jueves, 17 de febrero de 2011

Hablando de Crueldades



"Perdonar significa librar a un prisionero y descubrir que ese prisionero fuiste tú." -Lewis Smedes

Una madre adoptiva ha pedido mi opinión sobre si debe o no revelar a su hijo los detalles de su abandono. Es un caso especialmente cruel porque todo apunta a que los que dejaron al niño querían que muriera.
¿Hay que decírselo algún día al niño?



En primer lugar, no soy psicóloga. Soy madre y escritora. Me encanta investigar. Leo mucho. Así que lo que puedo ofrecer es mi opinión como madre que ha leído bastante sobre este mismo tema. Porque hay cosas escritas en los libros de adopción de EE.UU. para ayudar a los padres en casos de tener un hijo que fue concebido através de una violación o el incesto por ejemplo - o también en caso de haber sufrido un abandono especialmente cruel.




La respuesta más dura es esta: Hay que revelar los datos. Toda la información sobre nuestros hijos les pertenece y no somos nosotros quienes deciden si tendrán o no acceso a ello. Además, por mucho que creamos que no saldrá nunca a la luz, no tenemos ninguna garantía de ello. Incluso no revelando datos, Sherry Eldridge - autora y activista - nos cuenta varios casos de personas adoptados que siempre intuían que algo más había detrás de su historia, algo malo, algo oscuro. Cuenta en su libro "Veinte Cosas que Los Adoptados Quisieron que Supieron sus Padres" (sólo en inglés) que cuando por fin se enteran de la verdad, es muy difícil porque además de tener que hacer las paces con lo que pasó, también tienen que tratar con la rabia de no haber recibido la verdad antes.



Los secretos hacen daño a la relación padre/hijo.



Ponemos el caso de un niño que fue encontrado en un contenedor de la basura, imaginamos que llegado a la mayoría de edad, emprende una búsqueda (inútil quizás por las circunstancias de su abandono). Incluso no encontrando nada, imaginamos la desesperación de los padres que serían testigos de la frustración de su hijo y que sabrían que incluso peor sería encontrarse con la verdad. Muy difícil - pero a través de la verdad, el hijo podría aprovechar el tiempo haciendo las paces con su pasado en vez de perderlo en una búsqueda inútil y frustrante.


Ayuda Profesional



Una de las autoras que más me gusta, Holly van Gulden, que se nota que tiene muchísma experiencia con familias adoptivas, recomienda buscar la ayuda de un profesional para revelar los datos más difíciles. Es porque fácilemente el niño interpreterá los hechos en relación a sí mismo - es decir, dará por hecho que la culpa lo tenía él o que le tiraron porque fue un niño defectuoso, feo, estúpido... En casos de violación, también pueden sentirse muy culpables simplemente por haber nacido.




¿Como pueden los padres estar preparados para tratar temas de esta naturaleza? Dice Gulden que lo importante es primero encontrar a un especialista que cree firmamente en la necesidad de contar la verdad - que en vez de pregunta si "¿Sí o no?", plantea ¿Cómo? Y que sea una persona que comprende este tipo de caso y que sabe revelar los datos de tal forma que el niño vaya digiriendo poco a poco lo que ocurrió y de forma despersonalizada, que sepa que no tenía que ver nada con él, que estas cosas ocurren porque los adultos pasan por momentos difíciles y que a veces no toman las decisiones adecuadas, incluso hacen mal - pero que un tercero, incluso un niño nacido en medio de circunstancias difíciles, no tiene la culpa, ni tiene que ver, ni tiene que preocuparse por lo que estas circunstancias dicen de él.




(Ojo - el niño tendrá que recibir este mensaje muchísimas veces y de muchas formas para poder interiorizarlo a lo largo de su desarrollo, porque cada etapa de su desarrollo le permitirá ver las cosas de otra forma. Por eso puede tener que repasar la información y volver a procesarlo de nuevo cada x tiempo.)




Hay otro libro que acabo de encontrar, "Diciendo la Verdad a tu Hijo Adoptado o tu Hijo de Acogida" escrito por dos profesionales, Betsy Keefer y Jane Schooler, que han trabajado durante décadas con niños adoptados y de acogida. Nos ofrecen 10 Mandamientos para la comunicación con nuestros hijos sobre el pasado, por muy difícil que sea:

1. Hay que iniciar conversaciones con los niños sobre la adopción - porque su lealtad hacía nosotros es tan fuerte que impide que lo hagan ellos por mucho que les digamos que no nos importa hablar de estos temas.

2. Hay que cuidar el lenguaje - que sea lo más positivo posible.

3. No hay que mentir nunca al niño sobre su pasado ni sobre ningún miembro de su familia biológica. A los pequeños, se les explica la verdad en términos que pueden comprender, sin mentir, para ir poco a poco elaborando sobre esa base a la medida que vayan creciendo.

4. Hay que permitir que expresen su rabia - sin participar en ello.

5. Se puede omitir detalles hasta la edad de 12 años, pero a partir de allí deben de apoderarse de TODA la verdad. (Según van Gulden, mejor buscar ayuda si es necesario para presentar todos los hechos tan pronto como los ocho años porque entonces todavía no han entrado las complicaciones de la pre-adolescencia.)

6. Para la información más difícil mejor buscar la ayuda de un tercero - un profesional de postadopción, por ejemplo - que sabrá encauzar la experiencia.

7. No hay que "arreglar" el dolor que causa la verdad. Queremos arreglarlo todo, pero hay que aceptar el proceso por el que necesita pasar el niño.

8. No hay que juzgar la información. Por mucho que sentimos rechazo por lo que pasó, es fundamental que no juzguemos a nadie - y yo añadiría que esto incluye el país, la cultura etcétera de orígen. Nuestros juicios volverán en nuestra contra...

9. Hay que cuidar la intimidad del niño y no contar su historia a todo el mundo. Hay que enseñarle a custodiar esta información para compartirlo sólo con personas de confianza.

10. Recuerda que el niño probablemente sabe más de lo que tu crees que sabe. (¡Amen! Estoy 100% de acuerdo. ¿Es posible que sobreprotegimos a nuestros hijos a veces incluso de forma patológica? Creo que necesitan hablar de temas mucho más avanzados de los que podemos imaginar y desde edades mucho más tempranos de lo que podemos imaginar. Si hay un error común entre los padres de hoy, creo que es el de subestimar la capacidad de los hijos para entrar en diálogos profundos e importantes sobre temas de transcendencia desde bastante pequeños...)


¿Para que sufrir?


Por otra parte, como madre que también tienen que tratar temas bastante difíciles con mis hijas, creo que tenemos que enfocarnos hacía la empatía y la compasión - y sobre todo de la transmisión de estos valores hacía nuestros hijos.

Es muy fácil juzgar una situación desde fuera. Pero la verdad es que nosotros no podemos ni imaginar las vidas de las personas que lleguen a tirar a un recién nacido al cubo de la basura, o que le abandonen en una calle o que se niegen a hacerse cargo de un niño nacido después de una violenta, dolorosa y humillante violación. Cuando todo marcha bien, el ser humano no se porta así. Estas personas tienen que sufrir estados de ansiedad y sufrimiento mental inimaginables para una persona bien alimentada, bien vestida y arropada por familiares y amigos que le aprecian y que le aman.


Mucho antes que otros niños, los nuestros necesitan explorar la realidad - LA VIDA REAL - y desarrollar la capacidad para sentir compasión por los que sufren. Y para perdonarles.


En realidad, nuestros hijos van a sufrir simplemente conociendo la realidad de su pasado, y pueden aprovechar ese sufrimiento para crecer, aprender - para ser más, mucho más que los demás. Los que encuentran la forma de hacer las paces con todo, hasta el último detalle de su difícil pasado, tendrán algo muy especial para ofrecer al mundo. Conseguirán algo - una sabiduria, una capacidad para amar quizás, una mirada de compasión - que pocos podrán conocer en esta vida.


Nosotros, cuando les negamos acceso a la verdad, en realidad lo que queremos es protegerles de ese sufrimiento que tanto tiene que ofrecerles. Mejor, creo yo como madre, compartir la verdad y también el dolor y sufrimiento. No será fácil. Puede haber momentos de crisis (largos "momentos", semanas, meses, años...) y de confusión, de rabia y odio - dependiendo de la personalidad de cada uno. Pero al final del túnel, podemos ayudarles a encontrar la luz: que son quienes son gracias a todo lo que han sufrido y experimentado - no a pesar de ello.

¿Comentarios?

lunes, 14 de febrero de 2011

El Magnífico Cerebro - Niños Adoptados con Historiales Problemáticos






Para los niños que han sufrido traumas o que han crecido en un orfanato, podemos encontrar pronósticos preocupantes. Algunos expertos nos aseguran de que estos hijos nunca podrán recuperarse de todo de los efectos de sus pasados. Se basan en los daños irreversibles al cerebro a raíz de las experiencias negativas que el niño ha sufrido o quizás en la falta de experiencias (de cariño, afecto etc.) que tenían que haber tenido y que les ha privado de estímulos esenciales para su buen desarrollo.





No soy experta en neurociencia. Sólo soy una madre. Pero tengo que cuestionar estos pronósticos, sobre todo después de leer "El Cerebro se Cambia a Si Mismo" por Norman Doidge. Como dice en la portada es "Una esperanzador y extraordinario retrato de la incalculable permeabilidad del cerebro humano." El autor, por cierto, es psiquiatra y psicoanalísta.

Doidge escribe sobre algo que se llama "plasticidad cerebral" o la capacidad del cerebro a regenerarse y sobre todo a adaptarse después de experimentar un trauma o una privación (como la privación de sangre que ocurre en un infarto cerebral). Relata la experiencias de personas que han superado grandes retos, que han desafiado todos los pronósticos médicos después de sufrir alguna lesión cerebral. Que han conseguido - a través de muchos ejercicios - que sus cerebros se reorganizaron para que las zonas sanas se encargaron de las tareas que no podrían hacer las zonas dañadas. Y ya los neurocientíficos están reconociendo que el cerebro sí se puede cambiar, adaptarse y transformarse de maneras que nunca antes se imaginaron posible.


¿Que significa esto para los niños que han sufrido lesiones o daños cerebrales a raíz de traumas o privaciones? No lo sé. Pero creo que vamos a ver cada vez más técnicas para trabajar con ellos, técnicas basadas en lo que estamos aprendiendo sobre la plasticidad del cerebro, técnicas que utilizan toda manera de estímulos para ayudar el cerebro a regenerarse.

¿Milagros?


Quizás estos casos no tienen nada que ver con la plasticidad del cerebro. No lo sé. Pero me gustaría compartir un par de anécdotas que me han parecido interesantes - quizás porque estoy tan aficionada a las historias de superación:


Cuando trabajaba en la radio, entrevisté varias veces a una especialista en problemas de aprendizaje del Reino Unido. A través de los problemas de aprendizaje de sus propios hijos, ella había conocido unas novedosas técnicas para equipar a estos jóvenes con formas alternativas de acceder a sus propios cerebros y poder aprender a pesar de sus dificultades. De allí, se tituló en el programa del creador de esas técnicas y luego vino a España para crear un centro de apoyo. Desde entonces, he visto como una de sus alumnos, con serias dificultades para aprender, pudo superar - a través de muchísimos ejercicios mentales y largos meses de trabajo - sus dificultades para poder terminar sus estudios.

No estoy hablando de milagros. Ni tampoco sé si los expertos del centro mencionado se basan en investigaciones sobre plasticidad. Con ejemplos así, sólo quiero cuestionar lo que creemos posible e imposible. Porque creo que en cuanto a la historia del cerebro estamos lejos de poder escribir su final. Me pregunto que si un niño sufre problemas y algunos expertos nos dicen que hay pocas esperanzas y que tendremos que conformarnos con lo que hay - ¿Hasta que punto vale la pena tener esperanzas y buscar alternativas? Y ¿Hasta que punto - o en que momento - debemos de aceptar la realidad como es, sin empujar más?



Otro ejemplo que me ha parecido interesante es el de Barry Neil Kaufman, autor de "Happiness is a Choice" (La Felicidad se Elige) y fundador de "The Options Institute". Cuenta en su libro "Son Rise" la historia de su hijo que fue diagnosticado con autísmo - un caso aparentamente severo. Tanto Barry como su mujer se volcaron 100% en el niño, creando sus propias terapias, haciendo todo lo posible para entrar en el mundo del niño, pasando tiempo en el suelo con él, copiando sus comportamientos, comunicando con él de cualquier manera. En contra de todos los pronósticos, el niño poco a poco salió de su soledad. Hoy es un hombre normal. ¿Un milagro? ¿Resultado de las terapias? Quién sabe. ¿Es posible que podemos crear nuestros propios milagros? Después de años trabajando con otras familia, Barry y su mujer creen que sí.


Con esto, no quiero sugerir que nuestros hijos están hechos de plastilina y que podemos moldearles como queramos. Cada persona es lo que es. Cada uno tiene sus posibilidades. Hay que aceptar a las personas por quienes son y como son - pero me gustaría sugerir que quizás hay que buscar el equilibrio entre aceptar y luchar por algo que merecen todos los hijos del mundo - que es la esperanza y la posibilidad de realizarse al máximo de sus propios potenciales.


Aceptamos la personalidad, los talentos y los intereses de nuestros hijos, pero siempre - a pesar de cualquier pronóstico - apostamos por su éxito, por muy particular, especial y diferente que pueda ser.


De todas formas, si tiene un hijo que ha sufrido grandes traumas o privaciones que los expertos creen haberle dañado el cerebro - quizás truncando su desarrollo - recomiendo el libro de Doige, y también la de Kaufman que, como mínimo, darán mucho para pensar.

Cuídate a TÍ también...



¿Es de sentido común cuidarte?



Entonces ¿Por qué no lo hacemos? Sobre todo durante momentos de mucho estrés ¿Por qué no nos cuidamos mejor?



Estaba repasando el trabajo de Deborah Gray, experta en apego y autora de "El Apego en la Adopción" (Attaching in Adoption - sólo en inglés), un libro excelente y muy práctico. Y me impresionó una vez más su preocupación no sólo por los hijos sino también por los padres, que nos cuidemos bien sobre todo si estamos pasando por momentos difíciles - por ejemplo el periódo de adaptación durante los primeros meses después de recibir a nuestro hijos, o alguna etapa difícil de su desarrollo, o problemas de apego en la relación.


Todos sabemos que es importante cuidarnos, sin embargo, en los momentos de más estrés siempre parece que no hay tiempo para hacerlo. Y cuanto más sueño perdemos y cuanto peor comimos, menos tiempo parece haber. Es un ciclo vicioso y tenemos que romperlo. Gray nos proporciona el mejor motivo: nuestros hijos. Sacrificarlo todo por ellos no es lo mejor que podemos hacer. Recargar nuestras pilas todos los días sí es lo mejor que podemos hacer.


Para padres y madres estresados, voy a colgar aquí los consejos de Gray junto con los míos:

DESCANSAR

Ante todo, tenemos que descansar los suficiente para poder pensar bien. Si eres madre soltera de un niño que no duerme o padres de un niño que no se está adaptando bien a su nuevo hogar - es imprescindible o pedir ayuda a algún familiar para poder descansar en algún momento o buscar la forma de echar siestas durante el día o recuperar durante el fin de semana el sueño perdido.

Si tienes un niño con problemas de apego, puede ser muy difícil dejarle con alguién porque te sientes obligado a mantenerte a su lado hasta conseguir un buen apego, pero incluso así, poder descansar, dormir o simplemente disfrutar de un respiro es esencial. Además, dejarle un rato o un fin de semana con un familiar o un buen amigo será una oportunidad para demostrarle que siempre volverás por él.

COMER

Todos los padres pasan por fases en que parece que ni hay tiempo para comer decentemente. Pero aún durante los momentos de mayor estrés, hay que buscar la forma de alimentarse bien. Y esto no sólo significa sentarse en la mesa para comer tranquilamente - sino de cuidar lo que uno está comiendo. Curiosamente cuando estamos estresados podemos ir en busca de lo dulce, las comidas más grasas y las bebidas con cafeína o refrescos - es decir, alimentos bajos en nutrientes y ricos en ingredientes que nos nos convienen. Algunos comemos demasiado y otros demasiado poco. Conseguir un buen equilibrio, basado sólamente en alimentos sanos - en estos momentos es clave para sentirnos bien y disfrutar de una energía más duradera.

MOVERSE

Hacer algún tipo de ejercicio físico todos los días no debe de ser un lujo. Es un derecho y una responsabilidad. Es uno de los mejores alidados tanto en momentos de estrés como en momentos de paz. Según el neurocientífico John Medina, autor de Brain Rules, nuestro cerebro ha evolucionado para funcionar mientras que esté el cuerpo en movimiento. Un buen paseo refresca la menta y hace posible ver nuevas posibilidades porque mueve la sangre, limpia todo nuestro sistema y trae oxígeno al cerebro. Personalmente he visto que es una de las mejores formas de salir del ciclo vicioso del estrés.

SIMPLIFICAR

Si estás en un momento difícil - que el niño se niega a comer, que estás pasando por una etapa de rabietas increíbles, que se niega ir al colegio, que parece que tiene problemas de aprendizaje, que después de estar 3 años en un orfanato parece que habrá que hacer mucha terapia para recuperar todo lo que ha perdido - ¡Para!


Cuando ocurren momentos difíciles, lo más normal es que seguimos adelante con las mil cosas que tenemos que hacer - sin hacer cambios en nuestra vida, nuestras rutinas, el nivel de nuestros compromisos. Es un error que he cometido muchísmas veces. Ahora, después de 15 años y cuatro hijos, poco a poco estoy aprendiendo que lo primero que hay que hacer cuando entramos en alguna fase problemático es revisar la agenda para ver como podemos simplificar nuestra vida para poder responder de forma adecuada a la nueva situación.

Creo que hoy en día tenemos una gran tendencia para "sobre-programar" nuestro tiempo, nuestras familias, nuestras vidas. Vivimos en unos momentos de grandes posibilidades, aparentamente sin límites - pero en realidad no es así. La sobre-programación = Estrés + Estrés + Más Estrés. Sobre todo cuando tenemos hijos.

Bueno, estos son algunas ideas para cuidarnos durante momentos de estrés. Están inspiradas en el trabajo de Gray, pero todos han sido para mí un gran reto. Sólo después de muchos años he conseguido cultivar unos hábitos de vida sana que me han convencido de la importancia que tienen para todos nosotros - sobre todo en tiempos de estrés y crisis cuando menos tiempo parece que hay para invertir en nostros mismos.


¿Alguién quiere ofrecer más ideas?

Conversar con Niños sobre Adopción





Nos dicen que tenemos que hablar de la adopción con nuestros hijos. Pero ¿Cómo? y ¿De qué?




Conversar con los niños es un arte, de esto estoy convencida. No es que sea difícil, pero hay que hacer un esfuerzo para entrar en su mundo, escuchar con paciencia y averiguar por dónde nos quieren llevar, qué es lo que quieren saber y qué es lo que son capaces de comprender en cualquier momento de su desarrollo. También es difícil a veces, saber cómo acercarse a un tema como la adopción.




A través de los años, estoy viendo que hablar de la adopción no siempre significa "hablar de la adopción" en si, sino conversar sobre temas cotidianos que de alguna forma indirecta tienen que ver con la adopición y que nos ayudan a transmitir nuestra apertura hacía todo lo que tiene que ver con los orígenes de nuestros hijos.




Pero para que estas conversaciones tan naturales ocurran en nuestras familias, a veces es útil emplear objetos, cuentos o técnicas con el fin de hacer saltar temas que normalmente podrían permanecer ocultas.






Los Tres Relojes






Ofrezco la historia de "Los Tres Relojes" como un ejemplo. Hace tiempo decidí colgar tres relojes en la cocina: uno con tiempo local, otro con el tiempo de Seattle (mi pueblo) y otro con el tiempo de Nanchang, la ciudad donde conocimos a nuestra hija. Quería que mientras comíamos podríamos comentar lo que posiblemente estaba ocurriendo en cada lugar según la hora que era. Esperaba despertar más interés sobre los costumbres en cada lugar.






Lo que no esperaba era hasta que punto los relojes podrían ayudarnos a hablar de los orígenes de mi hija con total naturalidad. Un día por ejemplo, la niña había expresado su interés por la familia biológica y su preocupación por quizás no poder nunca saber nada de sus padres de allí.





Entonces, se me ocurrió una cosa:




"Parece que no sabemos nada sobre tu familia biológica, pero hay algo que sabemos."




"¿Qué?", me preguntó.




"Mira el reloj. Sabemos que ahora es de noche en su ciudad y que seguramente se van a la cama."




Me miró con cara de incredulidad y me preguntó, "¿Puedo decirles buenas noches?"




"¡Por supuesto! ¡Que buena idea!!"




Y así fue que, como si fuera lo más normal del mundo, la niña deseó unas buenas noches primero a su madre China y luego al padre (su hermana pequeña también se unió al esfuerzo). Volvió a hacerlo un par de veces más y luego se olvidó de la idea.




Para mí, esta es una conversación ideal sobre temas de adopción. Lejos de ser una explicación técnica/académica/perfecta de como funciona la institución internacional que es la adopción, es una conversación natural y cotidiana sobre una preocupación muy práctica que tiene un niño en un momento concreto, sobre su vida, su pasado, sobre una conexión con el árbol geneológico que de alguna manera quiere sentir - lo que sea.




La Trenza


En su libro "Veinte Cosas que los Niños Adoptados Desean que Sus Padres Supieron", Sherry Eldridge utiliza 3 lazos (de distintos colores) para crear una trenza mientras explica a los niños como pueden ir compaginando a lo largo de su vida, su herencia genética, su herencia adoptiva y su propia personalidad.




Las Piedrecitas




Holly van Gulden, especialista en adopción y autora de "Padres Verdaderos Hijos Verdaderos" recomienda la técnica de la "piedrecita". Estas pequeñas piedras no son más que unos comentarios naturales que hacemos de vez en cuando como "A veces me pregunto si ese pelo precioso lo has heredado de tu madre biológica o de tu padre biológico." Dice que es como lanzar una piedrecita a un charco y dejar que remueve las aguas - sin hacer más. Según ella, esto suele ser suficiente para remover la mente de un niño y mostrarle que nosotros también pensamos de vez en cuando en el hecho de que tiene otra herencia distinta a la nuestra - y que estamos interesados en hablar de ella. Tarde o temprano, el niño también compartirá en voz alto sus pensamientos...




Conversar es Clave




Hay miles de formas de crear un clima que fomenta la conversación sobre todo tipo de temas - no sólo la adopción. Y vale la pena que los padres apliquemos un poco de creatividad en este respecto. Para ello podemos utilizar peluches, marionetas, manualidades, la cocina, los cuentos, las peliculas, los comentarios estratégicos y mucho más para acercarnos a ellos, entrar en su mundo y hacer que hablar de la adopción sea de lo más normal para todos nosotros.



viernes, 11 de febrero de 2011

Celebrar Diferencias


La multiculturalidad está de moda.

Muchos de nuestros hijos vienen de otra cultura o incluso pertencen a una raza minoritaria en nuestro país. Así que las tendencias de la multiculturalidad nos pueden interesar mucho. ¿Como se integran las culturas y las razas con harmonía para que se viven bien, se aceptan, incluso se quieren lo suficientemente para mezclarse, casarse, trabajar juntos etc.?

Ha sido el gran reto del multiculturalismo. Y de allí nació el concepto de la "Tolerancia" - con T mayúsculo. La clave de todo. Si sólo podríamos ser Tolerantes de las diferencias, de otras razas, de otros colores de piel, de otros costumbres, idiomas, religiones, entonces, todo saldrá bien y podríamos vivir en paz.

Sin embargo, noto que en mi país natal, EE.UU. ¡ya no quieren hablar tanto de tolerancia! Hay voces pidiendo otro enfoque incluso mas positivo.

¿Porqué será?

Porque la tolerancia viene de la palabra "tolerar" que significa algo como "aguantar" - y si somos sinceros tendremos que reconocer que tolerar es algo que se hace con cierto actitud de superioridad. Toleramos lo que no podemos cambiar, aún que no nos guste, aún que nos parezca mal, aún que fuera mejor si no fuera así, si sólo pudieramos cambiarlo... De allí también viene mucha tolerancia, que funciona como una máscara para esconder lo desagradable es que no todo el mundo sea como nosotros...

Así es que ha nacido un concepto que me parece muchísimo más bonito que la Tolerancia y es la Celebración de Diferencias. Ahora en vez de aguantar las diferencias, de no quejarnos demasiado por ellos, queremos aprender a Celebrar las Diferencias, compartirlas, disfrutar de ellas. Y me parece mucho más que un eufemísmo o un intento para ser más políticamente correcto - es un cambio total de enfoque, uno de estos intercambios de palabras que cambia totalmente nuestra forma de interpretar las diferencias:


Las diferencias ya no son algo negativo que hay que aprender a tolerar, sean algo positivo que tenemos el privilegio de disfrutar.




Tanto yo como mis hijas - todas - procedemos de otras culturas. Una de las niñas es también de otra raza. Somos diferentes, es así de claro: desde nuestro aspecto hasta la comida que comemos no somos como los demás en esta sociedad. También nuestros horarios son distintos y nuestra forma de ver las cosas, incluso los temas de los que nos gusta hablar a veces son diferentes. Vayamos donde vayamos DESTACAMOS. No se puede evitar.




¿Queremos que la sociedad aprende a aguantarnos a pesar de nuestras diferencias?




¿Debemos nosotros de aguantar a esta sociedad a pesar de ser tan diferentes a nosotros?




¡Prefiero CELEBRAR juntos unas diferencias fascinantes - y a veces menos fascinantes - que nos pueden enriquecer a todos!

¿Y como nací yo?





He leído una y otra vez sobre personas adoptadas que nunca jamás escucharon a nadie hablar de su nacimiento. Dicen haber sentido como si fueron de otra planeta o como si hubieron salido de un huevo o de un avión. Otros recuerden haber tenido la sensación de haber comenzado en un orfanato o la sala de un hotel donde se encontraron con sus padres adoptivos.


Es normal que los niños tienen curiosidad por como nacieron. Y es normal que nosotros - sus padres - no les hablamos de esto porque es un tema que desconocemos totalmente, es una experiencia que hemos perdido. ¿De que vamos a hablar si no estábamos allí? Ya sabemos que no es correcto inventar, ni mentir, ni fingir.


Pues he descubierto que sabemos a ciencia cierta mucho más de lo que parece.


Primero: Sabemos que nuestros hijos fueron cocebidos.


Segundo: Sabemos que pasaron por un embarazo.


Tercero: Sabemos que nacieron como los demás niños.


Puede que no tengamos detalles para personalizar esta información, pero sí sabemos con certeza que estas tres cosas han ocurrido y podemos compartir esta información con ellos.


¿Cómo?



Hace unos meses decidí incluir todo este proceso en el "Libro de Vida" de mi hija. Encontré imágenes en Internet primero de una concepción (¡Sí! ¡Una concepción! ¿Porque no? Es la imágen de un óvalo en el momento de encontrarse con miles de espermas). Luego encontré imágenes de cada mes del embarazo para mostrar como iba cambiando el feto a lo largo de su gestión. Y por fin, busqué fotos de bebés recién nacidos. Encontré una de un bebé asiático - como mi hija. También tengo la imágen de unas manos de recién nacido y otra imágen de unos pequeñísimos piés. Como un plus, encontré la imagen de un recién nacido que acababa de llegar a un centro de acogida en China y que estaba recibiendo los cuidados de unos médicos que se mostraron muy pendientes del pequeño...




De allí he podido contar su historia. He calculado el mes en que probablemente fue concebido (que curiosamente es el mismo mes en el que tuvimos nuestra primera cita con los servicios sociales de nuestra provincia...). Para cada mes del embarazo le he explicado como iba cambiando y también que es lo que estábamos haciendo aquí en España mientras la esperábamos (había cumpleaños y otros eventos durante esos meses). Al final, llegamos a su nacimiento y le he explicado que igual que el bebé de la imágen ella también nació, que sus manos eran igual de pequeñas y sus piés igual de preciosos de los de las imágenes de las manos y de los piés. He sido siempre sincera: no tenemos las fotos actuales, pero así podemos ver como fue más o menos.



¿Cuál ha sido su reacción?



Le ha encantado. Repasa las páginas una y otra vez tanto sola como conmigo o con su padre (o cualquier otra persona que esté dispuesto). Le ha ayudado mucho para encajar su experiencia y comprender la sequencia de unos eventos importantes en su vida como desarrollarse dentro del vientre de su madre, nacer, esperarnos junto a personas que se preocuparon por su bienestar y luego por fin, llegar a nosotros - que también forma parte del libro.



Si no hubiera leído las experiencias de adultos adoptados que echaban de menos la falta de referencias sobre su nacimiento, no se me hubiera ocurrido incluir este tipo de información en el libro de mi hija. Pero ahora veo lo importante que es. Como todos los niños, ella también necesita vivir una y otra vez la historia de como ha participado en el milagro que es el nacimiento de un ser humano.

lunes, 7 de febrero de 2011

Dibujando la Familia Biológica

Desde hace años, cuando mi hija ha querido más información sobre su familia biológica, la he animado a dibujar a las personas que quería conocer. Así es que hemos ido creando toda una colección de imagenes de la familia bio. Los voy guardando y utilizando en su albúm también.

He decidido compartir tres de estas imagenes.
Esta es la primera que tenemos de "Chinamamá" (en el centro del dibujo) como le gusta llamarla. Lo pintó con cuatro años:

Tenemos toda una coleccion de dibujos de la familia en China. Han ido evolucionando para incluir a varios hermanos y creo que incluso alguna abuela a veces. Hace poco, dibujó esta imágen (abajo) de toda la familia allí (había incluso un perro llamado "Chip" pero no cabía). La novedad ha sido que les ha puesto nombres a todos, algo que me parece muy bonita.

Hace muy poco me presentó con este dibujo (abajo), que me pareció muy, muy interesante. Es la primera vez que aparecemos todos los padres. A la derecha estamos los papís aquí en España. A la izquierda tenemos a Chinamamá y Chinapapá. Por supuesto me impresionó como ella (en el centro) iba hacía ellos. Le pregunté porque y me dijo que era para darles un abrazo. Le dije que a mí también me gustaría darles un abrazo.

Hace poco estaba re-leyendo unas página de "Hablando de la Adopción con los Niños Pequeñas" (sólo en inglés) de las Doctoras Watkins y Fisher. Nos recuerden que hay milliones de niños que tienen todo tipo de familias, desde los que tienen padres que han sido casados varias veces hasta los que se han compuesto de alguna forma alternativa - y no parece ser ningún problema para ellos. Mi hija tampoco parece confusa sobre los papeles de sus dos familias. Honramos a los que están en China. Pensamos en ellos. Comentamos nuestras preguntas, teorías e ideas, pero luego tiene muy claro que nosotros somos su familia, que esto es para siempre.
Y me parece muy contenta.

martes, 1 de febrero de 2011

¿Cuál es el lugar de la Cultura de Orígen?


Agradezco a todos el gran interés demostrado por la Cultura de Orígen de nuestros hijos, y con nuestros esfuerzos - o no - para transmitírsela. Creo que el motivo de tantos comentarios ha sido mi calificación de los orígenes como ¡Una Asignatura Esencial! Y, gracias al debate que esto ha generado, tengo un montón de ideas para futuras entradas...

Pero antes, me gustaría comentar sobre los principales argumentos que he recibido en contra de las origines culturales como asignatura esencial u obligatoria:

El significado de la palabra "Cultura"
¿Qué significa para nosotros? Noto que algunos se centran en el idioma del país de origen - que si los niños van a clase de chino o ruso etc. Otros hablan de la comida, el arte, la historia, de llenar la casa de farolillos chinas... ¿Qué es la cultura de origen de tu hijo para tí? ¿De qué está compuesta? ¿Qué es cultura?

El "verdadero" país de nuestros hijos
¡He aprendido un refrán nuevo! "El burro es de donde pace no de donde nace" Como toda la sabiduría tradicional tendrá algo para enseñarnos, pero ¿qué? ¿Nuestros hijos son de aquí o de allí? ¿Pueden ser de los dos sitios? Como ha preguntado una madre: ¿Si hubiera existido la posibilidad de elegir la doble nacionalidad para tu hijo lo hubieras hecho?

Nací en EE.UU., pero mi cara viene directamente de Noruega y Suecia. Allí todos intentan hablarme en su idioma y se sorprenden cuando no puedo decir nada. Llevo 15 años en España. ¿De dónde soy? Me considero de los tres sitios. Mis hijas tienen doble nacionalidad. No nos crea ninguna confusión. Lo vemos como una ventaja - porque así lo hemos vendido en nuestra familia desde siempre.

Creo que tenemos que preguntarnos ¿Que significa la necesidad de ser de un sólo sitio? ¿Hay un sitio mejor que otro, un país mejor que otro? Si creemos que sí ¿Porque? y ¿Cómo lo sabemos?

El lado negativo de los orígenes culturales
¿Qué hacemos con todo lo malo del país de origen? ¿Hemos hecho las paces nosotros mismos con todo lo que vemos como negativo, cruel, ilógico y malo? ¿Guardamos rencor todavía por el trato que recibimos de los funcionarios de ese país, por el trato que recibió nuestro hijo allí, por todo lo que tuvimos que pasar gracias a políticas que no comprendemos y injusticias que sufrimos? De todo esto viene el famoso "Choque Cultural". Hasta que esté resuelto - y hay fórmulas para resolverlo (se encuentran en los cursos de Formación Intercultural que muchos multinacionales pagan para sus empleados internacionales - pero que tristemente no ha llegado para nosotros los padres adoptivos todavía) - el malestar que sentimos irá envenenando todos nuestros intentos para ser objetivos o positivos hacía el país de origen.

La responsabilidad de los padres hacía los orígenes
Aquí estamos muy divididos. Hay quién está conmigo en que los orígenes culturales son como las asignaturas más importantes en el colegio o como la dieta equilibrada o como la educación sexual - forman parte de la buena educación de nuestros hijos. Otros están en contra. Sus hijos no quieren saber nada - a pesar de todos sus intentos para transmitir algo positivo sobre la cultura de origen - y han decidido que lo más importante es respetar la decisión de los hijos y dejar este asunto en sus manos. De esto, tendré más que decir...

La Estigmatización
Varias personas han mostrado su preocupación por si nosotros mismos estamos estigmatizando a nuestros hijos al preocuparnos por la cultura de origen, porque resalta la "diferencia". ¿Es siempre malo ser diferente? y ¿Es posible formar a nuestros hijos sobre el valor que tiene la variedad de culturas, de pensamientos, de colores? Pero más que nada me pregunto - ¿Y si nuestros hijos son de verdad diferentes? ¿Qué les dice si insistimos una y otra vez en que son iguales - exactamente iguales - que los demás? ¿Qué les dice a ellos sobre sus diferencias si siempre estamos minimizando las diferencias existentes? ...si les comunicamos una y otra vez el valor de ser como los demás - cuando no lo son. Me ha impresionado el comentario de una madre sobre los hijos de emigrantes que intentan rechazar sus orígenes - su diferencia: "Han vivido o viven un gran desgaste emocional y vital".

Por otro lado, otra persona ha destacado la necesidad del niño a identificarse con sus padres. Totalmente de acuerdo. Por eso tenemos que destacar lo que tenemos en común (que es mucho) a la medida que reconocemos y aceptamos con total normalidad nuestras diferencias. Hay una fórmula que me ha encantado en el libro "Padres Verdaderos Hijos Verdaderos" de Holly van Gulden en que recomienda que todos los días nos esforzamos para comentar algo que tenemos en común con cada hijo - que a los dos nos gusta leer, que te gusta madrugar como yo, que a mí también me gusta el sabor fresa como tu... lo que sea.

¿Porque reconocer y disfrutar de la diferencia tendría que ir en contra de lo que tenemos en común y que nos une? Creo que es cuestión de prestar atención a las dos cosas.

La Presión Social
Esto es otro factor totalmente aparte de los demás, pero es muy importante. He leído sobre la adaptación de inmigrantes, de varias olas de inmigrantes en EE.UU. También lo he vivido tanto en mi familia (mi abuelos paternos eran inmigrantes) como en el trabajo (trabajaba con inmigrantes). Es cierto que la presión social hace que los que acaban de llegar quieren integrarse - o por lo menos sus jóvenes... Los niños y los jóvenes tienen casi una obsesión por ser como los demás. Es normal. A veces quieren olvidar sus raíces, el idioma todo.

¿Qué hacemos con la presión social - la presión de la sociedad - sobre nuestros hijos? ¡Buena pregunta! En mi caso, como inmigrante en España, lo acepto como normal, pero insisto en lo bueno de la diversidad y la importancia de recordar quienes somos - desde todas las perspectivas.

Mis hijas no han querido hablar inglés en algún momento. No han querido ser americanos. Han odiado ser diferentes. Se han hartado de mis charlas sobre cultura americana (¿Habéis visto la película "Mi Gran Boda Griega"? Pues, dicen que soy como el padre que no deja de recordar con nostalgia su país...je je). Es normal. Lo hemos aceptado y tratado con respeto y normalidad, pero el plan de formación de la familia seguía adelante. He tenido que recurrir al Arte de la Persuasión y a todo tipo de fórmulas para motivarles (desde dentro), haciéndoles ver los beneficios para ellos de tener más que sólo un país, más que sólo una cultura, más que sólo un idioma, más de todo... No es un camino de rosas, pero vale la pena. Por fin estoy comenzando a ver los frutos de este labor - ¡incluso tengo una adolescente que me lo ha agradecido alguna vez! (Casi tuve que pedir asistencia médica para recuperarme del susto:)

Etapas de Desarrollo
He notado que las dos madres de hijas que están rechazando sus orígenes están tratando o con la pre-adolescencia o la adolescencia. Creo que es muy importante tomar en cuenta la etapa de desarrollo del niño. Por supuesto será más fácil con los pequeños. No me sorprende para nada que las niñas o los niños mayores empiezan a cuestionarlo todo y a probar varias posturas en pro y en contra de todo lo que encuentran.

A mí me inculcaron valores como el perdón cuando era una niña. Pero mi padre se fue cuando tenía yo unos 13 o 14 años y decidí que le odiaba y que le odiaría durante el resto de mi vida. Pero me acuerdo como una amiga de mi madre se preocupó por mí. Un día me encontró sola y aprovechó el momento para contarme su historia, que había pasado algo parecido con su padre y como había aprendido el verdadero valor del perdón. "El rencor destrozará tu vida," me dijo. ¿Mi reacción? Le eché todo en su cara (¡que rebelde era!) y le aseguré que por mucho que me podría destrozar la vida, no me importaba, que nunca jamás iba a perdonar. Durante 7 años, hasta los 21 años continué con mi postura - pero curiosamente siempre se me quedaron grabadas las palabras de esa mujer - y un día después de tantísimo tiempo, decidí que ella tenía razón, que el rencor estaba destrozando mi vida. Llamé a mi padre para emprender el camino hacía el perdón. ¿Quién iba a pensar que necesitaría tanto tiempo para incorporar un consejo tan valioso?

No nos rendimos nunca con nuestros hijos por muy preadolescentes o adolescentes que sean, por muy rebeldes o deprimidos o desmotivados o desmadrados... ¿Respetarles? Sí, por supuesto, siempre. Pero esto no significa que aceptamos comportamientos, actitudes o posturas que les pueden hacer mucho daño a lo largo de sus vidas. No podemos estar todos los días encima, pero tenemos que ser creativos para llegar a ellas incluso cuando nos lo ponen muy difícil. Tenemos que buscar oportunidades, aprovechar cualquier posibilidad para tenderles una mano.

Al final, el odio les destrozará y da igual que sea contra una persona o contra un país, una cultura, un pueblo entero. Es una emoción sumamente negativa y les comerá vivo desde dentro.

Diferencias entre familias adoptivas y familias multiculturales
Está claro que hay una diferencia muy, muy grande entre las familias adoptivas y las familias multiculturales (como la mía que tiene madre y padre de países distintos): las familias multiculturales de alguna manera hemos conseguido una formación intercultural que no han podido recibir muchas familias adoptivas.

No quiero que creaís que esto es fácil para nosotros. ¿Por qué será que los matrimonios internacionales tienen tasas tan altas de fracaso? ¿Por qué será que tantos padres o madres intentan escapar al extranjero (volver a su país de origen) con sus hijos bi-culturales? Es por eso que las leyes son tan estrictos para viajar con niños, porque hay tantos controles. Porque no es fácil. O conseguimos una formación intercultural a la fuerza para poder seguir conviviendo o no funciona el proyecto. Es muy difícil a veces.

Por mi parte, tuve la suerte de recibir Formación Intercultural en la universidad y luego en mi trabajo con refugiados e inmigrantes, y también como estudiante internacional. ¡Como me ha servido! Es, quizás, la formación que mas valor ha añadido a mi vida. Y es lo que más me ha ayudado en la tarea de criar a una familia multicultural, de saber incorporar la cultura, de vivirla, de vencer el malestar en los momentos duros y seguir adelante - y de apreciar y celebrar las diferencias a pesar de todo.

Un buen curso de Formación Intercultural ofrece una exploración de lo que es la cultura, como nos afecta, que es el choque cultural (culture shock) que tantos sentimientos negativos, desencuentros internacionales y estrés genera y - lo más importante - como llegar a un punto de "relativismo cultural" que nos permite hacer las paces con otra cultura y transmitir su esencia (no sus farolillos ni sus vestimentos, ni su idioma - esto es mucho más que eso) con alegría. En fin, es una formación que hace posible aceptar otra cultura por lo que es, igual que aceptas a tus amigos y tus familiares por lo que son aunque no sean perfectos.

En fin, estos son algunos puntos que más destacaron para mí. Quién quiere seguir debatiendo: ¡Bienvenido!