededor de la preparación de los padres en vez de su "selección". Si todos los profesionales, tanto psicólogos como trabajadores sociales - en vez de sólo entrevistar se volcaron en formar a las personas y a hacerles ver su gran capacidad para amar y como cultivar el amor entre padres e hijo desde el primer momento e incluso bajo circunstancias complicadisimas, irían cambiando de forma radical las perspectivas de muchas personas. Esto en cambio se iría contagiando a muchas personas mas... :)