viernes, 11 de enero de 2008

Las Preguntas de Emily

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Seguimos con el tema de "hablar sobre la adopción". Aquí os traduzco el relato de Emily, una niña a quien le gusta escribir y que ha compartido su historia en el libro "Underground Feelings" (Sentimientos Subterraneos) por Doris A. Landry y Julie Kimball-Kubiak. Lo encontré reproducido en "Adoption Parenting":



"Cuando tuve 11 años empecé a tener muchos más pensamientos y preguntas sobre mi adopción. Esto me hizo sentir incómoda. ¡No podía entender cual era lo que me pasaba! Fui adoptada al nacer y mis padres siempre han sido 'mis' padres. Me hablaron sobre mi adopción desde el primer día y siempre hemos hablado de ello de forma abierta. Tenemos libros, cuadernos y más libros. Creo que pensaban que yo iba muy bien - así que era aún más difícil ir a hablar con ellos sobre mis preguntas.


"Tengo muchos amigos, soy buena jugadora de volley y soy miembro del consejo de estudiantes. Saco buenas notas en el colegio y todo el mundo dice que soy lista y que tengo buen autoestima. Me gusta oír esto y así es como me siento la mayoría del tiempo. Pero entonces empiezan otra vez las preguntas sobre mi adopción - y no paran de molestarme.


"Empecé a estar de mal humor y - según mi madre - incluso me enfadé por detalles sin importancía. No pude concentrarme en el colegio y ¡me empezaron a bajar las notas! Nadie sabía que era lo que me pasaba - ni siquiera yo. Me sentí muy confusa. Mis padres estaban cada vez más preocupados por que no quise hablar con ellos. La verdad era que les gritaría y luego me sentía culpable. Ellos parecían estar tan confusos como yo, así que me dijeron que ibamos a quedar con un especialista que sabía mucho sobre los niños que habían sido adoptados.


"¡Pensé que iba a odiar el hecho de tener que hablar - y también iba a odiar al especialista! ¡Que iba a saber ella! Pero, quien sabe porque, parecía que sabía lo que yo estaba pensando. Fue muy raro, pero no de todo malo. No me obligó a hablar y parecía comprender también lo que le estaba diciendo mis padres. Mientras la escuchaba me sentí sorprendida al descubrir que yo no era la única que pensaba en mis padres biológicos y tampoco la única en sentirme como una traidora por pensar en ellos.


"No fue tan odioso ir al especialista como me había imaginado. No tuve que hablar y al principio me ayudó sólo escuchar. Como soy bastante tímida, me preguntó si me gustaba escribir. Sí, ¡me encanta! Me invitó a redactar algunas de las preguntas que tenía en mi mente y traerlas a la próxima reunión. Me encontré escribiendo sobre mi adopción. No exactamente sobre todo lo que me había contado mis padres, sino sobre todo lo demás. Durante días iba escribiendo en mi cuaderno cada de vez en cuando. Después de una semana tenía páginas de preguntas. Ni sabía yo que tenía tantísimas preguntas dentro. ¡Llenaron cuatro páginas! Las miré mucho, pensando, 'No es de extrañar que no puedo pensar en otra cosa y así no puedo completar los deberes.' Es que no podía creerlo y no podía entender como había guardado tantas preguntas.


"Llevé mi cuaderno a la próxima reunión. No sabía que ibamos a hacer, pero de alguna manera empezamos a hablar. Leí algunas de mis preguntas a mis padres. Empecé a leer y parecía que nunca iba a terminar. Poder tirar todas esas preguntas al aire fue increíble. De vez en cuando tuve que mirar a mis padres para ver como iban. Tuve momentos de sentirme culpable, otras veces me sentí feliz, también sentí miedo, alivio - casi cualquier sentimiento que se puede sentir.


"Cuando llegué a la última pregunta, casi no pude hacerla - era la más grande.... ¿Porque? '¿Porque me abandonaron?' Tuve la sensación de que ninguna de las otras preguntas eran importantes. Tuve la sensación de que había querido hacer esa pregunta durante toda mi vida. Era como si hubiera sido construido dentro de mi corazón durante once años y nadie sabía que estaba allí. Tuve miedo de hacer esa pregunta, miedo por muchas razones. Mis sentimientos de pérdida en ese momento eran tan fuertes que pensé que nunca dejaría de sentirme tan triste.


"Ahora la gran pregunta había sido preguntada. Por un lado tenía miedo de que mis padres no tenían la respuesta y, por otro lado tenía miedo de que tenían la respuesta y que tenía que ver con algo terrible que tenía que ver conmigo.


"No, mis padres no tenían la respuesta, pero me sentí mejor por haber hecho la pregunta. Y también me sentí mejor sabiendo que mis padres comprendieron - de verdad comprendieron. Sabían cuanto quería esa respuesta y comprendieron lo triste que me sentí sin ella. Creo que todos estuvimos sientiendo lo mismo. Creo que les hubieran gustado haber inventado una respuesta para mi, pero no lo hicieron. Sólo se sientieron tristes por mi. Me sentí mejor no estar sóla.


"Ay, y mis padres parecían estar en mi lado. No pensaban que era un traídor por tener preguntas -¡ incluso cuatro páginas de ellas! Mientras escribo esta historia me hace feliz decir que mis notas son mejores. Y no parezco estar tan enfadada con mis padres. No creo que escribir las preguntas fue tan importante. Lo que pienso es que tenían que salir para que no me sintiera tan preocupada y para no tener tanto miedo.


"Mi nombre es Emily y fuí adoptada."


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi hija mayor ya me ha hecho esa pregunta "¿por qué me abandonaron, no me querían?"
Es verdad que parte del "éxito" en la respuesta está en COMPARTIR , en la medida de lo posible, ese entimiento que a nuestras hijas tienen y que de vez en cuando , cíclicamente, dejan aflorar a la superficie.
Saludos

Brenda Padilla Ericksen dijo...

Gracias Jose Luís,

Todavía no sé como exactamente me enfrentaré a esa pregunta - por mucho que he escrito aquí en el blog.

Cuando mi hija me hizo la pregunta - hace meses - ¿Me dejaron sólo? - Su tristeza (y su corta edad) no me dejaron contestar bien. Es que no hubo tiempo para pensar y mi instinto fue "proteger". "No, hija mía - no es que estabas sólita..."

Luego pensé - pués eso fue exactamente lo contrario de lo que me han dicho que tendría que hacer (mentir)...

Pero no lo sé. Creo que el principio que predomina es "adecuar la respuesta a la edad".

No sé de donde ella sacó la idea del "abandono" a una edad tan tierna - pero he decidido que tiene que esperar la verdadera respuesta para más adelante cuando tiene la capacidad de razonar lo suficiente como para no personalizar los hechos... Sí - como decimos - es un "tema cíclico" que vuelve una y otra vez, cada vez con más matices...