Foto: "Evoluciona. Si te quedas siempre en territorio conocido, no crecerás nunca."
Hace poco mi amiga, la psicóloga Doctora Gabriella Kortsch, publicó una entrada en su blog que se titulaba "La Familia y la Gratitud Traen la Felicidad" (ver Gratitude and the Family Bring Happiness). Explica como investigadores de la Universidad de Texas han "descubierto" que la familia es el factor más importante para predecir la felicidad. Han visto que mientras que el dinero puede contribuir a nuestra felicidad, realmente los lazos familiares (es decir, la calidad de nuestras relaciones) son el mejor indicador de nuestra felicidad real.
Así que he pensado que mientras a todas las familias les viene bien fortalecer los vínculos entre sus miembros - puede que interese aún más a nosotros que nos hemos enlazado a través de nuestras corazónes con unos vínculos que pueden ser tan fuertísimos como cualquieros pero que la sociedad no siempre comprende.
Sobre todo, últimamente, con todo lo que estoy pasando con la adolescencia (muy normal) de mi hija mayor - que a veces me da la impresión que le gustaría cambiarme por un modelo más blandita (que le diera, por ejemplo, toda la libertad que quisiera sin exigir a cambio que asumiera cada vez más responsabilidad) - me doy cuenta de lo importante que es que nuestras familias aciertan en esto: que creamos y mantenemos lazos super fuertes entre nosotros y nuestros hijos. Llegará la adolescencia para todos y cuanto más fuerte, mejor.
Así que quiero volver al libro de Stephen Covey, "Los Siete Hábitos de la Gente Altamente Eficaz".
El año pasado explique su concepto de la Cuenta Bancaria Emocional (Ver Relaciones Padre-Hij@ ) que existe en cada relación - queremos o no. Según explica Covey nos interesa mantener siempre un saldo bien alto - que en las relaciones más íntimas requiere una atención constante. Como él explica, cuando entramos en números rojos, la relación empieza a resentirse. De allí nos explica como ir aumentendo los fondos para que la relación sea siempre satisfactoria y fluída, incluso durante los momentos más duros de la vida (como por ejemplo, la adolescencia).
En el libro menciona seis formas importantes de hacer depósitos en la Cuenta Bancaria Emocional - y como Covey tiene 8 hijos, siempre destaca la importancia de estos conceptos para la relación padre/hijo). Aquí los repaso con algunos comentarios mios:
-Comprender el individuo: muchas veces olvidamos que no podemos simplemente inventar depósitos según lo que nos parece lo más adecuado o interesante. La única forma de hacer depósitos de verdad en tu relación con tu hijo es conociendo bien como es, que es lo que le importa, que es lo que más quiere - y que es lo que no le interesa o no le gusta para nada...
A veces los padres pensamos en todo lo que hacemos para nuestros hijos y no podemos creer su actitud o que no son agradecidos etcétera (sobre todo en los momentos más rebeldes), pero vale la pena meternos en las zapatillas del niño o joven de vez en cuando para ver el mundo desde su punto de vista y apreciar lo que más le aprecia en este momento de su vida. Luego hay que transmitir esa comprensión no sólo con palabras...
-Cuidar los detalles: comprendiendo bien el individuo hace posible prestar atención a las cosas que le son importantes y de demostrar nuestro amor de una forma especial cuidando los detalles.
-Cuidar los compromisos: asegurar que si prometemos una cosa seguimos adelante pase lo que pase y si realmente no puede ser, lo hablamos bien y llegamos a un acuerdo. Incluso los niños más pequeños necesitan saber que si decimos una cosa lo vamos a cumplir.
-Clarificar Expectativas: según el autor del libro clarificar lo que esperamos de otra persona desde el principio (en cada situación) requiere tiempo y esfuerzo pero a lo largo supone un gran depósito. No hacerlo hace que acabamos con mal entendidos, frustraciones, problemas de comunicación. Es decir, supone muchas retiradas de la cuenta emocional. "Creamos muchas situaciones negativas simplemente por tomar por hecho que nuestras expectativas son evidentes y que los demás las comprenden y las comparten."
Para mí esto ha sido clave para llevarme bien con mis hijas mayores. No puedo exagerar la importancia de sentarnos para hablar antes de emprender cualquier proyecto familiar: las vacaciones, compartir las tareas de la casa, comenzar un nuevo año escolar, incluso ir de compras, recibir a los abuelos, comer fuera de casa, dejar que vayan con los amigos etc. Dependiendo de la edad, hay expectativas en cada situación de nuestra vida. Si hemos comunicado de antemano y de forma clara sobre los límites, ellas se suelen portar mejor y si deciden no conformarse a las normas de nuestra familia, por lo menos están preparadas para las consequencias y no acaba con "alegaciones de injusticia".
-Demostrar integridad personal: Dice nuestro autor que, "La integridad personal genera confianza y es la base de muchos otros tipos de depósitos. La falta de integridad puede ir en contra de casi cualquier otro esfuerzo para crear una cuenta de alta confianza. Las personas pueden intentar comprender al individuo, cuidar los detalles, clarificar expectativas, cuidar los compromisos y todavía fracasar a la hora de crear grandes reservas de confianza por que no son coherentes por dentro.
"La integridad incluye, pero va más allá de la honestidad. Ser honesto significa decir la verdad - es decir - conformar nuestras palabras a la realidad. La integridad significa conformar nuestra realidad a nuestras palabras.... una de las formas más importantes de demostrar la integridad es ser leal a quien no este presente. Haciendo así, cultivamos la confianza de los que sí están presentes. Cuando defiendes a los que están ausentes, mantienes la confianza de los que están presentes."
Los adolescentes están particularmente sensible a cualquier muestra de hipocrosía. A veces parece que tienen "detectores de duplicidad". (Incluso los niños pequeños están muy alertos en este sentido: "Pero mamá, ¿no me dijiste que la Coca Cola era malo para la salud? Entonces ¿Porque lo estás tomando tú? !!!)
-Pedir perdón con sinceridad: Sí - incluso los padres. Dice Covey que requiere mucha foraleza personal para reconocer que uno no tienen razón, que ha hecho mal, que "te he humillado delante de tus amigos, y eso no está bien... te pido perdón". Pero ojo: Cuenta el autor como un día estaba escribiendo en su estudio - redactando un trabajo sobre "la paciencia", si lo podemos creer. Los niños estaban jugando fuera haciendo mucho ruido hasta que uno empezaba a golpear la puerta del cuarto de baño, gritando para que la hermana abriera la puerta. El autor estaba ya harto y salió gritando a los niños, castigando al niño que golpeaba la puerta. En seguida descubrió que el niño solo quiso coger una toalla para un hermano que se había hecho daño y estaba sangrando.
Le pidió perdón pero el niño no quiso aceptarlo porque, como dijo, "hiciste lo mismo la semana pasada". Y dice Covey que lo que realmente le estaba diciendo el niño era, "Papá te has quedado sin saldo. No vas a solucionar con palabras un problema que has creado a través de tu comportamiento."
Ahora me gustaría añadir otros dos depósitos más que en mi experiencia ha sido muy importantes:
Enseñarle algo a tu hijo
Implicarnos personalmente en la formación de nuestros hijos requiere paciencia (una virtud que se puede cultivar pero que hoy en día está en peligro de extinción :) pero que puede aportar muchísimo a nuestra relación. La tendencia es para delegar esta tarea a "los profesionales", que no está mal. Sin embargo los padres también tenemos muchísimo para enseñar a nuestros hijos y es bueno que sepan esto y que están acostumbrados a aprender cosas de nosotros y con nosotros.
Enseñar a tu hijo a planificar un viaje familiar, a cocinar, a cuidar un animal, a apreciar el arte, la literatura, la música o la naturaleza, a hacer manualidades, jugar a las cartas... Creo que a veces en esta sociedad moderna con tantas prisas, estrés y "profesionalización" olvidamos del gran placer de enseñar a nuestros hijos y así conocerle mejor y crear grandes reservas de confianza en nuestra relación.
Bueno, y un último depósito que he aprendido a hacer con los años y es delegar responsabilidad a los hijos. Aunque siempre se quejan y se resistan al principio, al final, asumir con éxito cada vez más responsabilidad contribuye a su autoestima y así a su nivel de satisfacción con la vida.
Entregar responsabilidades a un hijo es un arte que hay que cultivar:
*Hay que comunicar con el hijo sobre su nueva responsabilidad
*Hay que víncular la nueva responsabilidad con un motivo para asumirlo (más libertad, privelegios, un aumento de su paga etc)
*Hay que formarle bien para poder cumplir con éxito su responsabilidad
*Hay que dejar claro las consequencias de no complir con su responsabilidad
*Y, hay que asegurar que el hijo experimente las verdaderas consequencias de sus acciones - que pueden ser positivas o negatives, dependiendo de su elección.
Bueno ¿Alguién nos puede sugerir mas formas de enriquecer la relación entre padres e hijos?
3 comentarios:
"Si el padecer con amor
puede dar tan gran deleite,
qué gozo no dará el verte?"...!?
Passavo per un saluto!
Hola:
Hace algún tiempo que leo tu blog, me parece muy interesante..y no sólo para madres y padres adoptivos, sinó para cualquiera. En mi caso leo con mucha atención tus enriquecedoras entradas sobre Consejos para Padres..tengo 3 hijos y la mayor en pleno proceso pre-adolescente. Gracias por todas tus aportaciones, me son de gran utilidad en estos tiempos en que a veces me siento perdida.
Yo también creo (aunque es muy personal)que una forma de enriquecer la relación entre padres e hijos, es el contacto físico y cariñoso. Ya no por llenarles de besos, abrazos y arrumacos, sinó el simple gesto de acariciarles al mejilla o cogerles la mano mientras vemos la tele. Puede parecer simple, pero a mi me acerca enormemente a mis hijos.
Saludos cordiales,
Eli
Gracias Eli por el comentario.
Tienes toda la razón, las muestras físicas de nuestro cariño - los besos, abrazos y simplemente sentarnos con ellos - son tan importantes.
Me alegro de que te gusten los "consejos". Si los cuelgo aquí es porque también a mí me hacen falta :)
Un saludo,
Brenda
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