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"Visión: Lo único límite a lo que puedes alcanzar es hasta donde puedes ver."
Niños blindados, resilientes, fuertes para la vida.
Los padres sí podemos equipar a nuestros hijos para enfrentarse a los momentos más duros de la vida - desde el insulto que sufran en el patio del colegio hasta el momento en que se enfrenten al vació que representa la falta de información sobre su pasado.
¿Conocéis al psicólogo Martin Seligman, padre de la "Psicología Positiva"?
Estoy leyendo su libro "El Niño Optimista" (The Optimistic Child) - imprescindible para padres adoptivos. Enseña como fomentar la resiliencia a través del optimismo.
Pero ¡ojo! El Dr Seligman NO enseña un optimismo simplista y fácil, el llamado "pensar en positivo".
Estamos hablando de una forma de entender e interpretar la vida. Se llama "estilo explanatorio" y tiene que ver con el sentido personal que cada uno da a los acontecimientos de su vida.
Como padres, tenemos que ser muy atentos a la interpretación que nuestros hijos dan a los eventos de su vida, porque podemos influir en ello de forma que sean más realistas e optimistas durante el resto de sus vidas. Según Seligman, un niño pesimista - que se ve como el fuente de sus propios problemas y víctima permanente de las circunstancias de su vida - puede pagar por su forma de pensar a lo largo de su vida con su felicidad, su salud y más.
¿Qué es lo que tenemos que enseñar a nuestros hijos para que sean optimistas de verdad?
1. Permanencia
Por un lado, queremos que vean los malos momentos como algo temporal.
En vez de: "Los niños adoptado se sienten tristes porque no pueden conocer a sus familiares biológicos" (dicho como si fuera un hecho permanente que no se puede cambiar)...
Mejor: "A veces me siento triste porque no puedo conocer a mi familia biológica" (es decir, esto es algo que puede ocurrir a veces, pero no tiene porque continuar).
Por otro lado, queremos que vean que los buenos momentos surgen de algo permanente.
En vez de: "Me han dejado jugar porque estaban de buen humor." (temporal)
Mejor: "Me han dejado jugar porque les gusto." (característica permanente)
En vez de: "He ganado porque hice un gran esfuerzo esta vez."
Mejor: "He ganado porque soy una persona muy trabajadora."
En vez de: "Mi madre me lleva a comprar porque está de buen humor."
Mejor: "Me lleva consigo porque me quiere mucho."
2. ¿Global o Específico?
Por un lado, queremos ayudarles a ver lo malo como algo muy específico - y no global.
En vez de: "A nadie le gusta los niños con piel oscuro." (global)
Mejor: "A Juan, no le gusta los niños con piel oscuro." (específico)
En vez de: "Los niños adoptados tienen problemas en el colegio." (global)
Mejor: "La Señorita Marcos ha dicho que los niños adoptados tienen problemas..."
Por otro lado, queremos que vean lo bueno en términos globales.
En vez de: "Soy lista para las ciencias." (específico)
Mejor: "Soy lista." (global)
En vez de: "Tengo una familia porque me han elegido a mí." (específico)
Mejor: "Tengo una familia porque lo merezco - porque todos los niños merecen tener una familia."
3. Responsabilidad
Por un lado queremos que reconoczan su responsabilidad - y culpa - cuando hayan hecho algo malo, pero también que sean capaces de reconocer la responsabilidad del otro, sea un niño o un adulto. Como dice Seligman:
"Mi objetivo es enseñar a los niños como verse de forma realista, para que cuando tengan la culpa para los problemas, se responsabilizan e intentan corregir su comportamiento, mientras que cuando no tengan la culpa para un problema, siguen conociendo su valor como persona."
No hay fórmula para esto. Se trata de hablar mucho sobre los acontecimientos de cada día, razonando, preguntando y poquito a poco desarrollando la capacidad del niño para diferenciar entre su responsabilidad y la de los demás...
Esta es una tarea delicada pero imprescindible para los padres - sobre todo los adoptivos. Recuerda que nuestros hijos fácilmente se culparán por el hecho de que sus padres biológicos no se quedaron con ellos. Así que cuanto más podemos trabajar este punto, a través de los acontecimientos cotidianos - mejor.
Personalmente, intento asegurar que mis hijas incluso vean con ojos realistas todo lo que dicen y hacen los profesores de colegio. Por un lado, quiero que reconoczan su propia responsabilidad como alumnos en cualquier incidente y que sepan que siempre tienen que mostrar respeto a sus profesores.
Pero también, cuando hay un mal momento, hablamos de la humanidad del profesor, que puede tener un mal día, puede hacer un error, puede no saber decir las cosas de la forma más adecuada, puede no saber que no se debe de etiquetar a las personas... Esto digo porque el papel del profesor en la vida de un niño es muy importante y precisamente para eso, también tienen que blindarse en este ámbito de su vida.
En el caso de nuestros hijos, no todos los profesores van a tener la misma sensibilidad a la hora de tratar temas de adopción, arboles geneológicos, comentarios racistas (incluso alguno podría - sin darse cuenta - caer en la trampa) o dificultades de aprendizaje (todos hemos oído las famosas etiquetas: "Es muy floja." "Es que no vale para estudiar." "No sabe trabajar." "Es una niña muy..." Mejor que los niños sepan interpretar estos comentarios con sabiduría, pensando, "La Seño piensa X, pero sé que soy capaz de...").
Para más información, recomiendo el libro "El Niño Optimista". Explica el programa entero del Dr Seligman.
4 comentarios:
He preguntado por el libro, pero parece ser que está agotado. Pero en Amazón quedan algunos de 2ª mano.
Looks like a very interesting book!
Gracias Brenda y un saludo,
Cris
Como seimpre las entradas enriquecedoras e interesantisimas. Un buen princioio al hilo es predicar con el ejemplo. es decir ser coherentes con nosotros mismos y no dejarnos caer en el pesimismo o el victimismo para que ellos imiten. la apacidad de resurgir de un problema y desterra la palabra culpa, son buenos principios.
un beso y gracias
laura
Me encantó tu artículo y el enfoque positivo que da este libro, estoy completamente de acuerdo a que este enfoque es el que ayuda a vivir mejor.
Monica
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