viernes, 3 de febrero de 2012

Adoptar con los ojos abiertos



Hace unas semanas, llegando al colegio para recoger a mis hijas, vi a una madre con su hijo. Fue un momento muy especial. El niño tiene unos siete años y su madre le estaba acariciando la cara y le miraba con un cariño y una ternera que me llegó al corazón. Ella se había agachado a su nivel. Él estaba - como siempre - bien abrochado en su silla. Tiene parálisis cerebral.


Criar a un niño con necesidades especiales supone superar desafíos todos los días, en todos los momentos. Muchas veces he pensado en esa madre. ¿Cómo lo hace? ¿Cómo se organiza? ¿Tiene alguién que le ayuda? El crío se está haciendo mayor, requiere fuerzas físicas, emocionales, mentales...


Verle ese día, disfrutando del niño, fue un gran placer. En medio de tantos desafíos, hay amor, placer, alegría también.


Muchas veces he escuchado o leído las palabras de padres y madres que dicen que no podrían imaginar sus vidas sin un hijo que tiene alguna necesidad especial - por muy grave o importante que sea. Hablan de experiencias que han enriquecido su vida, y de todo lo que han aprendido.


Sin embargo, me pregunto si esto significa que todo el mundo esté preparado para cuidar a un hijo con grandes desafíos físicos, emocionales, mentales... Me pregunto porque más que una vez, he conocido casos - a través de lecturas pero también correos que me envían las familias - de unos padres adoptivos que reciben un niño con necesidades especiales importantes cuando o han pedido un niño sano o han dicho que solo podrían asumir necesidades leves específicas que no tienen nada que ver con el niño asignado.


Surge el dilema ético. ¿Deben los padres adoptivos estar preparados - igual que los padres biológicos - para asumir cualquier problema físico, mental o de otro tipo que podría tener su hijo? ¿O podemos no aceptar una asignación porque no se adapta al pérfil que estábamos esperando?


La respuesta fácil es: claro que debemos de estar preparados para cualquier cosa. Un hijo es un hijo. Hay que aceptarle tal como es.


Pero hay que tener mucho cuidado con las respuestas fáciles...


En su libro "Diciendo la verdad a tu hijo de acogida o de adopción" las expertas Betsy Keefer y Jayne Schooler, cuentan el caso de un niño que fue adoptado en 1990 por una pareja americana que querían adoptar a un niño sano. Especificaron que estaban dispuestos a adoptar un niño mayor, pero sin haber sufrido abusos físicos, sexuales, mentales o emocionales.


Una vez que los padres habían adoptado al niño de cinco años se encontraron con un niño con graves problemas emocionales; fue un niño trastornado y violento hasta el punto de poner en peligro a las personas a su alrededor. Al final el niño tuvo que estar ingresado en un hospital psiquiátrico y acabó siendo tutelado una vez más por el estado.


La familia descubrió que el pasado del pequeño escondía todo tipo de abusos y de allí en 1992 decidieron demandar a la agencia de adopción.


Es un final muy triste para un niño tan maltratado por la vida. Un final triste que no era más que el comienzo de otro abandono.


Otro caso que me acuerdo es el de la actriz Mia Farrow, madre adoptiva de familia numerosa. En su autobiografía cuenta como fue a - creo que fue Vietnam - para recoger uno de sus hijos. Se encontró con un niño con graves problemas, serias discapacidades, que ella no se sentía capaz de asumir. Más que nada pensaba en los demás hijos. Ella podría decidir seguir adelante con la adopción, pero ¿era justo para los demás hermanos - que al final tendrían que ocuparse de él?


¿Qué hizo?


Buscó otra familia adoptiva en Estados Unidos y creo que le acompaño hasta llegar a ellos. Ella tiene recursos que muchas otras familias no tienen. Pero he contado en este blog el caso de otros padres o madres que han dejado un niño en su país de origen porque no se sentían capaces de adoptarle por los problemas que tenía - y luego el niño se convierte en una especie de fantasma que le persigue.


Una vez más, creo que es imprescindible la formación. Antes de adoptar, antes incluso de adentrarnos demasiado en el proceso - es decir, justo al principio del camino, debemos reflexionar sobre estas preguntas tan duras:


¿Cuál es nuestra responsabilidad ante una asignación?


¿Qué haríamos en el caso de recibir una asignación que no se adaptara a lo que vemos como nuestras posibilidades en estos momentos?


¿Cuáles son nuestras posibilidades?


¿Hasta dónde podemos llegar?


La formación también es imprescindible para los profesionales encargados de asignar a los hijos. Ellos también tienen que estar conscientes de lo que supone para nosotros una asignación. Una vez asignado un hijo, empieza a crecer en el corazón de sus padres...


Sé que un hijo que llega con serias problemas puede llegar a ser la alegría de su casa igual que cualquier otro niño, también igual que cualquier hijo biológico que nace con problemas físicas, mentales o emocionales...


Pero la realidad es que esos padres van a necesitar un apoyo y una formación especial. Porque sus hijos tendrán las mismas necesidades que las de cualquier hijo, más todas las necesidades que cualquier hijo adoptado, más todas las necesidades de cualquier hijo con necesidades especiales, más las necesidades específicas relacionado con su particular problema.


Para responder a estas necesidades, hace falta mucho más que solo amor y buenas intenciones, hace falta tiempo, energía, fuerzas físicas, disponibilidad, apoyo emocional, ayuda, compromiso - mucho compromiso - y a veces también recursos económicos importantes. Porque hay muchas formas de "abandonar" a un hijo y una de ellas es simplemente no poder cuidarle como necesita, tener que dejarle en manos de otra persona o en un centro porque estamos desbordados...


Creo que hay enfrentarse a la pregunta: "¿Reuno todas las características necesarias para cuidar bien a este niño en este momento?"


El idealismo no es suficiente. Hace falta grandes dosis de realismo.


Vamos a pensarlo bien.


Veo una vez más la visión de esa madre acariciando la cara de su hijo, dándole un beso, sonríendo con tanto amor. Estaba tan feliz con él.


Pero me gustaría saber más sobre estas familias, familias biológicas que viven todos los días con las discapacidades importantes de algún miembro. ¿Todas lo hacen con esa misma alegría? ¿Todas tienen final feliz? ¿Todas tienen los conocimientos, la formación y la capacidad para superar cada desafío? ¿O hay algunas que no son capaces de enfrentarse a esa realidad? ¿Hay niños que acaban aparcados...?


Esa madre que yo vi el otro día... es médico.





Nota personal: Creo que todos los retos pueden sacar los mejor de nosotros. Estoy 100% a favor de adoptar niños con necesidades especiales, pero también de que los padres estemos bien conscienciados y totalmente seguros de la decisión que estamos haciendo. Porque nuestros hijos merecen lo mejor y si uno adopta a un niño que supera sus capacidades, no podrá darle lo mejor ni mucho menos.

6 comentarios:

Mari Carmen dijo...

100% de acuerdo.
Tengo una sobrina que tiene parálisis cerebral,hoy en día hay colegios donde los llevan en autobuses y pasan el día y luego de vuelta a casa,pero hace treinta y pocos,no había....aún recuerdo a mi madre y a toda la familia vendiendo animaladas de lotería para poder pagar el bajopues eramos familias sin recursos para estas cosas tan caras ,los fisioterapeutas,el transporte,luz ,agua,bajos cuidadores.......etc.....porque como no había nada ,los padres se juntaron y alquilaron un bajo.Yo en aquel entonces tenía 16 años,acababa de estudiar auxiliar de enfermería y me comentó mi hermano que necesitaban una persona para cuidar de los niños durante el trayecto de ida y vuelta.Los medios eran tan escasos que ibamos con una furgoneta,donde los padres ponían las sillitas de bebé que se ponen en los coches,y así ibamos.........estube dos años,y podía haber estado mucho más,¡ pues ne gusta cuidar niños,pero por aquel entonces,entre todos los padres con el paso de los años juntaron dinero y compraron un terrenito donde cada cual ponía de lo que sabía para poder construir un colegio para estos niños........es decir el que era fontanero pues hacia ese trabajo,el que supiera de electricidad otra cosa o de albañil.....etc....etc...
cuando ya lo tenian fue cuando se lo quedó consellería por el año 1982 y con mucho pesar no pude seguir pues donde manda patrón ya no manda marinero.Así que lo vivimos bien vivido.......mi hermano tubo que vender su coche porque era de dos puertas y con la chiquilla necesitaba que fuese de cuatro........trabajaba hasta los fines de semana..........entre semana en una fabrica de guitarras y los fines de semana de músico para poder tirar hacia delante........no se me olvidará ver los talonarios de lotería que mi hermano le daba a mi madre para vender y poder pagar todo aquello...
Y es que como todo en la vida,sino se menean los padres muchas cosas segurian igual.
Por supuesto los hijos se quieren,pero se necesitan recursos,y a veces hay que vivirlo antes de hablar........porque todo repercute en los menores.......así que en adopción aún más.
Mª Carmen,mamá de Mei y Carla

Chiquita adorada dijo...

Soy mamá biológica de un chico de 19 años, cuando él tenía 14 en una visita a albergue infantil conocimos a una pequeña hermosísima que nos robó el corazón!! Siempre habíamos querido tener otro hijo, yo especialmente moría por una nena. Preguntamos sus circunstancias y nos informaron que estaba ahí desde los 5 días de nacida pero que presentaba una severa discapacidad neurológica. A sus dos años no caminaba, no emitía sonido, vaya, ni siquiera te seguía con la mirada, veía a un punto fijo. No puedo explicar qué fue, pero tanto mi marido, como mi hijo, como yo en ese momento supimos que era la hija que tanto habíamos esperado y empezamos a hacer todos los trámites necesarios para adoptarla. A mi marido y a mí lo único que nos detenía era saber si su discapacidad era total, si en el futuro sería totalmente dependiente, pues en ese caso el día que nosotros faltáramos mi hijo se tendría que hacer cargo de su hermana, cosa que no nos parecía justa a pesar de que él insistía en que estaba dispuesto a hacerlo, pero a sus 14 años no podía medir el alcance de un compromiso de tal magnitud.

Esa nena que había sido diagnosticada tan severa y erróneamente, hace 5 años y medio que es nuestra hija. A sus siete años presente un desarrollo casi regular, las dificultades de lenguaje y aprendizaje que presenta debido a la falta total de estimulación durante sus dos años de institucionalización las estamos trabajando con terapia. Tenía una severa disminución en la audición que se corrigió con una operación. No sabemos si las terapias algún día lograrán normalizar sus dificultades de aprendizaje, pero a nosotros lo que nos importa es que sea una niña feliz y que desarrolle todo su potencial, y ahí estamos toda la familia con ella para acompañarla en ese esfuerzo. Es una niña llena de vida, que va repartiendo felicidad por donde pasa, han sido cinco años muy intensos que no cambiaría por nada del mundo. Actualmente hemos descubierto una terapia que parece muy prometedora y que esperamos en breve estar comenzando, la terapia de movimientos rítmicos y reflejos primitivos.

Yo sí creo que hay que estar muy consciente de lo que se enfrentará al decidirse a adoptar a un nene con necesidades especiales. En nuestro caso no tuvimos una asignación, entramos completamente conscientes y voluntariamente a adoptar a nuestra hija y la vida nos dio la sorpresa de que fuera un diagnóstico equivocado y de que nuestra princesa fuera una guerrera incansable que a todos nos ha demostrado que con esfuerzo hay situaciones que se pueden remontar. Por mi parte, me he dedicado a investigar y a recopilar toda la información posible sobre los efectos de la institucionalización y los métodos terapeputicos disponibles a fin de tener las herramientas necesarias para hablar con médicos, maestros, para tomar el futuro de mi hija en mis manos y no limitarme a quedarnos plantados en un diagnóstico de discapacidad.

Abrazos desde México

Anónimo dijo...

http://elhilodelacometa.blogspot.com/2012/02/necesidades-especiales-de-los-padres.html

Mei dijo...

Yo escribí ésto...

http://hongmihijo.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Yo estoy de acuerdo contigo... hasta que me imagino a una familia que pare un hijo con una discapacidad o una enfermedad crónica diciéndole al obstetra que no están preparados para asumir esta situación, y que se lleve al niño.

Nadie está preparado para según qué situaciones. Nadie está preparado para discapacidades graves, para enfermedades crónicas o degenerativas, para tener un hijo que va a morir antes que los padres. Pero si te toca, si lo pares... pues apechugas con él. ¿Por qué cuando adoptamos nos creemos en el derecho a elegir si nos lo quedamos o no?

Por otra parte, y al margen de lo que acabo de escribir, no sólo soy capaz de comprender que alguien no acepte una asignación de un niño con una discapacidad grave, sino que probablemente yo la habría rechazado también de encontrarme en el caso. Más grave me parece que se rechacen a niños que tienen problemas de salud leves, curables o llevables. Como es el caso de uno de mis hijos, un niño sano rechazado por montones de familias porque tenía una discapacidad... que se curaba con un yeso.

http://madredemarte.wordpress.com/

Chiquita adorada dijo...

Terrible también los diagnósticos equivocados. Recuerdo lo que sentimos cuando nos entregaron el diagnóstico de nuestra hija, hecho por médicos de un hospital infantil público: microcefalia, hipotonia, epilepsia, retraso psicomotriz severo y alguna otra cosa. Puedo entender muy bien que muchos padres se echen para atrás frente a un cuadro similar, de hecho yo misma cuando lo pienso en frío sé que me hubiera echado para atrás, pero mi nena ya nos había flechado, el hilo rojo se había encargado de unirnos!!

Mi hija tenía una severa disminución en la audición debido a una otitis mal cuidada o no detectada. Y eso jamás lo habían visto los médicos, una vez que la operaron y distinguió bien los sonidos sus dificultades de lenguaje empezaron a mejorar, aunque al día de hoy todavía presenta retraso en esta área. Me da rabia cuando pienso que por errores de los médicos mi nena hubiera podido pasar toda su infancia instucionalizada!!