martes, 8 de abril de 2008

¿Donde están los límites?

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¿Donde termino yo? ¿Donde empiezas tu?
¿Hasta donde te voy a permitir llegar con ese comportamiento, esa solicitud, ese comentario?


Es el dilema de todos los días - con familiares, compañeros del trabajo, profesores, con los hijos, incluso con gente desconocida de la calle, a veces.


El sábado repitimos una escena ya conocida, aunque todavía sorprendente y me he prometido que en el futuro ya no me van a pillar así - sorprendida.


Iba a comprar con las dos más pequeñas - que ya no son tan, tan pequeñas. Se enteran de todo. Estuvimos mirando un escaparate, yo totalmente inmersa en la oferta, buscando un regalo para una amiga.


"¡Mira que dos!" comenzó el comentario y miré justo a tiempo para ver cambiar la cara de ese señor algo mayor, su cara de confusión que en seguida empezaba a buscar en las caras de mis niñas alguna explicación. (¿Como podían ser iguales, pero totalmente distintas? ¿Como podría ser que una de ellas tenía rasgos asiáticos?)

Sí, habíamos tropezado con una de esas poquísimas personas que no se quedan satisfechas con una mirada - ni tampoco con una explicación sencilla, como vereís:


"¿Esas niñas son tuyas?" siguió el señor.


"Si", contesté sin más, sabiendo que la gran mayoría de la gente detecte rápidamente donde están los límites con esa respuesta tan sencilla. Pero este señor, tan simpático y alegre, era uno de los pocos que no puede parar - que necesita saber más.


"Pero ¿tuya, tuya? Que no esa no ha venido de tí.


"Es mia, es mi hija."
"Pues debe de haber salido al padre", concluyó con cara de total confusión, "Porque a tí no ha salido." (Vamos, no lo dijo con mala cara. Era 100% auténtico, sincero.)


Sabía yo que las cosas podrían llegar a esos extremos, pero la verdad es que cada vez que ha ocurrido (igual cada 5 o 6 meses ocurre algo así de sorprendente), me quedo tan alucinada que no se me ocurre que podría volver a ocurrir. Además, hasta ahora la niña ha sido bastante pequeña y no se ha enterado.


Esta vez, por primera vez, pude ver como la niña se sintió rara. Sabía que le estaba señalando, destacando, mirando, analizando - que esto tenía algo que ver con ella. Ya tiene cuatro años y medio.


¿Dónde están los límites?


La sociedad marca todo tipo de límites para nuestras relaciones, comportamientos, conversaciones - hay reglas, normas, tabúes, recomendaciones, consejos, sugerencias...


Pero, cuando ocurre una situación nueva, la gente se tiene que adaptar y algunos lo hacen mejor que otros.


Como norma general, nos dicen (los expertos y los padres con más experiencia en estos temas) que siempre tenemos que poner primero los intereses de nuestros hijos en estas circunstancias tan incómodos. Da igual que la otra persona es bien intencionada, que no sabe, que sólo tiene curiosidad, que es una persona muy abierta y habladora y "no pasa nada". Lo primero son nuestros hijos.


Y ¿que necesitan nuestros hijos en esos momentos? Necesitan saber que pertenecen a la familia. También necesitan saber que su historia les pertenece y que no tenemos (y no tienen) obligación ninguna de contárselo a todo el mundo.


Hay límites. Los podemos marcar. Viéndonos marcar los límites, nuestros hijos aprenderán a marcarlos ellos mismos.


Pero ¡ojo! No creo que se deba de enfadar con esas personas ignorantes. El enfado envía un mensaje negativo y no será útil para nuestros hijos en el futuro. Mejor actuar con calma, seguridad (la seguridad de una persona que ya ha reflexionado sobre estas temas y tiene claro sus prioridades) y - si es posible - con buen sentido de humor.


La próxima vez que alguién no somete a un escrutineo tan fuerte en plena calle, pienso coger a las dos pequeñas en brazos y confirmar que por supuesto son mías - y ¡Que guapas son! Y usted ¿tiene hijos?...


He leído muchas recomendaciones para tratar bien con estas situaciones, pero lo más útil, creo es recordar lo siguiente:


1. El niño y sus sentimientos y necesidades es siempre lo primero - respondemos a estas personas sólo pensando en nuestros hijos y no tanto en lo que quiere la persona que ha hecho el comentario no adecuado.


2. El asunto básico tiene que ver con límites. Una persona está cruzando las fronteras de un territorio (psicológico) nuestro y tenemos que enviar un mensaje pacífico, quizás, pero muy claro sobre donde están los límites.


3. Con cada situación incómoda que manejamos, estamos dando ejemplo a nuestros niños - enseñándoles como ser cortés con los demás a la vez que se protegen.


4. Tenemos muchas opciones en estas situaciones - podemos ignorar, enfadarnos, utilizar la situación para educar a la sociedad, ser cortés sin más, cambiar de tema, etcétera... Cuando el niño es lo suficientemente mayor será conveniente hablar de esto para que se de cuenta de que no tiene que sentirse como una víctima indefensa en estas circunstancias sino que tiene toda una gama de posibles respuestas para elegir - esto le dará una sensación de control sobre su propia vida, historia, intimidad etc.


Vuestros comentarios, sugerencias, ideas y opiniones están bienvenidos.


7 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Brenda,
Yo tambien he pasado por esas situaciones y mi hija ha tenido que oir comentarios como " Le ha tocado la loteria " , " Que buena obra has hecho ", o sin mas preguntar delante de ella como si la niña fuera un mueble por la situacion de los orfanatos en China. Ahora que tiene ya 8 años, por fin la gente ha empezado a callarse. Yo siempre he hablado con ella despues y le he explicado que hay personas que no entienden las cosas y que no solo ella sino que todos somos diferentes. Creo que hay que mirar de que no le den mas importancia a esos comentarios. Que forman parte tambien de la diversidad, en este caso de la diversidad mental y cultural de un determinado tipo de personas que te pueden señalar porque seas chino o cojo o albino o alto o bajo o por que lleves gafas o por cualquier cosa que a ellos les parezca especial. En cuanto a la respuesta a esas personas, yo les digo que es mia, si insisten, normalmente ellos mismos preguntan si es adoptada y yo lo reconozco sin mas y si dicen que que suerte tiene la niña les digo que no, que la suerte la tengo yo por que sea mi hija.
Un saludo
Rosa

Brenda Padilla Ericksen dijo...

Muchas gracias Rosa, por compartir tu experiencia.

Pienso que haces bien hablando con la niña después. Es una buena idea.

Creo que el gran reto es "no dar demasiado importancia a estas temas" sin minimizar los sentimientos de nuestros hijos.

Duele mucho que la gente te destaca como diferente y que sugieren que no perteneces a los tuyos.

Creo que estamos intentando llevar con normalidad algo que no debe de ser normal... Pero bueno, la verdad es que siempre habrán algunas personas que tienen poco tacto y - a veces - mucha cara y todos tenemos que aprender a tratar con ellos...

Brenda

Anónimo dijo...

Hola Brenda:
Con todas las diferencias del caso, me has recordado una entrada de Adoplandia
http://adoplandia.blogspot.com/2007/09/son-hermanas.html
y me alegro que una vez más coincidamos en el fondo de la cuestión
:-))

Al señor en cuestión le dije:

Bueno, usted me ha preguntado por mis hijas ¿ le importa que yo le pregunte por las suyas?

Creo que es muy importante, a pesar de la mala educación que pueden llegar a demostrar algunos, evitar de transmitir vibraciones negativas a nuestras hijas. Hay que ser pacientes y aguantar, por que con nuestro enfado o malas respuestas una de las cosas que pueden entender nuestras hijas, sobre todo cuando son pequeñas, es que el tema de la mamá verdadera, de la hermana falsa o parecidos sea motivo de tensión.
Si aguantamos el tipo y damos una respuesta con un tono sereno, aunque el contenido sea muy directo y el mensaje de corta ya! llegue claro al interlocutor, nuestras hijas no sufrirán la duda de que el tema es "malo".

Después cuando empiecen a ser un poco más mayorcitas hablar claramente con ellas será lo mejor, aunque en esa fase bastarán dos palabras, por que de situaciones parecidas habrán vivido más de una.

Cuanto bien hace, también a nuestras hijas, que haya muchas, muchísimas adopciones...

un abrazo y como siempre gracias por tu labor :-)

Roberto Pili

Brenda Padilla Ericksen dijo...

Como siempre, gracias Roberto,

He ido a tu página

http://adoplandia.blogspot.com/2007/09/son-hermanas.html

Me encanta - tanto tu escrito, como los comentarios.

La verdad es que todo esto es lo que nos viene por sorpresa. También tengo la sensación de que somos un espectáculo para los demás.

Realmente, a mí, casi me da igual (pero más que nada porque ya soy una adulta, y puedo pasar de esas cosas), pero sé que un niño entrando en la adolescencia se muere de verguenza - y no quiero que mi niña tiene que sentir así.

Pero, bueno, esto es nuestra vida y tengo que ir equipando a cada niña según lo que necesita...

Gracias por tu aportación. Recomiendo que todo el mundo lea lo que colgaste en tu blog.

Un saludo,

Brenda

Anónimo dijo...

Hola Brenda, ha sido muy interesante poder conocerte en la comida de hoy y poder conocer tu blog. Aunque yo haya vivido una adopción nacional creo que muchas de las cosas que pones en tu página me van a ser muy útiles tanto a mi como a mis familiares. Además, podré informar a otras personas para que la visiten y sepan que pueden contar con tu experiencia y sobre todo que no están solos. Un saludo y un abrazo. Carmen

Brenda Padilla Ericksen dijo...

Carmen,

Ha sido un placer conocerte también. Me alegro tenerte a bordo aqui en al blog. Sé que puedas aportar ideas muy interesantes.

Un beso,

Brenda

Brenda Padilla Ericksen dijo...
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