
"Perdonar significa librar a un prisionero y descubrir que ese prisionero fuiste tú." -Lewis Smedes
En primer lugar, no soy psicóloga. Soy madre y escritora. Me encanta investigar. Leo mucho. Así que lo que puedo ofrecer es mi opinión como madre que ha leído bastante sobre este mismo tema. Porque hay cosas escritas en los libros de adopción de EE.UU. para ayudar a los padres en casos de tener un hijo que fue concebido através de una violación o el incesto por ejemplo - o también en caso de haber sufrido un abandono especialmente cruel.
La respuesta más dura es esta: Hay que revelar los datos. Toda la información sobre nuestros hijos les pertenece y no somos nosotros quienes deciden si tendrán o no acceso a ello. Además, por mucho que creamos que no saldrá nunca a la luz, no tenemos ninguna garantía de ello. Incluso no revelando datos, Sherry Eldridge - autora y activista - nos cuenta varios casos de personas adoptados que siempre intuían que algo más había detrás de su historia, algo malo, algo oscuro. Cuenta en su libro "Veinte Cosas que Los Adoptados Quisieron que Supieron sus Padres" (sólo en inglés) que cuando por fin se enteran de la verdad, es muy difícil porque además de tener que hacer las paces con lo que pasó, también tienen que tratar con la rabia de no haber recibido la verdad antes.
Ponemos el caso de un niño que fue encontrado en un contenedor de la basura, imaginamos que llegado a la mayoría de edad, emprende una búsqueda (inútil quizás por las circunstancias de su abandono). Incluso no encontrando nada, imaginamos la desesperación de los padres que serían testigos de la frustración de su hijo y que sabrían que incluso peor sería encontrarse con la verdad. Muy difícil - pero a través de la verdad, el hijo podría aprovechar el tiempo haciendo las paces con su pasado en vez de perderlo en una búsqueda inútil y frustrante.
Ayuda Profesional
Una de las autoras que más me gusta, Holly van Gulden, que se nota que tiene muchísma experiencia con familias adoptivas, recomienda buscar la ayuda de un profesional para revelar los datos más difíciles. Es porque fácilemente el niño interpreterá los hechos en relación a sí mismo - es decir, dará por hecho que la culpa lo tenía él o que le tiraron porque fue un niño defectuoso, feo, estúpido... En casos de violación, también pueden sentirse muy culpables simplemente por haber nacido.
¿Como pueden los padres estar preparados para tratar temas de esta naturaleza? Dice Gulden que lo importante es primero encontrar a un especialista que cree firmamente en la necesidad de contar la verdad - que en vez de pregunta si "¿Sí o no?", plantea ¿Cómo? Y que sea una persona que comprende este tipo de caso y que sabe revelar los datos de tal forma que el niño vaya digiriendo poco a poco lo que ocurrió y de forma despersonalizada, que sepa que no tenía que ver nada con él, que estas cosas ocurren porque los adultos pasan por momentos difíciles y que a veces no toman las decisiones adecuadas, incluso hacen mal - pero que un tercero, incluso un niño nacido en medio de circunstancias difíciles, no tiene la culpa, ni tiene que ver, ni tiene que preocuparse por lo que estas circunstancias dicen de él.
(Ojo - el niño tendrá que recibir este mensaje muchísimas veces y de muchas formas para poder interiorizarlo a lo largo de su desarrollo, porque cada etapa de su desarrollo le permitirá ver las cosas de otra forma. Por eso puede tener que repasar la información y volver a procesarlo de nuevo cada x tiempo.)
Hay otro libro que acabo de encontrar, "Diciendo la Verdad a tu Hijo Adoptado o tu Hijo de Acogida" escrito por dos profesionales, Betsy Keefer y Jane Schooler, que han trabajado durante décadas con niños adoptados y de acogida. Nos ofrecen 10 Mandamientos para la comunicación con nuestros hijos sobre el pasado, por muy difícil que sea:
1. Hay que iniciar conversaciones con los niños sobre la adopción - porque su lealtad hacía nosotros es tan fuerte que impide que lo hagan ellos por mucho que les digamos que no nos importa hablar de estos temas.
2. Hay que cuidar el lenguaje - que sea lo más positivo posible.
3. No hay que mentir nunca al niño sobre su pasado ni sobre ningún miembro de su familia biológica. A los pequeños, se les explica la verdad en términos que pueden comprender, sin mentir, para ir poco a poco elaborando sobre esa base a la medida que vayan creciendo.
4. Hay que permitir que expresen su rabia - sin participar en ello.
5. Se puede omitir detalles hasta la edad de 12 años, pero a partir de allí deben de apoderarse de TODA la verdad. (Según van Gulden, mejor buscar ayuda si es necesario para presentar todos los hechos tan pronto como los ocho años porque entonces todavía no han entrado las complicaciones de la pre-adolescencia.)
6. Para la información más difícil mejor buscar la ayuda de un tercero - un profesional de postadopción, por ejemplo - que sabrá encauzar la experiencia.
7. No hay que "arreglar" el dolor que causa la verdad. Queremos arreglarlo todo, pero hay que aceptar el proceso por el que necesita pasar el niño.
8. No hay que juzgar la información. Por mucho que sentimos rechazo por lo que pasó, es fundamental que no juzguemos a nadie - y yo añadiría que esto incluye el país, la cultura etcétera de orígen. Nuestros juicios volverán en nuestra contra...
9. Hay que cuidar la intimidad del niño y no contar su historia a todo el mundo. Hay que enseñarle a custodiar esta información para compartirlo sólo con personas de confianza.
10. Recuerda que el niño probablemente sabe más de lo que tu crees que sabe. (¡Amen! Estoy 100% de acuerdo. ¿Es posible que sobreprotegimos a nuestros hijos a veces incluso de forma patológica? Creo que necesitan hablar de temas mucho más avanzados de los que podemos imaginar y desde edades mucho más tempranos de lo que podemos imaginar. Si hay un error común entre los padres de hoy, creo que es el de subestimar la capacidad de los hijos para entrar en diálogos profundos e importantes sobre temas de transcendencia desde bastante pequeños...)
¿Para que sufrir?
Por otra parte, como madre que también tienen que tratar temas bastante difíciles con mis hijas, creo que tenemos que enfocarnos hacía la empatía y la compasión - y sobre todo de la transmisión de estos valores hacía nuestros hijos.
Es muy fácil juzgar una situación desde fuera. Pero la verdad es que nosotros no podemos ni imaginar las vidas de las personas que lleguen a tirar a un recién nacido al cubo de la basura, o que le abandonen en una calle o que se niegen a hacerse cargo de un niño nacido después de una violenta, dolorosa y humillante violación. Cuando todo marcha bien, el ser humano no se porta así. Estas personas tienen que sufrir estados de ansiedad y sufrimiento mental inimaginables para una persona bien alimentada, bien vestida y arropada por familiares y amigos que le aprecian y que le aman.
Mucho antes que otros niños, los nuestros necesitan explorar la realidad - LA VIDA REAL - y desarrollar la capacidad para sentir compasión por los que sufren. Y para perdonarles.
En realidad, nuestros hijos van a sufrir simplemente conociendo la realidad de su pasado, y pueden aprovechar ese sufrimiento para crecer, aprender - para ser más, mucho más que los demás. Los que encuentran la forma de hacer las paces con todo, hasta el último detalle de su difícil pasado, tendrán algo muy especial para ofrecer al mundo. Conseguirán algo - una sabiduria, una capacidad para amar quizás, una mirada de compasión - que pocos podrán conocer en esta vida.
Nosotros, cuando les negamos acceso a la verdad, en realidad lo que queremos es protegerles de ese sufrimiento que tanto tiene que ofrecerles. Mejor, creo yo como madre, compartir la verdad y también el dolor y sufrimiento. No será fácil. Puede haber momentos de crisis (largos "momentos", semanas, meses, años...) y de confusión, de rabia y odio - dependiendo de la personalidad de cada uno. Pero al final del túnel, podemos ayudarles a encontrar la luz: que son quienes son gracias a todo lo que han sufrido y experimentado - no a pesar de ello.
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