viernes, 27 de julio de 2007
Saber Descansar
Como todos los años, este calor del Sur de Europa me ha vencido a pesar de mis esfuerzos y planes para resistir.
Volveré sobre el 15 de Septiembre.
Espero traeros un montón de ideas nuevas sobre y para la postadopción.
¡Mientras tanto, os deseo a todos lo mejor del verano!
(Se puede seguir haciendo comentarios o enviándome mensajes a mi correo personal - ¡que tampoco estoy vencida por completo!)
miércoles, 25 de julio de 2007
Sobre Nuestros Hijos
martes, 24 de julio de 2007
Adopción y La Sociedad
Creo que lo importante es buscar lo positivo, que en este caso, para mí, consiste en lo mucho que podemos aprender sobre la sociedad y sus actitudes. Siento más equipada para equipar a mis hijos.
Dos expertos en la adopción tienen cosas que decir respecto a este tema. Son Mary Watkins, psicóloga clínica doctorada y la Doctora Susan Fisher, psiquiatra y catedrática. Las dos son madres de hijos adoptados y juntas han escrito “Hablando con Niños Pequeños sobre la Adopción”.
Dicen que como madres adoptivas se han encontrado con todo tipo de comentario – muchos hecho por personas que desconocen el significado de lo que han dicho – otros que son simplemente mal educados o que representan una violación de su intimidad. Algunos, reconocen, demuestran prejuicios raciales o culturales – pero todos reflejan un prejuicio general contra la diferencia.
“Para todos los padres adoptivos – tanto los que han elegido adoptar en vez de o además de tener hijos biológicos como los que han adoptado por infertilidad – la presunción en nuestra cultura de que la adopción es de alguna manera inferior a la maternidad y paternidad biológica nos afecta profundamente y podría hacer que hablar con nuestros hijos sea más difícil de lo que tendría que ser.”
Como ejemplo de esas actitudes culturales dicen que las leyes de muchos estados en los Estados Unidos distinguen entre hijos adoptados e hijos biológicos, excluyéndoles de las herencias a menos que los padres les incluyen en el testamento de forma específica. Notan que algunas parejas pasan años intentando concebir a un hijo para luego elegir quedarse sin hijos en vez de “arriesgar” la adopción o intentar amar a un hijo que ven como no suyo.
“Nuestra cultura, como la mayoría de las culturas, considera que nuestros genes son mejores que los de otros – sean de otra clase, otra raza, otras religiones, otras naciones, otras culturas. Experiencia al contrario no cambia esta actitud. Pero pocos de nosotros conocemos nuestro linaje genética más allá de un par de generaciones. Y los que sí lo conocen – si son sinceros – muchas veces están horrorizados. El mejor árbol genealógico esconde una variedad de esquizofrénicos, depresivos, hipocondríacos, alcohólicos o ladrones de caballos junto con santos y éxitos. Reuniones con parientes lejanos muchas veces nos presentan con más diversidad que una reunión de amigos.
“Una vez que la adopción ha sucedido – muchas veces sin el apoyo total de amigos, familia y tristemente incluso la pareja – uno recibe recordatorios, sutiles o no, de que esta forma de hacerse familia es, de alguna manera, tenue, defectuosa, no totalmente bien. Los bien intencionados amigos pueden buscar semblanzas entre padres e hijo como si esto serviría de asegurar que todo está bien… Una amiga íntima te pregunta, ¿No estás preocupada por como saldrá todo? – como si tu hijo tuviera más probabilidad que el suyo para convertirse en delincuente. Otro amigo pregunta delante de tu hijo si tiene más hermanos, y como conoce a toda la familia, sabes que está hablando de “los verdaderos hermanos”, nacidos de los mismos padres biológicos. Tu hijo de nueve años ha hecho muy bien en matemáticas y un buen amigo exclama, ¡Que suerte que está contigo, imagínate lo que le podría haber pasado en otra familia! Otro dice, ¡Realmente sabes encontrar lo bueno! Aunque estos comentarios pueden ser bien intencionados, dan la impresión de que tu hijo está hecho de goma o totalmente predeterminada – y algo como una criatura que ha sido cuidadosamente seleccionado y comprado en una feria de animales."
Dicen nuestras autores que “cuando hablamos con nuestros hijos sobre su estatus de adoptado mientras estamos confusos por ese bagaje cultural (es decir, actitudes culturales que nos suponen una carga), les puede parecer que les estamos diciendo que algo les pasa y que algo no está bien con su vida. También nos puede hacer sentir que nuestra conexión con ellos es tenue, no real, y sin darnos cuenta podríamos comunicarles esto.”
Por eso nos anima a enfrentarnos a todas esas ideas – ideas que están allí en la sociedad en las mentes de algunas personas – ignorantes, sí – pero todavía allí. “Los padres adoptivos tienen que enfrentarse con sus propias ideas sobre lo que hace una buena familia para llegar a comprender – como los niños pequeños lo hacen de forma natural (Pederson and Gilby 1986) – que el amor es lo que define nuestra relación con la familia.”
No sé lo que vosotros pensaréis sobre las ideas de Watkins y Fisher. Personalmente, me ha venido bien reflexionar más sobre este tema. Lo que más me impresiona es el idea de que todos los comentarios que nos hacen - por muy bien intencionados que sean - representan un prejuicio contra la diferencia. Esto es la raíz de todo.
lunes, 23 de julio de 2007
La Fortaleza es un Virtud
El artículo no es nada nuevo. Es lo mismo de siempre, datos reciclados sobre las tasas de fracaso de adopciones en este país. La verdad es que el artículo me está empezando a aburrir. ¿No pueden encontrar otra cosa para publicar? Les echaré una mano en cuanto pueda.
Como digo, lo que sorprende son algunos de los comentarios. Voy a pedir que vais al final del artículo “60 Familias Españolas Devuelvan cada Año a sus Hijos Adoptados” (hacer clic sobre el título) para leer los comentarios y poder apreciar lo que voy a decir a continuación.
No es que fui ingenua antes de adoptar, pensando que todo el mundo pensaba como yo. Me acuerdo de una persona de unos 30 años que intentó convencerme de que no era buen idea adoptar a una niña china, y lo hico con unos argumentos y comentarios racistas que me dejaron helado. Pegarme en la cara no hubiera sorprendido más.
Pero pensé que la mayoría de la gente es buena y todavía lo creo. Lo que pasa es que hay mucha ignorancia en el mundo.
“¡Sólo ignorancia! ¡Sólo ignorancia! ¿Como puedes hablar de solo ignorancia? No sabes que es la peor cosa del mundo después de la maldad?”
- Del libro Black Beauty de Anna Sewell.
Es cierto que es casi lo más malo que hay. Pero es lo que hay, y leyendo los comentarios en 20minutos.es tuve que contemplar la manera de ayudar a mi hija a enfrentar la ignorancia y esto me hizo pensar en que tiene que ser fuerte y esto me hizo recordar el libro “La Educación de las Virtudes Humanas” por David Isaacs que habla de la Fortaleza como un virtud que podemos cultivar en nuestros hijos y esto es lo que quiero compartir con vosotros esta vez.
El autor define la Fortaleza como virtud así:
“En situaciones ambientales perjudiciales a una mejora personal, resiste las influencias nocivas, soporta molestias y se entrega con valentía en caso de poder influir positivamente para vencer dificultades y para acometer empresas grandes.”
Dice que es la “gran virtud” pero que no tenemos que buscar grandes formas de enseñarlo y demostrarlo.
“…se trata de hacer de las pequeñas cosas de cada día una suma de esfuerzos, de actos viriles, que pueden llegar a ser algo grande, una muestra de amor.”
En cuanto a los casos en que se han hecho daño a nuestros hijos mientras sean pequeños, dice que podríamos “llamar a los padres del otro niño para que le castiguen. Pero esto no ayuda a desarrollar la virtud de la fortaleza. Quizá se trataría más de dar un motivo bueno para que el chico, esforzándose personalmente, superase el disgusto.”
Nos anima a ayudarles a nuestros hijos a resistir “el deseo de hacernos la víctima”.
Luego, “Por otra parte, está claro que quejarse o permitir a los hijos que se quejen es crear un ambiente en contra del sentido de la fortaleza. La fortaleza supone aceptar lo que nos ocurre con deportividad, no pasivamente, con deseos de sacar algo bueno de las situaciones más dolorosas.”
La Educación de las Virtudes Humanas y su Evaluación por David Isaacs. 14ª Edición. Fue editado por primera vez en 1974.
El libro es filosófico y basado en la teología católica. No me considero religiosa, pero me ha gustado contemplar las ideas de este libro. Me ha ayudado a clarificar mis propias ideas respecto a la lista de “virtudes humanas” que contiene. Entre ellos:
Generosidad
Sinceridad
Optimismo
Amistad
Respeto
Orden
Lealtad
Justicia
Humildad
Paciencia
Comprensión
Responsabilidad…
Detrás de los Orígenes
Disfruté mucho en China buscando cosas para guardar para mi hija pero hoy descubrí algo que llevo mucho tiempo queriendo encontrar y que creo que para ella será el mejor regalo.
Foto de research-china.org: Ejemplo del anuncio de un bebé que ha sido encontrado.
Hace tiempo encontré una página en Internet donde se puede pedir la foto de bebé de nuestras hijas – la que salió en el periódico de su localidad durante varias semanas en cumplimiento de la ley china.
Hoy me han comunicado desde Research-China.org que tienen esa foto tan preciosa de mi hija en un anuncio que incluye otros detalles personales.
Últimamente mi hija me está pidiendo fotos de cuando era bebé y siendo yo la “historiadora” de la familia, me duele tanto no poder darle algo de sus primeros días.
Se puede hacer clic aquí si quieres consultar Research-China en español.
También han traducido el blog que ofrece artículos muy interesantes.
sábado, 21 de julio de 2007
Choque Cultural
Me parece importante hablar de esto porque tantos de nosotros hemos adoptado de otros paises y así entrando en contacto con otras culturas de una forma quizás más íntima de lo que nunca habríamos imaginado antes de conocer a nuestros hijos.
Hace muchos años, recién salida de la universidad, tuve la gran fortuna de trabajar en un programa del gobierno americano para inmigrantes y refugiados para enseñarles inglés ocupacional y prepararles para entrar en la cultura americana. Para eso recibí formación para entender mejor el choque cultural – una formación que me ha servido bien en mi vida personal.
Siempre digo que cuando vas a otro país o te relacionas con una persona de otra cultura – sobre todo una muy distinta que la tuya - reconocerás que estás experimentando el choque cultural cuando un intercambio te hace sentir confuso, irritado, frustrado o algún otro tipo de malestar o sensación de desorientación.
Hay un juego muy gracioso que se llama Barnga y que se utiliza para demostrar porque sentimos estos sentimientos. Los participantes de este juego no pueden hablar. Cada uno recibe una copia de las normas y tiene que leerlas en silencio. Entonces empieza el juego y empieza el caos (los choques culturales) – ¡porque cada uno ha recibido una hoja de normas totalmente distinto de lo que ha recibido los demás!
Esto es lo que pasa muchas veces cuando dos personas de mundos distintos se coinciden. Nuestra cultura consiste en miles de normas que hemos ido aprendiendo desde la cuna – pero sólo son las normas de nuestra cultura. Cada una tiene su propia colección.
Durante cualquier intercambio intercultural es conveniente recordar que lo que tienes delante – palabras, comportamientos, gestos etc. – es como el puntito de un iceberg. Debajo hay todo un continente de creencias, normas y opiniones e ideas muy distintos a los tuyos.
Me acuerdo como vine a España con ideas muy claras sobre como se guarda una cola – en un mercado, por ejemplo. Era como el juego que mencioné antes – todos siguiendo la norma de “pedir la vez”, sin que yo diera cuenta, y yo cada vez más enfadada y ofendida porque “no sabían” guardar la cola ¡y encima colándose!
Hay un concepto muy importante que debemos entender y añadir a nuestros vocabularios si vamos a entrar bien en la cultura de nuestros hijos y es el “etnocentrismo” – la creencia (muchas veces inconsciente) de que nuestra cultura es superior a la otra que tenemos delante.
Sentir etnocentrismo es normal. Ser etnocéntrico es normal.
Es normal, pero no es bueno para nuestras relaciones internacionales así que nuestro objetivo es ir adentrándonos en la otra cultura hasta poder dejar atrás el etnocentrismo y ver las cosas desde el punto de vista de la cultura en cuestión – como si estuviéramos criados allí dentro de su burbuja. Así alcanzaremos lo que los antropólogos llaman el “relativismo cultural”.
Esto es clave para padres adoptivos que han adoptado de otra cultura – poder entender esa otra cultura como se entiende desde dentro, no desde fuera.
Es clave porque por la imagen que nuestro hijo tiene de su lugar de origen formará parte de su propia identidad – su imagen de si mismo. Si nuestra relación con su lugar de origen es una relación de supuesta superioridad – una relación etnocéntrica – esto tendrá sus efectos.
Con todo esto, no quiero dar el idea de que todo esto sea fácil. Llevo mas de doce años viviendo fuera de mi país y todavía me cuesta a veces ver ciertas cosas desde el punto de vista español o europeo o lo que sea. Somos humanos, así que no se trata de ser perfectos sino de ir siempre intentando y mejorando.
Y creo que esto es el mejor ejemplo que podemos dar a nuestros hijos. Habrán asuntos relacionados con su cultura de origen que van a ser dificiles de comprender y aceptar no sólo para nosotros sino también para ellos. Pero juntos podemos explorar, aprender, preguntar, investigar, conocer y así, llegar a ver desde dentro.
viernes, 20 de julio de 2007
No Hay Límites
Son las palabras de Sara Barrena, de su libro “Venida de la Lluvia” y me gustaría decir que casi tres años después de adoptar puedo decir lo mismo que ella – que soy otra, que la experiencia me ha enriquecida, que he crecido como persona.
He pensado mucho en como ser madre – o padre – nos puede cambiar en general y cuales podrían ser las diferencias entre los cambios que experimentan los padres biológicos y los padres adoptivos.
He sido madre durante casi doce años, pero lo que ha cambiado durante los últimos tres es la forma en que veo los límites.
Me di cuenta hace una década de que mi vida era un ejercicio en la “auto-limitación”, que yo misma había dibujado unos horizontes muy estrechos alrededor de mi misma y que allí dentro estaba viviendo encerrada, atrapada, agobiada.
Cuando mi marido y yo hablamos de adoptar, pensé que ya había superado a mi misma – que había salido de mi pequeña cajita y que ya estaba volando.
A cambio de la mayoría de las parejas, la adopción fue idea de mi marido, que quería tener una familia numerosa – algo que de joven, yo también había imaginado.
Pero en cuanto lo hablamos, me surgieron un millón de miedos y no puedos… que aquí estaba yo a miles de kilómetros de mi familia, que estaba intentando consolidar mi vida laboral, que no tenía a nadie para ayudarme si pasara cualquier cosa, que yo no podía con más de dos niños, que era imposible, que como nos arreglaríamos económicamente…
Pero, tomamos la decisión de hacerlo.
Hicimos las entrevistas y los papeles, conseguimos la idoneidad, llegaron las fotos de China y me acuerdo como todo se me hizo realidad en un solo momento. Ya era una persona, una hija mía. No pude contener las lágrimas.
Con eso no quiere decir que me sentí tranquila. No tenía ni idea de cómo iba a sacar adelante a más niños, porque ya me había salido el trabajo en la radio…
Llegó la carta para viajar a China y casi me da vergüenza decir que tuve miedo a viajar – después de tantos viajes y tanto gusto por viajar – pero esta vez sería sin mis hijos – ningunos – y sentí miedo por si algo nos pasaron en el viaje, dejando huérfanas tantos a los que dejamos en España como a la que nos esperaba en China…
¡Por favor!
No me gusta confesar que en ese momento de mi vida sólo vi barreras alrededor de mí. ¡Como he cambiado! De verdad, hoy – sólo tres años después – soy otra persona por completo.
En medio de todo, vimos llegar no sólo a nuestra hija de China sino de una hija más (una sorpresa biológica) y os voy a decir una cosa: somos capaces de mucho más de lo que podemos imaginar.
Hubo un año muy, muy difícil en que físicamente me vi estirada al máximo.
Pero ahora, miro hacía atrás a mis viejas preocupaciones con una sonrisa. He visto como he podido hacerlo. Veo que es como escalar una montaña - no lo haces sabiendo de antemano exactamente como lo vas a hacer. Te lanzas a la montaña con tus herramientas y vas buscando huecos donde meter primero una mano, luego un pie después otra mano. Sólo piensas en el paso que tienes delante - nada más - y así llegas a la cima.
He crecido – sí. Mi vida se ha enriquecido.
Y cuando hablamos de la posibilidad de volver a adoptar, no me causa ninguna preocupación.
“Teníamos un desconocimiento total de la montaña, por eso nunca nos pusimos límites y pensamos que podríamos sobrevivir. Las hazañas son posibles porque alguien se animó a hacerlas. Nosotros no contábamos en aquella ocasión con el no se puede.”
Gustavo Zerbino, superviviente junto a otras quince personas del trágico accidente aéreo ocurrido en Los Andes en 1972.
(La Expansión & Empleo, 31 Agosto 2002)
jueves, 19 de julio de 2007
Adolescencia - ¿Preparados para Entrar?
Y yo, siempre corriendo detrás, intentando llegar a tiempo, a orientarme, organizarme y empezar a trabajar - ¡sólo para econtrarme desfasada otra vez!
El libro sale en español y se llama “Socorro Tengo un Hijo Adolescente” por Jean Bayard y Robert T. Bayard. Por pura casualidad son padres adoptivos, además de biológicos. Creo que han criado cinco o seis hijos y si me acuerdo bien los adoptados eran de corea.
El hecho de que tuvieron hijos adoptados me ha interesado desde que adoptamos porque me acuerdo que la psicóloga que nos llevo el informe de idoneidad dijo que los hijos adoptados pueden experimentar más crisis de lo normal durante la adolescencia.
De todas formas, el trabajo de los Bayard es para cualquier padre o madre sin haciendo distinción entre el trato que haríamos a un hijo biológico o uno adoptado – su objetivo es que todos salgan de esta etapa como personas responsables, y el libro entonces es como una manual para saber como conseguir que se hacen responsables en todas las facetas de sus vidas.
La psicóloga, Isabel Menéndez Benavente, incluye este libro en las recomendaciones al final de su artículo “Adolescencia: La crisis necesaria” y dice:
“Los padres deberán "formarse" para afrontar esta etapa evolutiva (la adolescencia). Deberán seguir las pautas de educación adecuadas para controlar y evitar el conflicto. Es importante que lean mucho sobre adolescencia… Lea libros sobre la adolescencia. Piense en su adolescencia. Espere cambios de humor en el hijo que normalmente es muy alegre y prepárese para más conflictos en el futuro que surgirán a medida que su hijo encuentre su lugar como persona. Los padres que saben lo que les espera pueden enfrentarse mejor a ello. Y cuanto más informados estén los padres, menor será el dolor.”
Bueno, esperamos que entre los crisis que tienen que pasar nuestros hijos podemos también disfrutar de esta etapa, viendo con ilusión como crecen y cambian, como se hacen responsables para sus propias vidas y sus propios destinos.
martes, 17 de julio de 2007
Libros en nuestro Horizonte
Los de Fuera por Dentro - Escritos sobre la Adopción Transnacional por Jane Jeong Trenka (Editor), Julia Chinyere Oparah (Editor), Sun Yung Shin (Editor)
Me dicen que este es una colección de trabajos de varios autores sobre las culturas de las que vienen nuestros hijos y las culturas que estamos creando con grupos, webs y asociaciones de adoptados.
Algunos de los autores exploran el significado de la adopción desde el punto de vista de los países que envían fuera a sus hijos y otros nos llevarán a viajar con familias adoptivas que vuelvan al país natal de sus hijos y a los “campamentos de cultura” dónde van tantos niños adoptados de fuera en E.E.U.U. para conocer su cultura juntos con otros con quienes comparten sus orígenes, parece que hay mucho mas también…
Por Debbie Riley
Dicen que es una referencia fantástica para padres y para profesionales que trabajan con adolescentes. Bueno, ¡pienso que cualquier información sobre adolescentes en general me podría venir muy bien!
Adoption Parenting – Creando una Caja de Herramientas – Construyendo Conexiones
Proyecto de Jean MacLeod y Sheena Macrae
Tengo mucha ilusión para leer este libro porque es una colección de trabajos de más de 100 colaboradores – dice que realmente tiene de todo y para todos los “niveles”, tratando temas como el sueño, la pertenencia, lenguaje, comida, educación, posibles problemas. Según una organización que se llama el “Adoption Institute” el libro es de verdad una caja de herramientas – pero es mas un mapa que nos guía hacía un futuro cada vez más exitosa.
Mas Alla de las Buenas Intenciones: Una Madre Reflexiona sobre su experiencia criando niños adoptados en el extranjero por Cheri Register
Bueno, este libro he querido conseguir durante un tiempo. Cheri es madre de hijas ya adultas que adoptó en corea. Lo que mas parece destacar de este libro es su sinceridad – que parece haber creado algo de controversia pero que en general, se dice que vale la pena leer. Dicen que el enfoque del libro no es proteger a los sentimientos de los padres adoptivos sino de darnos la información que necesitamos para que nuestros hijos se hagan fuertes.
lunes, 16 de julio de 2007
Escuchar es un Arte
Así que – escuchar. Para entender mejor la tarea que tenemos delante, me encanta las palabras del psiquiatra el Doctor M. Scott Peck en su libro “La Nueva Psicología del Amor”.
Dice que cuando hablan nuestros hijos tenemos varias opciones. Podemos:
*Prohibirles que hablen
*No escucharles
*Fingir escucharles
*Escuchar de forma selectiva
*Escuchar de verdad
Explica que hay un momento para todo. Un niño de seis años, por ejemplo, puede estar muy contento a veces con que fingimos escuchar – por que realmente no está pidiendo que le escuchemos de verdad. Sólo quiere hablar. Otras veces, basta con escuchar de forma selectiva, prestando más o menos atención dependiendo del tema de la conversación. Una de las muchas tareas extremadamente complejas que tienen los padres, dice el doctor, es alcanzar un equilibrio entre las posibles respuestas que requiere el niño en cada momento.
“Este equilibrio muchas veces no se alcanza,” dice, “porque, aunque la no haga falta mucho tiempo, muchos padres no son dispuestos o no son capaces de hacer el esfuerzo necesario para escuchar de verdad. Es posible que creen que están escuchando pero lo único que están haciendo es fingir escuchar o escuchando de forma selectiva, pero esto es una forma de auto-engaño que sirve para esconderse de su pereza. Porque escuchar de verdad, incluso por muy poco tiempo, requiere un esfuerzo tremendo. Para empezar requiere toda tu concentración. No puedes escuchar de verdad a otra persona mientras haces otra cosa. Si un padre/madre quiere escuchar de verdad a su hijo, tendrá que poner a un lado todo lo demás. El momento de escuchar tiene que estar completamente dedicado al niño. Si no estás dispuesto a poner a un lado todo lo demás, incluso tus preocupaciones y pensamientos durante un tiempo, entonces no estás dispuesto a escuchar de verdad.”
Dice que escuchar a un niño de seis años, por ejemplo, requiere incluso más esfuerzo que escuchar a un adulto, porque el estilo de comunicación de un niño es muchas veces difícil de seguir. Así que pregunta – “¿Por que hacerlo?”
¿Porque hacer tan gran esfuerzo para escuchar de verdad a nuestros hijos incluso en edades tempranas? Dice Peck:
“Primero porque tu voluntad para hacerlo es el mejor testimonio concreto que puedes dar a tu hijo de que le valoras. Si tú le valoras igual que valorarías a un locutor con prestigio, entonces tu hijo se sentirá valorado y de allí valioso. No hay mejor forma y realmente no hay otra forma de enseñar a tus hijos que son personas de valor que valorarles.
Segundo, cuanto más se sienten como personas valiosas, empezarán a decir más cosas de valor. Alcanzarán tus expectativas.
Tercero, cuanto más escuchas a tu hijo, más te darás cuenta de que entre las pausas, los balbuceos, la charla aparentemente inocente, tu hijo realmente tiene cosas importantes (de valor) a decir… Escucha suficientemente a tu hijo y te darás cuenta de que es una persona extraordinaria. Y cuanto más extraordinaria te parece tu hijo, más dispuesto estarás para escucharle. Y aprenderás más.
Cuarto, cuanto más sabes sobre tu hijo, más podrás enseñarles. Saber poco sobre tu hijo y la mayoría del tiempo estarás enseñándole cosas que no está preparado para entender o que ya sabe o que quizás entiende mejor que tú.
Finalmente, cuanto más tus hijos saben que les volaras y que les consideras gente extraordinaria, mas dispuestos estarán para escucharte y valorarte a ti. Y cuanto más apropiadas tus enseñanzas, basadas en todo lo que sabes y conoces sobre ellos, más ilusionados estarán tus hijos de aprender de ti. Y cuanto más aprenden, más extraordinarios se harán. Si el lector se da cuenta de la naturaleza cíclica de este proceso, el o ella tiene razón y está apreciando lo recíproco que es el amor. En vez de un ciclo vicioso que va hacía abajo, es un ciclo creativo de evolución y crecimiento que va hace arriba. Valor crea valor. Amor creando amor. Padres e hijos dan vueltas hacía adelante, cada vez más rápido en un pas de deux de amor. "
Si os ha gustado, os aseguro que vale la pena leer el libro. Me parece que se edita en Argentina, podéis hacer clic aquí para ver lo que he encontrado en Internet. Como madre y como persona es uno de los mejores libros que he leído en mi vida.
sábado, 14 de julio de 2007
Relaciones Padre-Hij@
Covey nos anima a ver que entre nosotros y cada persona con quién tengamos relación hay un especie de "cuenta" que el llama la "cuenta bancaria emocional". Allí hacemos depósitos y retiradas dependiendo de como tratamos a la persona con quien mantenemos la cuenta.
Esto me parece especialmente relevante para padres porque hay quienes dicen que a la medida que nuestros hijos vayan creciendo, los intercambios entre padres e hijos suelen ir reduciéndose a unas frases hechas sobre imagen, higiene, deberes, horarios y dieta etc. Es decir, una situación de retiradas continuas - muchas veces sin depósitos. De esta forma algunos padres e hijos llegan a la adolescencia en la bancarrota. Surgen problemas, dudas, complicaciones y no pueden ni hablar - porque ya no quedan ni fondos, ni crédito.
viernes, 13 de julio de 2007
Una Historia Lleno de Avisos
Prefiero las historias felices sobre las adopciones - y sobre las familias en general. Pero sé que tenemos que compartir historias como esta también para que no se repitan. Y me gustaría creer que en la gran mayoría de las adopciones no hay riesgo de que ocurra lo que voy a contar aquí. Pero por eso también es bueno contar lo que voy a contar - para que vemos que un final infeliz suele venir avisado desde hace mucho tiempo antes de que occura.
La niña se llamaba Noel y fue entregada en acogida a Mari, una amiga de mi madre, cuando tuvo sólo seis semanas. Ya había estado con varios familiares que habían intentado sacarla adelante. Según los informes simplemente no salía adelante y por eso la quitaron de su casa, pero según Mari una radiografía que hicieron después demostró que tuvo alguna costilla rota.
Mi madre siempre se acuerda de la nerviosa que era Noel de bebé y como Mari seguía el consejo de criar a la niña con un horario muy estricto - supongo que el idea fue darle una sensación de seguridad. Pero el horario se tenía que cumplir a rajatabla - que si la niña tenía hambre - tendría que esperar. Que nadie podía cogerla si no era la hora etc. Dice mi madre que era una niña que lloraba sin parar - y que ella (mi madre) no pudo resistir en cogerle en brazos para calmarle y darle de comer si tenía hambre cuanda estaba en nuestra casa. Le recomendaba a su amiga ser menos estricta y más comprensiva pero ella estaba convencida de sus métodos.
Sé que hoy los consejos para cuidad de un bebé como Noel serían muy distintos - por lo que estoy leyendo, recomiendan una rutina para crear esa sensación de seguridad pero con muchísimo cariño, muchos brazos y de darle de comer siempre que quiera.
Me acuerdo muy bien de Noel. Tenía unos tres años menos que yo, como una hermana mía y todos jugabamos juntos siempre que su familia venía a visitar - o que hicimos los cuatro o cinco horas en coche para quedar una semana con ellos. Fue una niña alegre, rubio, delgada, muy mona.
Noel estuvo en “plan acogida” durante quizás siete años. Lo triste es que tuvo que aguantar muchos cambios – que la madre biológica quería otra oportunidad, que por alguna política del Estado tuvo que estar con otra familia de acogida de vez en cuando - quién sabe porque. Pero siempre acabó una y otra vez en casa de Mari con su marido y sus tres hijos.
Al final, sobre los siete años estuvo disponible para ser adoptada y Mari y su marido decidieron adoptarla – mas que nada porque les daba pena. No quisieron verla empujada de casa en casa durante el resto de su vida sin tener nunca una familia propia. Hace poco mi madre me contó esto y me hizo reflexionar sobre la importancia que los psicólogos dan a los motivos para adoptar...
La niña fue muy difícil para ellos. Fue activa, muy traviesa, siempre metiéndose en algún lío, probando los límites; dicen que fue una mentirosa patológica.
No es que no intentaron, pero no sabían que hacer con Heidi-Noel (que hicieron un nombre compuesto al adoptarlo para ir poco a poco quitando Noel y dejándola con el nombre que habían escogido para ella, Heidi).
Me recuerdo de ella como siempre sonriendo o riéndose y corriendo para arriba y abajo como una loca – a menos que estaba castigada.
Y parece que siempre estaba castigada. Mi madre se mostraba una y otra vez preocupada por Heidi - de eso me acuerdo. Ella hablaba de vez en cuando con su amiga sobre la situación. Le escuché más que una vez comentar que en esa familia todo el mundo estaba siempre encima de esa pobre niña, que hacía falta tener una actitud más positiva. También me sentí mal por ella al escuchar eso - mal y con ganas de salvarla.
Sobre los quince años, Heidi se fue a vivir con otra familia, gente de la misma iglesia de su familia. No funcionó. Luego fue a vivir con una tía, hermana de su madre – tampoco pudieron con ella. Otra hermana de su madre le acogió, y finalmente se fue y nadie sabe que ha sido de Heidi.
Dice Marilyn que, con la información que hay hoy en día, haría las cosas de una forma tan, tan diferente.
Por mi parte – la historia fue confusa y preocupante hasta que empecé a leer sobre el apego. Me acuerdo bastante de aquello y mi madre me ha contado lo suficiente para entender que nunca llegaron a formar vínculos afectivos con Heidi. Hicieron todo lo posible para criarle bien, intentaron seguir todas las “reglas” (sobre horarios, estructura, disciplina – Marilyn fue una mujer super-informada y con unas ideas muy claras) – pero simplemente no sabían crear una relación de confianza, seguridad, cariño y amor con una niña que se les ponía todo tan difícil - muy probablemente porque se sintió tan insegura.
Para mí, esta historia, junto con otras experiencias, ha despertado mi interés en el bienestar de la familia en general. No es algo que empecé a estudiar al adoptar. Sin embargo, a través del estudio de la adopción, he podido consolidar muchos de mis conocimientos. Hay mucho sobre desarrollo infantil, por ejemplo, que he llegado a comprender por primera vez a través de libros escritos para familias adoptivas.
Por eso, creo que hoy en día, las familias adoptivas tenemos gran ventaja - no sólo comparado con las familias que adoptaron hace cincuenta o incluso veinte años - sino incluso a veces respecto a las familias biológicas, quizás.
Animo a todo el mundo a informarse sobre temas que podrían ser de interés para su familia. No tenéis que meteros tan profundamente como yo - que investigar todo tipo de temas es mi pasión - pero es conveniente informaros, incluso poquito a poco - un libro de vez en cuando, una mirada al web durante un ratito libre - lo que sea.
Es como llenar una caja de herramientas - con algunas herramientas que permitan conocer avisos, por ejemplo, otros que ayudan a prevenir complicaciones - y por supuestos un montón de ellos que hace más agradable construir el amor.
jueves, 12 de julio de 2007
Apego IV – ¿Cuándo Pedimos Ayuda?
Me encantan las historias de las familias que lo han hecho – a pesar de todas las dificultades – para luego contarnos lo muchísimo que quieren a sus hijos y estos a ellos. Han cogido unas lanas en crudo y han encontrado la forma de tejer una obra de arte, sacando lo mejor de sus hijos y lo mejor de si mismos.
Muchas veces esto se hace sin ayuda profesional - a la fuerza, por voluntad propia, aprendiendo a ser más pacientes, haciéndose cada vez más sabio, trabajando muy duro, quizás durmiendo muy poco, en algunos casos esforzándose más de lo que uno pensaba posible, dándole al niño lo que parece necesitar en cada momento.
Sin embargo, por lo que cuenta la trabajadora social clínica Deborah Gray en su libro “El Apego en la Adopción”, a veces las problemas son tan difíciles (y los padres tan hechos polvo) que hace falta pedir ayuda a un profesional.
Según Gray estos factores indican que un niño necesita ver a un profesional:
*Para el niño, su adopción es lo que más le define. Diría, por ejemplo, “No puedo hacer amigos porque soy adoptado.”
*Demuestra los signos clásicos de problemas en un niño: esconde comida, no controle los esfínteres por la noche después de haber quitado bien el pañal, sufre insomnio, duerme demasiado durante más de dos semanas, le fascina el horror, tiene un miedo persistente para estar sólo o – (pasado los tres años) demuestra crueldad a los animales.
*El niño tiene problemas de aprendizaje o el Síndrome de Déficit de Atención.
*Tiene más de siete años y sigue dudando que la adopción es para siempre, aún después de haberle explicado todo muy bien.
*Un adolescente está preocupado con el idea de independizarse de sus padres algún día y no parece tener muy claro su identidad.
*No tienes la sensación de tener una buena y cariñosa relación con el niño. El o ella demuestra no haber desarrollado un buen sentido del bien y del mal, y no parece importarle agradarte.
*Demuestra una rabia que parece salir de la nada y que no parece corresponder a las circunstancias.
*Tiene una historia de abusos físicos, abusos sexuales o de una privación extrema. Incluso si no puede recordarlo, es importante pedir ayuda.
Estos factores tienden a causar unas perspectivas distorsionadas.
*El niño ha sido testigo a violencia, sobre todo violencia letal.
*Tiene enfermedades mentales en el historial familiar.
*Estuvo expuesto a alcohol y drogas durante el embarazo.
Gray también recomienda que busquemos ayuda si un niño más mayor de los nueve años no puede hablar de su adopción demostrando tanto felicidad como tristeza. Esto todavía estoy intentando “procesar” o “digerir” o lo que sea. Lo pongo para no dejar fuera ninguna de sus sugerencias .
lunes, 9 de julio de 2007
Historia de un Camino Largo
Otra vez, visitamos el libro “Nacidos en Nuestros Corazones”, una colección de historias verdaderas dirigido por Filis Casey y su hija Marisa Catalina Casey.
Caty es una mujer que recibió las noticias de su infertilidad como una paliza, pero dice que después de adoptar a sus hijos nada podría motivarla para ir hacía atrás y cambiar su situación física para tener hijos biológicos. No cambiaría la vida que tiene hoy para nada de este mundo.
Adoptaron el hijo mayor a los cinco días de vida. El próximo niño tenía siete meses cuando vino a la familia. Es entonces cuando decidieron ir a Rusia para adoptar a una niña de tres años.
Caty estaba realmente ilusionada para tener por fin una hija. Soñaba con mecerla, jugar con ella, verla crecer para poder charlar y pasear juntas. Le compraba ropa y muñecas, anticipando el momento en que iba a conocer a su niña.
La realidad, sin embargo, fue muy distinta. Dice que al conocerle a Sara, su nueva hija, le sorprendió desde el primer momento que no era la niña que había conocido en sus sueños durante todos esos meses de espera.
Reconoce que la niña fue alegre y llena de curiosidad desde el primer día, pero que también era muy cabezota y con unos cambios de humor sorprendentes. La madre sólo quería cogerla, cantarle canciones, mecerla y abrazarla, pero la niña no quiso nada de eso. Cada vez que Caty intentó cogerla, Sara le empujaría. A veces le dejaría a su madre cogerle por la mano – pero dice que ese contacto físico fue como una gotita comparado con el mar de cariño que quiso darle.
Encima había la barrera del idioma – que la niña no entendió nada de lo que su madre intentaba decirle. Y resultó que la niño sufrió retrasos en el habla, haciendo incluso más difícil la comunicación y durante más tiempo.
Nada de la experiencia tenía nada que ver con la de adoptar a un bebé, dice Caty. Con sus dos hijos, pudo ir conociéndoles desde el principio construyendo una relación de amor y confianza con ellos, mientras que su hija, Sara, de repente se encontró con gente extraña, en un país donde nadie hablaba su idioma y con una mujer que esperaba un cariño y un amor instantáneos.
Caty estaba experimentando unos obstáculos tremendos para construir una relación de apego seguro y sano. Pero me gusta mucho una de sus reflexiones:
“Tuve que aprender a ser paciente y a darme cuente de que todo esto tenía que ver con el proceso de crecimiento de Sara, no de mis sentimientos de rechazo y desilusión. Restringirme me pareció tan poco natural, tan poco familiar. Nuestro proceso de crear los primeros vínculos entre nosotros fue lento, un proceso gradual, y pasó mas de un año antes de que Sara llegó a confiar en mí para poder empezar a construir unos lazos afectivos de verdad…”
Escribió esta historia cuando la niña tenía seis años y dice que fue un placer poder contarlo porque todo había salido tan bien. Mirando hacía atrás, dice que lo más difícil fue el no saber como iba a salir, si la niña iba a llegar a quererla.
Caty parece tener sensaciones de remordimiento sobre la forma en que llevó ese primer año después de la adopción de su niña, porque se sentía tan insegura de que llegarían a sentirse como madre e hija que a veces perdió la paciencia con la niña, causando lágrimas no necesarias.
A la hora de redactar esta historia ella y su marido estuvieron en trámites para adoptar otra hija rusa, esta vez de cuatro años. Caty tenía la esperanza de poder relajarse y disfrutar del largo camino que tendría delante. Dice que ahora sabe que “una relación es un proceso que nunca acaba, y que el amor, la paciencia, el rezar y sobre todo la fe son los ingredientes necesarias para incorporar a un niño al árbol genealógico.
¿Que lugar tiene el “Agradecimiento”?
Su idea - de que "deben de ser agradecidos" me chocó. Pienso que todos los hijos – adoptados o no – necesitan aprender a ser agradecida por la vida, por cada detalle bonita y positiva, por los amigos, la comida – lo que sea. Es un ingrediente clave de la felicidad.
Sin embargo no debieramos hacernos padres con la idea de que nuestros hijos tendrán que sernos agradecidos, como si se tratara un derecho nuestro.
Más de pensar que mis hijos - adoptados y biológicos - deben de ser agradecidos, prefiero pensar en como tengo que ser como madre para algún día merecer una sensación de agradecimiento por su parte cuando miran hacía atrás, recordando todo lo que hemos pasado y hecho juntos. No lo veo como un deber por su parte, sino de una serie de responsabilidades que tengo yo: de eneñsarles a sentir agradecimiento por todo lo que tienen, de verter mi amor sobre ellos - escuchando, hablando, comprendiendo, enseñando.
Bueno, de todas formas, he aquí otra historia verdadera, del libro "Nacidos en Nuestros Corazones” proyecto de Filis Casey y su hija Marisa Catalina Casey. Es de una hija tan agradecidísima que tenía preocupados a sus pobres padres.
Esta es la historia de Bea, un niña china que fue adoptada a los seis años y quién sorprendió a sus padres al conocerles con unas demostraciones de alegría e ilusión tan fuertes que temían que podría ser hiperactiva o sufrir el Síndrome de Déficit de Atención. Una vez llegado a casi, en vez de tranquilizarse estaba cada día más activa – más loca con alegría.
Más tarde, cuando la niña supo hablar inglés, su madre se sintió avergonzada por haber pensado que algo le pasaba a su hija, porque el hecho fue que era una niña muy consciente de que su sueño de haber encontrado a una familia se había hecho realidad y no pudo contener su felicidad.
Antes de adoptar, Linda, la madre, se acuerda de como el director de adopciones chinas de su agencia les había dicho que “si adoptas a un niño mayor, siempre sabrá lo que han dejado atrás. Siempre estarán agradecidos por lo que has hecho.”
Bueno, por lo que vimos en la historia anterior (Ver Historia de una Vuelta a Casa) esto no es siempre el caso. Sin embargo, la historia de Bea, me acuerda de Asha Miró que nos dice algo parecido en su libro “Asha la Hija del Ganges” (que, por cierto, es uno de las historias de adopciones que más me ha gustado). Ella fue adoptado sobre los seis años de edad y habla de su capacidad para apreciar como su vida había cambiado.
Dice Linda que no pasa un día en que la niña no da las gracias a sus padres por haberle sacado del orfanato. Se acuerda de cómo su padre biológico le dejó en la puerta del centro por la noche cuando tuvo TRES años. Allí se quedó, sola, llorando. Odiaba su vida allí y soñaba con tener algún día una familia.
La madre dice, “Bea es agradecida, pero me siento que somos nosotros los realmente agradecidos. Ella nos ha abierto los ojos a una perspectiva pura y sincera. Estamos agradecidos a Bea por transportarnos más allá de nosotros mismos, de la rutina del día a día a un mundo que nunca sabíamos que existía. O – si hubiéramos sabido que existía, nuestros recuerdos de ello se fueron desapareciendo con el tiempo. Todo lo que nos importó antes, no tiene importancia al lado de nuestro amor por Bea.”
Esto no quiere decir que no ha habido algún desafío. Años después de su adopción la niña todavía sufrió del Síndrome de Estrés Postraumático. No podía estar sola ni un momento o se pondría a llorar.
Dice Linda que “por supuesto, los padres deben de serlos sin egoísmo”, que puede ser muy bonito tener un niño agradecido pero que no debemos esperarlo, ni debe ser nuestro motivo para convertirnos en padres. Sin embargo, reconoce que el agradecimiento es algo encantador, algo que no ve en muchos niños que siempre han tenido de todo.
Los padres de Bea la adoptaron aún siendo una niña mayor no porque querían que fuera agradecida, sino porque sabían que lo normal es querer un bebé y que los niños mayores suelen quedarse sin la oportunidad de tener una familia y una vida nueva.
sábado, 7 de julio de 2007
Historia de una Vuelta a Casa
viernes, 6 de julio de 2007
Una Vida Apasionada
Paramos un momento para destacar que Steve fue un niño abandonado, que vivió durante muchos años en una "institución" (aúnque por lo que cuenta fue especial - el proyecto de una familia muy cariñosa que quería muchísimo a todos los niños) además, ¡fue adoptado como adolescente! Como vermos en esta historia lo que llaman "factores de riesgo" son sólo eso - "riesgos" - nada más. No tienen porque determinar el final de una historia...
Unos días más tarde, recuerda que su padre le dijo, "Steve, cuando miro hacia atrás en mi vida, veo que he hecho unas decisiones muy importantes, decisiones que resultaron ser los mejores decisiones. El mejor fue cuando decidí creer en Diós. El segundo fue cuando me casé con tu madre Margaret. El tercer mejor decisión fue tenerte aquí con nosotros.