Creo que (casi) todos nosotros nos preguntamos de vez en cuando si estamos criando bien a nuestros hijos.
Y es normal que a veces nos damos cuenta de que hemos caido en algún error: el niño es demasiado consentido o un poquito rebelde, es caprichoso con la comida, es desordenado, contestón, perezoso, no comparte, no parece estar motivado para estudiar...
Para estos enfrentamientos con la realidad, he encontrado mis héroes en los padres que han adoptado a niños mayores y que han conseguido no sólo integrarles en su nueva familia sino también que los niños se recuperaron de grandes deficiencias e incluso maltratos o traumas para poder llevar una vida "normal" y conseguir ser personas responsables y felices.
Ya hemos conocido la historia de Chas y Cathy en Niños Mayores - Una Historia Verdadera. Cuando noto, por ejemplo, alguna laguna en la educación de mis hijas, me inspiro en el simple idea de esa pareja enseñando a leer, a utilizar un tenedor y a cruzar la calle a niños de 10, 12 y 15 años, por ejemplo. Cuentan como tuvieron que convencer a un adolescente del valor de pedir disculpas cuando chocas accidentalmente con alguién...
Creo que a veces nuestra sociedad tan moderna y sofisticada se olvida del gran potencial humano que no siempre se puede medir con las estadísticas o las pruebas de inteligencia. Creo que a veces nos rendimos con demasiado facilidad ante las dificultades con nuestros hijos, diciendo, "Es que ya es demasiado mayor... Es que ya no me escucha... Es que él es así... Es que tiene mucho carácter... Es que no le gustan las verduras" Y mil cosas más como si un niño de 8, 10 o 15 años ya era una persona totalmente formada sin posibilidades para adquerir nuevos hábitos, cultivar nuevos gustos, demostrar más respeto o desarrollar sus capacidades intelectuales a pesar de los resultados que nos trae del colegio.
Comprendo la importancia de los primeros 2 años en la vida de un niño - y la suma importancia de toda la infancia y también la adolescencia. Sin embargo, creo que a veces limitamos a nuestros hijos y a nuestra capacidad para formarles incluso más alla de las etapas de desarrollo en las que es más fácil inculcar ciertos hábitos y desarrollar ciertas capacidades.
Reconozco que un bebé que no recibe estímulo para hablar durante los primeros años probablemente no podrá hablar nunca. Parece claro que para ciertas habilidades tenemos una ventana de tiempo limitada para poder completar las tareas necesarias para luego realizar nuestra máxima capacidad en ese campo. Sin embargo es mejor no fijarnos demasiado en esos límites cuando se trata de nuestros hijos.
Creo que a veces nuestra sociedad tan moderna y sofisticada se olvida del gran potencial humano que no siempre se puede medir con las estadísticas o las pruebas de inteligencia. Creo que a veces nos rendimos con demasiado facilidad ante las dificultades con nuestros hijos, diciendo, "Es que ya es demasiado mayor... Es que ya no me escucha... Es que él es así... Es que tiene mucho carácter... Es que no le gustan las verduras" Y mil cosas más como si un niño de 8, 10 o 15 años ya era una persona totalmente formada sin posibilidades para adquerir nuevos hábitos, cultivar nuevos gustos, demostrar más respeto o desarrollar sus capacidades intelectuales a pesar de los resultados que nos trae del colegio.
Comprendo la importancia de los primeros 2 años en la vida de un niño - y la suma importancia de toda la infancia y también la adolescencia. Sin embargo, creo que a veces limitamos a nuestros hijos y a nuestra capacidad para formarles incluso más alla de las etapas de desarrollo en las que es más fácil inculcar ciertos hábitos y desarrollar ciertas capacidades.
Reconozco que un bebé que no recibe estímulo para hablar durante los primeros años probablemente no podrá hablar nunca. Parece claro que para ciertas habilidades tenemos una ventana de tiempo limitada para poder completar las tareas necesarias para luego realizar nuestra máxima capacidad en ese campo. Sin embargo es mejor no fijarnos demasiado en esos límites cuando se trata de nuestros hijos.
Foto: "Actua como si fuera imposible fracasar."
Pienso en la historia de una pareja que adoptó a un chico de unos 15 años que vivía en un centro para jovenes donde trabajaba el marido. Le adoptaron más que nada por piedad, sabiendo que no era mal tipo pero que iba en camino a la carcel. El chico sufría de una falta tremenda de educación y de formación. Nunca había realmente conocido el amor de una familia y había crecido en frias instituciones. Lo único que sabía hacer era ver la tele y mirar el techo (durante horas y horas). Era una persona totalmente apático. Parecía un caso imposible. Pero con paciencia y empeño, lograron que aceptara algunas pocas exigencias y límites. De alguna forma, se integró en la familia y comenzó a hacer algo de su vida. Con 18 años decidió ser militar. Cuenta la madre como volvió unos años más tarde con su mujer y sus hijos - un hombre hecho y derecho (y un buen padre).He leído muchas historias así.
La historia de Jaclyn es otra prueba de lo que se puede conseguir con mucha paciencia. Fue adoptada de China con 4 años... en contra de su voluntad. Rogó al director del orfanato a darle a una familia China en vez de una familia extranjera. Incluso pidió auxilio al taxista. Rechazó a su nueva madre e hizo la vida muy difícil a sus nuevos hermanos. No sabía comportarse ni dentro de una familia, ni fuera en la calle. Pero con mucha paciencia y amor su madre conseguió establecer una relación de fuerte amor (y adoración mutua) con su hija, integrarla en la familia y también la sociedad.
Sé que no todas las adopciones de niños mayores funcionan. Sin embargo, el hecho de que muchas sí funcionan, me inspira. Me han enseñado que cuando se trata de nuestros hijos NUNCA es tarde para mejorar nuestra estratégia, para ayudarles a crecer como personas.
Con esto no quiero sugerir que sea fácil. Sin embargo, como todo en la vida, si te atreves a intentarlo será cada vez menos difícil...
5 comentarios:
Es verdad que poner los ojos en las familias que han logrado integrar a sus hijos inspira y ayuda a despejar los negras nubes que a veces nos cubren. En mi caso, a veces veo a mi hija tan lejos de mi (todavía me tiene miedo y tiembla si me acerco sin que sehaya dado cuenta, y se defiende de mi con sus puños como si fuera su enemiga) , la veo tan tan sola, tan perdida y fragil en este su nuevo mundo que me siento fatal porque no se que más recursos utilizar y que hacer. Tiempo, ya lo se y paciencia, también lo se. Y, también, pensar que otros lo han logrado.
Tantísimas gracias por recordarme que hay personas pasando por esa situación tan difícil ahora mismo, aquí en nuestro país (España).
En la próxima entrada te voy a colgar los consejos de la madre de Jaclyn (ver esa misma entrada) que ha escrito un libro sobre su experiencia. Lo tuvo muy difícil.
¡Animos! Te deseo lo mejor y te prometo que colgaré aquí esta información en cuanto puedo (suelo colgar algo una vez por semana por lo menos).
Un beso,
Brenda
Hola Brenda, soy también mama adoptante y bio, quería felicitarte por tu blog, porque me esta enseñando muchísimo y me encanta leer todo lo que escribes. Sigue así porque contigo se aprende mucho, la adopción aun es una gran desconocida en España.
Te he dejado un premio en mi blog.
Un abrazo,
Sonia
¡Gracias Sonia por el premio!
Estoy muy agradecida y tengo ganas de conocer mejor tu blog.
Seguiré colgando información aquí.
Ayer fui al mejor librería de nuestro capital de provincia y ví que todavía hay tan pocos libros prácticos sobre la adopción. Aprecio cada uno que ha salido, pero estoy consciente de que hace falta muchísimos más. Es que ya hay tanta información, pero no está llegando todavía al mercado español. Tenemos investigadores en toda Europa y muchos en E.E.U.U. - también equipos muy buenos aquí en España. Hace falta más divulgación a través de libros prácticos, escritos para padres no sólo para profesionales...
Hasta pronto.
Brenda
Hola Brenda,
Acabo de descubrir tu blog y me encanta.
Somos una familia de 5. Nuestros tres hijos son adoptados (los dos primeros en Ucrania y la niña nacuional).
Cada hijo ha sido una experiencia nueva y un reto. El mayor llegó con 6 años y medio. El segundo con 1 y medio y muchos problemas de desarrollo. Estos dos los adoptamos a lavez pese a no ser hermanos de sangre.
La pequeña con sólo 15 dias cerró el círculo de nuestra familia.
Ahora casi nueve años más tarde del primero, somos una familia muy unida pero fue muy duro, sobretodo los 4 primeros años!!! Nuestra receta ha sido siempre la sinceridad y aceptar nuestras propias limitaciones. Animo a todos los que estais en pleno proceso de adaptacion....todo pasa pero ellos quedan.
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