martes, 24 de julio de 2007

Adopción y La Sociedad

Me gustaría seguir con el tema de las actitudes que la sociedad tiene hacía la adopción. Hemos visto algunos comentarios desagradables (ver La Fortaleza es un Virtud ) que a mí, por lo menos, me han dado algo para pensar.

Creo que lo importante es buscar lo positivo, que en este caso, para mí, consiste en lo mucho que podemos aprender sobre la sociedad y sus actitudes. Siento más equipada para equipar a mis hijos.


Dos expertos en la adopción tienen cosas que decir respecto a este tema. Son Mary Watkins, psicóloga clínica doctorada y la Doctora Susan Fisher, psiquiatra y catedrática. Las dos son madres de hijos adoptados y juntas han escrito “Hablando con Niños Pequeños sobre la Adopción”.

Dicen que como madres adoptivas se han encontrado con todo tipo de comentario – muchos hecho por personas que desconocen el significado de lo que han dicho – otros que son simplemente mal educados o que representan una violación de su intimidad. Algunos, reconocen, demuestran prejuicios raciales o culturales – pero todos reflejan un prejuicio general contra la diferencia.

“Para todos los padres adoptivos – tanto los que han elegido adoptar en vez de o además de tener hijos biológicos como los que han adoptado por infertilidad – la presunción en nuestra cultura de que la adopción es de alguna manera inferior a la maternidad y paternidad biológica nos afecta profundamente y podría hacer que hablar con nuestros hijos sea más difícil de lo que tendría que ser.”

Como ejemplo de esas actitudes culturales dicen que las leyes de muchos estados en los Estados Unidos distinguen entre hijos adoptados e hijos biológicos, excluyéndoles de las herencias a menos que los padres les incluyen en el testamento de forma específica. Notan que algunas parejas pasan años intentando concebir a un hijo para luego elegir quedarse sin hijos en vez de “arriesgar” la adopción o intentar amar a un hijo que ven como no suyo.

“Nuestra cultura, como la mayoría de las culturas, considera que nuestros genes son mejores que los de otros – sean de otra clase, otra raza, otras religiones, otras naciones, otras culturas. Experiencia al contrario no cambia esta actitud. Pero pocos de nosotros conocemos nuestro linaje genética más allá de un par de generaciones. Y los que sí lo conocen – si son sinceros – muchas veces están horrorizados. El mejor árbol genealógico esconde una variedad de esquizofrénicos, depresivos, hipocondríacos, alcohólicos o ladrones de caballos junto con santos y éxitos. Reuniones con parientes lejanos muchas veces nos presentan con más diversidad que una reunión de amigos.

“Una vez que la adopción ha sucedido – muchas veces sin el apoyo total de amigos, familia y tristemente incluso la pareja – uno recibe recordatorios, sutiles o no, de que esta forma de hacerse familia es, de alguna manera, tenue, defectuosa, no totalmente bien. Los bien intencionados amigos pueden buscar semblanzas entre padres e hijo como si esto serviría de asegurar que todo está bien… Una amiga íntima te pregunta, ¿No estás preocupada por como saldrá todo? – como si tu hijo tuviera más probabilidad que el suyo para convertirse en delincuente. Otro amigo pregunta delante de tu hijo si tiene más hermanos, y como conoce a toda la familia, sabes que está hablando de “los verdaderos hermanos”, nacidos de los mismos padres biológicos. Tu hijo de nueve años ha hecho muy bien en matemáticas y un buen amigo exclama, ¡Que suerte que está contigo, imagínate lo que le podría haber pasado en otra familia! Otro dice, ¡Realmente sabes encontrar lo bueno! Aunque estos comentarios pueden ser bien intencionados, dan la impresión de que tu hijo está hecho de goma o totalmente predeterminada – y algo como una criatura que ha sido cuidadosamente seleccionado y comprado en una feria de animales."

Dicen nuestras autores que “cuando hablamos con nuestros hijos sobre su estatus de adoptado mientras estamos confusos por ese bagaje cultural (es decir, actitudes culturales que nos suponen una carga), les puede parecer que les estamos diciendo que algo les pasa y que algo no está bien con su vida. También nos puede hacer sentir que nuestra conexión con ellos es tenue, no real, y sin darnos cuenta podríamos comunicarles esto.”

Por eso nos anima a enfrentarnos a todas esas ideas – ideas que están allí en la sociedad en las mentes de algunas personas – ignorantes, sí – pero todavía allí. “Los padres adoptivos tienen que enfrentarse con sus propias ideas sobre lo que hace una buena familia para llegar a comprender – como los niños pequeños lo hacen de forma natural (Pederson and Gilby 1986) – que el amor es lo que define nuestra relación con la familia.”

No sé lo que vosotros pensaréis sobre las ideas de Watkins y Fisher. Personalmente, me ha venido bien reflexionar más sobre este tema. Lo que más me impresiona es el idea de que todos los comentarios que nos hacen - por muy bien intencionados que sean - representan un prejuicio contra la diferencia. Esto es la raíz de todo.
¿Y que seríamos sin nuestras preciosas diferencias?
Pero mira lo díficil que es aceptar que tu eres distinto a mi.

No hay comentarios: