viernes, 25 de marzo de 2011

¿Exageramos?

Me he preguntado muchísimas veces si exageramos cuando hablamos de "temas de adopción".



Occidente


Soy muy crítica con lo que llamamos en EE.UU. el "psico-babble" (babble = hablar sin parar y de forma superficial). Esto es el término que utilizamos para describir un trato superficial de temas psicológicos por la prensa, los "reality shows" y las personas de la calle, que hablan como si supieron algo, como si comprendieron todo - y que exageran de forma ridícula cualquier problema, síndrome o condición descrita por los profesionales.




¿Pero es esto lo que está ocurriendo con la adopción? ¿Estamos trivializando, ampliando, exagerando sentimientos y experiencias que no tendrían que ser problemáticos si no les hiciéramos tanto caso?




¿Es posible que nuestra sociedad occidental se haya hecho tan rica que hoy en día nos podemos permitir el lujo de mirarnos los ombligos y lamentar todo tipo de nuevas condiciones y problemas psicológicos?




Oriente


Hay que preguntarse, por ejemplo, si una persona adoptada en China, tendría las mismas interpretaciones de lo que llamamos "temas de adopción" para comenzar a saber si son universales o sólo particulares en nuestra cultura occidental.




Pues, precisamente he tenido la oportunidad de conocer algunas perspectivas sobre la adopción en China, porque allí también hay personas adoptadas, como en todo el mundo. Desde el año pasado estoy en contacto por correo electrónico con una profesora de universidad China. Ella, en principio, buscaba a alguíen para practicar el inglés. Yo, desde el principio le dije que tenía una hija adoptada de China y quería saber más sobre su país, la cultura, la gente... Durante meses sólo intercambiamos información sobre temas culturales hasta que un día ella se sintió suficientemente cómoda conmigo para entrar en temas de adopción - y lo que me contó me sorprendió.





A pesar de no tener nada de información sobre temas de adopción ni en China ni desde occidente, lo que me contaba tenía todo que ver con la experiencia en occidente: padres que no querían decir a sus hijos que eran adoptados porque temían que sus hijos volverían con sus padres biológicos o que simplemente lo pasarían mal o que se sentirían "diferentes", un familiar adoptado que luchaba con sentimientos encontrados respecto a su condición de adoptado, una sociedad que cuestionaba los lazos entre padres e hijos adoptivos y los tabús en general alrededor de este costumbre. Todo me parecía muchísimo a lo que encuentro en EE.UU. o en España - preguntas, sentimientos, actitudes sociales y personales que hay que tratar para sentirse uno mismo bien en su propio piel, para crear los lazos familiares y fortalecerlos, para saber enfrentarse con una sociedad que sólo comprende lazos genéticos...





¿Qué significa?



Para mí, la clave podría estar en el peso que nuestras sociedades dan a los lazos de sangre. El mero hecho de que la sociedad siempre está poniendo en duda la validez de nuestras familias sería suficiente para crear sentimientos encontrados, dudas, preguntas... problemas para algunas personas que no se sienten capaces de enfrentarse con las etiquetas, los prejuicios y estereotipos etcéteras. Pero también puede servir para crear resiliencia (fortaleza) en las personas de carácter fuerte - allí igual que aquí.




Siempre existe la posibilidad de exagerar, en España, en Estados Unidos, en China y en todo el mundo. Pero creo que tenemos que tomar en serio la base de lo que es la experiencia de una persona adoptada, más que nada que vive continuamente con la presión social de "ser como los demás" (es decir como si hubiera nacido en su familia) en vez de ser quién es (es decir, una persona que ha llegado a su familia de otra vía y que disfruta de ello).





Nuestros hijos viven en primera persona situaciones incómodas a veces. Tienen que tratar con impresiones falsas, con personas ignorantes. Y muchos de ellos van a tener profundas inquietudes sobre su pasado, inquietudes que les van a seguir durante toda la vida, preguntas sin respuesta, puzles sin solucionar... Sin exagerar, tenemos que preocuparnos por la realidad de forma práctica y sensata - igual que tienen que hacerlo los padres de otros colectivos con experiencias que no se adaptan a la norma: como los niños superdotados, los que sufren minusvalías, los que pertenecen a una minoría cultural, de raza, de religión o de orientación sexual... La sociedad está hecha para "la norma" y siempre que una persona sale de esta norma, habrá una reacción por parte de la sociedad y también por parte de la misma persona, que no tendrá las mismas pautas que seguir que los demás, que tendrá una experiencia diferente de la vida que generará otros sentimientos, actitudes, ideas, impresionas.





En realidad, es lo bonito de la vida, pero todavía nos cuesta tanto interiorizarlo: que lo mejor de esta vida se encuentra en las diferencias entre las personas.





En fin, creo que exageramos cuando hagamos que la adopción sea el tema central de nuestras vidas, que el niño interprete todo desde el punto de vista de su adopción, que la adopción tiene la culpa de todo. La adopción es un factor, un factor importante entre otros muchos, pero sólo un factor. Hay que:



*reconocer la existencia de diferencias



*comprenderlas desde el punto de vista de la persona "diferente"



*tratar con esas diferencias



*aprender a aceptarlas *enfrentarnos con ellas a veces



*hacer las paces con ellas y



*convertirlas en oportunidades.





Y esta labor no tiene por qué ser una exageración.



"Hay personas tan adictas a la exageración que no pueden decir la verdad sin mentir." -Josh Billings


:)

8 comentarios:

Mª Carmen dijo...

Los sentimientos los lleva uno por dentro viva aquí o allí,unos los expresan más que otros, por culturas ,por educación ,por vivencias,por personalida...,pero estan ahí.........gracias por tu aportación.
Saludos.
Mª Carmen.

Anónimo dijo...

Durante muchos... muchos meses he oido lo de "exageras"... "tu hija es como cualquier otro niño"... "estás obsesionada"... "ser china o adoptada no es una enfermedad"...
Y realmente me llegaron a confundir y, lo peor de todo... me llegué a perder.
No se si exagero o no, pero las madres de los niños que me rodean:

- no han tenido que ganarse contra viento y marea el amor de sus hijos.
- No tienen que soportar el intrusismo de vecinos, desconocidos...
- No tienen que ver como se discrimina a su hija por tener unos preciosos ojos rasgados.
- No tienen que dar respuestas a preguntas imposibles.
- No tienen que ayudar organizar un mundo emocional profundamnete confuso y doloroso.

¿Exagero? quizás.

Anónimo dijo...

Me ha gustado el artículo y estoy de acuerdo con él.
Anónimo.

Familia Boned dijo...

Particularmente, exactamente eso particularmente no me interesan los reality, y opiniones alguna de persona que no sea capaz de ver la diferencia... simplemente no nos entenderiamos nunca. Hablariamos sin hablar... todo un monólogo entre dos, tres...ect
Para nosotros, suposo un tema central por la desinformación... en el momento que vas adquiriendo más, leer, comentas con otras compañeras, consultas con psicólogos, con terapeutas, te guían....
Entonces.... llega la calma...
y todo se convierte en natural.. claro esta dentro de la diferencia...
saludos y gracias

Anónimo dijo...

Creo que has dado en el clavo al decir: "Pero creo que tenemos que tomar en serio la base de lo que es la experiencia de una persona adoptada, más que nada que vive continuamente con la presión social de "ser como los demás" (es decir como si hubiera nacido en su familia) en vez de ser quién es (es decir, una persona que ha llegado a su familia de otra vía y que disfruta de ello)." Yo soy adoptada y puede decirte que justamente es esa presión uno de los aspectos más duros de la experiencia. Porque en ese "hacer como si" fueras igual a los demás, te ves obligada a soslayar o censurar sentimientos muy profundos. El mensaje implícito es "debes ser feliz y olvidar el pasado", es más "el pasado no existió", eres igual a lso demás niños y el hecho de que tu madre biológica no se haya quedado junto a ti y que ignores por qué es un mero detalle sin importancia. Entonces así se va gestando en uno un "falso yo", que es el que mostramos ante la sociedad en general, y un verdadero yo, que guardamos muy adentro y revelamos a poquísimas personas, si es que lo hacemos, e incluso a veces ni siquiera lo revelamos ante nosotros mismos. Y eso no es gratuito.Eso enferma. Es como la comparación que haces, tan pertinente por cierto, con otras minorías.

La máxima expresión de ese querer borrar las huellas,cambiar la realidad, casi, se da con la apropiación/sustitución de identidad. Muchas veces, nos dicen que la diferencia entre esa manera de hacer las cosas y la adopción legal es una mera cuestión de procedimiento, administrativa. Pero yo creo que detrás hay algo más: el deseo de negar la realidad y cambiarla por otra realidad más deseable, quizás porque la pareja adoptante no ha podido elaborar el duelo por su imposibilidad de tener hijos biológicos. Entonces, de esa manera, existe hasta un certificado que da fe de la realidad que preferirían, un documento que dice ¨esta criatura salió de tu vientre¨. Y esto no es sano. Lo puedo comprender, pero negar la realidad o considerarla exageración no le hace bien a nadie. Desde el momento en que un sentimiento existe, es válido y merece ser escuchado y respetado.

Elena dijo...

Creo que sí hay diferencia, claro que sí. Desde el momento en que nada más nacer o al cabo del poco tiempo, ha habido un abandono por parte de la familia que en principio debió quedarse con ese hijo y no pudo o no quiso o las dos cosas, todo gira y toma otro rumbo. Las consecuencias ya se han demostrado que no son positivas, todo el mundo emocional del niño se trastoca, toda su seguridad, su autoestima, su autocontrol...Cuando nuestros hijos vienen a nosotros tienen un pasado, aunque sean adoptados con días de vida, hay un origen distinto al nuestro, y todo ello se debe asumir como nuestro, porque nuestros hijos son con su presente y también con su pasado. Por eso pienso que sí, que la paternidad adoptiva es diferente en muchos aspectos a la paternidad biológica y que no todos los que podrían ser padres biológicos están preparados para serlo por la via adoptiva. Otra cuestión es si a veces nos obsesionamos tanto con el hecho adoptivo que todo absolutamente todo y hasta el más mínimo detalle se lo atribuyamos a que es un niño adoptado que previamente ha sufrido un abandono, y a lo mejor simplemente es una conducta propia de la edad, o tiene que ver con su desarrollo personal quitando el matiz de la adopción. Pero sinceramente creo que nosotros que conocemos a nuestros hijos, siempre lo veremos con esa lupa, porque casi siempre ciertas actitudes o pensamientos son consecuencia de esa inseguridad que a veces tienen.
En mi caso, reconozco que a veces me llego a obsesionar, leo y releo sobre temas de adopción porque intento que mi hijo sea feliz, que vaya progresando, que vaya adquiriendo seguridad en sus capacidades y se crea que puede hacer las cosas, tanto que a veces me absorbe 24 horas, quitando las horas del trabajo, y a veces no sé si es bueno, muchos niños tienen su evolucioón y su tiempo de madurar, unos lo hacen antes y otros después, y quizás dentro de un tiempo mires atrás y veas que no era para tanto...
Gracias Brenda por la entrada, a mí me resulta de gran ayuda.

Setembro dijo...

Hola, Brenda. Llevo ya un tiempo leyendo tu blog pero este es el primer comentario que dejo. Mi marido y yo estamos iniciando el camino de la adopción y quería agradecerte tus reflexiones porque son de gran ayuda y me hacen reflexionar a mí también.

Anónimo dijo...

Hace muchos años que adopté a mi hija, ahora adolescente. Creo que hay que tener muy claro que nuestros hijos son adoptados, parece una tontería, pero hay algunos padres que no han elaborado el duelo del hijo bio y eso puede traer problemas. Hay un espacio que no es nuestro, que es de los padres bio y ese espacio se puede compartir con los hijos, si ellos quieren.
Mi hija pasó varios procesos, al principio insistía en que nos parecíamos, yo le decía que las dos teníamos el pelo liso. Más adelante se dio cuenta por sí misma y por la intervención de terceros de que no nos precíamos. Después hablamos de su madre bio: - yo quiero mucho a mi madre de china. Yo le respondí que yo también la quería, que siempre la llevaríamos en el corazón. Ahora no quiere hablar del tema, aunque reconoce que piensa en su madre, ¿cómo sería?.
Creo que hay que estar atentos, pero sin obsesionarse, y sobre todo respetar sus origenes, intentar no juzgar. Cuando uno juzga a los demás suele ser porque nos sentimos heridos, inseguros... Puede que tengamos que prestar también atención a nuestros sentimientos, a nuestro dolor, y no sólo a lo que percibimos de nuestros hijos.