
Pues no es así. Tuve que leer la historia de Florence Fisher para creerlo.
Florence cuenta su experiencia en su propio libro que se llama "The Search for Anna Fisher" (En Busca de Ana Fisher), pero leí una parte de ello en "The Adop
tion Reader" un libro que reune las experiencias de mujeres - madres biológicas, madres adoptivas e hijas adoptadas. Es un proyecto dirigido por Susan Wadia-Ells, feminista y madre adoptiva.

Florence (Anna, al nacer) nos cuenta la dura historia del día en que encontró a su madre biológica. Se encontró con ella bajo el pretexto de ser alguien buscando información sobre el árbol genealógico de su familia, queriendo saber todo lo posible antes de revelar su verdadera identidad.
Fue devastador cuando - al descubrirse a su madre en una cafetería - ella (la madre) negó su existencia. Con los nervios del momento, la madre salió de la cafetería dejando su cartera en la mesa - contenía las pruebas necesarias para saber - sin duda - que la dueña era la madre de Florence.
No quiso reconocerla y no lo hizo. Se puede imaginar el efecto que tuvo sobre la vida de Florence.
Hay toda una gama de reaciones que puede producir un encuentro entre familiares biológicos que han participado en una adopción. Por supuesto muchísimas madres biológicas se vuelven locas al tener noticias de los hijos que entregaron - a veces sin querer o sin estar totalmente informadas y lo suficientemente maduras para poder comprender el impacto que su entrega tendría durante el resto de su vida...
Pero hay madres que no se alegran al ser encontradas. Hay otras que se sienten confusas. Hay las que quieren aprovecharse de los hijos de alguna manera. Hay una página web incluso de una madre que fue en busca de sus hijos para recuperar la custodia - uno de ellos aceptó su propuesta. Es que hay extremos. Hay normas. Hay de todo.
Por eso es muy - pero muy - recomendable que antes de emprender cualquier búsqueda de orígenes, de familiares, de madres y padres biológicos haya algún tipo de orientación para nosotros, nuestros hijos. Los expertos recomienden que nos sentamos con un profesional que nos puede preparar para las muchas posibilidades que nos podrían esperar.
Personalmente, pienso que también se puede formar a uno mismo, leyendo, investigando en Internet - hay muchos relatos por personas que han emprendido búsquedas con todo - y quiero decir TODO - tipo de resultados. Pero bueno, quizás lo ideal es sentarse con un buen profesional que nos puede equipar - y sobre todo equipar a nuestros hijos - para las posibilidades.
En algunos casos hay un final felíz - en que todos se llevan muy bien y forman relaciones que perduran durante el resto de sus vidas - incluso los padres adoptivos y los biológicos se hacen muy amigos. Sin embargo, parece mucho más normal que después de un primer encuentro haya un periódo de intercambio de información y luego un especie de estabilización y/o enfriamiento de la relación. Igual sólo vuelven a contactarse en Navidades y cumpleaños, por ejemplo. Igual vuelven a perder el contacto.
Si algún día nuestros hijos quieren emprender una búsqueda (y debe de ser su decisión) deben de pensar muy bien en el resultado que ellos mismos esperan, para luego contrastarlo con los muchos resultados que podrían tener - una madre soltera podría haber re-hecho su vida sin que nadie llegara a saber nada sobre el niño que tuvo. ¿Cual podría ser su respuesta al ver su pasado delante de sus ojos, al ver la posibilidad de perder todo lo que ha ido ganando en la vida una vez descubierto por su pareja, por su comunidad? Por otro lado, una madre que siempre ha estado soñando con verle a su hijo podría estar más que encantada... Pero, aún en ese caso, hay que reflexionar sobre las posibles expectativas que podría tener.