lunes, 2 de julio de 2012

Ser como los demás



Imágen: Atrévate a ser DIFERENTE.


Mis hijas son perfectamente bilingües. Hablan inglés y español sin acento extranjero en ninguno de los dos idiomas. Sin embargo, hace años descubrí un fascinante fenómeno: todas son capaces de hablar inglés con un buen acento español - igual que sus compañeros en el colegio. No quieren destacar. Les da vergüenza.

Desde que me di cuenta de que mi hija mayor estaba hablando inglés con acento en el colegio, supe que tenía que trabajar muy bien la imagen que ella tenía de los Estados Unidos, de sí misma como media americana y del inglés como idioma importante en el mundo.

Para un adulto las ventajas de hablar inglés perfectamente están claras, pero para una niña de 6 o 7, incluso 9 o 10 años, no. Lo único que quieren es ser como los demás.

El ser humano tiene una profunda necesidad para formar parte de su grupo, para estar incluido, de sentirse dentro y no fuera.

Hace tiempo escribí una entrada que se llamaba "Compartiendo Orígenes" en que hablo de la necesidad de cultivar en nuestros hijos un orgullo por sus raíces - y me sorprendieron algunas de las reacciones que recibí: algunas madres, que me aseguraron que sus hijos no querían saber nada de su país de origen, de su raza, de su cultura de nacimiento, porque se sentían españoles. En algunos casos, los hijos mostraron un fuerte rechazo hacia sus orígenes.

Las familias adoptivas - sobre todo con hijos de otros países, razas o etnias, pero también de adopciones nacionales - deben saber que existe un peligro importante que puede hacer mucho daño a sus hijos. Es intentar ayudarles a sentir como parte del grupo a base de negar sus diferencias, de rechazarlas e incluso odiarlas.

Está claro que nuestros hijos querrán ser como los demás, pero nos tenemos que preguntar: ¿Es posible formar parte del grupo sin renunciar a uno mismo?

Ser diferente duele - sobre todo durante ciertas etapas de la infancia y la niñez y la adolescencia. Duele y mucho.

Pero la solución no es negar las diferencias.

La solución está en identificarlas, reconocerlas y aprender a valorarlas de forma positiva.

Esto para algunas de nuestras familias es un problema importante - porque si nosotros mismos - los padres - no sabemos apreciar y celebrar las diferencias de nuestros hijos, difícilmente vamos a poder convencerles a ellos de que disfruten de una ventaja por ser de familia gitana o por haber nacido en Etiopía o China o Ucrania.

Comprendo que puede ser difícil cultivar la actitud correcta ante las diferencias. Como americana, yo estaba convencida del valor de mi propia cultura de origen y del inglés - así que fue fácil fomentar la misma actitud en mis hijas. Pero cuando adopté a mi hija en China, me sentí perdida al principio. Durante mi adolescencia había leído novelas sobre guerra y comunismo en China. Lo que más destacaba para mí, era la falta de respeto por los derechos humanos más básicos. También me veía afectada por muchos estereotipos negativos. ¿Cómo vencerlos?

Sabía que para transmitir a mi hija una imagen sana e equilibrada de su país de origen - y sobre todo para fomentar en ella el orgullo que todos merecen sentir por sus raíces, por sus orígenes, tenía que comenzar conmigo misma. Y gracias a los dos años que llevo cultivando mi amistad con una mujer china ( a través de Internet) mi propia ilusión por todo lo relacionado con china se contagia a todas mis hijas y disfrutamos ahora de un clima cosmopolita y abierta en casa, donde realmente todas las culturas del mundo están bienvenidos.

Ayer, antes de ver la Euro Copa, le felicité a mi hija - la que nació en China. "¡Qué suerte tienes!" le dije sonriendo. "Si gana España, ganas tú. El día que gane China, ganas tú. Y siempre que gane Estados Unidos, ganas tú! Cuando te adoptamos, te hiciste español. Después yo quise que fueras también americana como yo. Y a pesar de que ya no tienes la ciudadanía china, naciste allí, de padres chinos y nadie nunca jamás te puede quitar el hecho de ser China también. ¡Qué bonito! ¡Qué suerte!"

A ella le encanta este tipo discurso. Le fascina. Se siente tan orgullosa. Con el tiempo, hemos ido celebrando sus diferencias y fomentando en nuestra familia una cultura de más en vez de menos - es decir, que estas diferencias te dan algo más, son un plus, algo especial.

Todavía quiere ser "como los demás" en muchos respectos, pero también se valora por quién es. Está aprendiendo poco a poco, como interpretar sus diferencias, valorar las ventajas que pueden suponer y sentirse bien con lo que significan para ella.

viernes, 29 de junio de 2012

"Encaje Familiar"


Hay un concepto que encuentro a veces en los libros de adopción de EE.UU. que se llama “Family Fit”. Se podría traducir como “Encaje Familiar” y significa que padres e hijos se sienten que están hechos los unos para los otros, que comparten muchas características, gustos etc.

Francamente, no me gusta este concepto.

Hablan de ello más que nada para “comprender” a las familias donde los padres adoptivos tengan la sensación de que no tienen nada en común con algún hijo adoptivo, como si no encajara en la familia, como si viniera quizás de otro planeta.

En mi opinión, simplemente tener la idea  de que padres e hijos tengan que tener algo en común demuestra unas expectativas no realistas.

En cambio, Fisher y Watkins, las autoras de “Hablando con los niños pequeños de la adopción”, explican que este es un problema que puede afectar tanto a familias biológicas como familias adoptivas, pero creen que las adoptivas tenemos ventaja – simplemente porque desde el principio sabemos que no van a compartir la genética y que entonces podrían ser muy diferentes a sus hijos.

A pesar de esta ventaja, desgraciadamente hay algunos padres y madres adoptivos que adoptan con unas expectativas muy concretas sobre la relación que van a tener con sus hijos y lo que estos van a hacer y conseguir en la vida.

Una vez leí de una madre adoptiva que se sentía insatisfecha con su hija porque no era activa y atlética como el resto de la familia. ¿Cómo llegan a producirse estas adopciones? También puede pasar en las familia biológicas, pero, como explica Holly van Gulden (Padres Verdaderos Hijos Verdaderos) hay una tendencia de “aparcar” las características de los hijos buscando otros parientes parecidos: “Pues, parece que a salido al tío Pepe.” Esto puede hacer más fácil llevar la diferencia.

Y “diferencia” parece ser la palabra clave. Una vez más vemos que la manera en que cada familia rechaza, tolera o acepta – o, mejor CELEBRA – las diferencias, es clave. Es fundamental que todos los hijos tengan la licencia, la libertad, para ser diferentes a sus padres, a sus hermanos, a todo el mundo: para ser ellos mismos.

miércoles, 27 de junio de 2012

La tregua no es lo que parece


En su libro "Padres Verdaderos Hijos Verdaderos" (solo en inglés) la psicóloga Holly Van Gulden, especializada en adopción describe la etapa de primaria como un periodo en que las familias adoptivas muchas veces disfrutan de una especie de tregua. Durante la etapa preescolar los peques nos asaltan con preguntas muy difíciles: "¿Estaba en tu barriga?" y "¿Podemos visitar a mi madre biológica?" (Este tipo de preguntas nos hacen si hemos estado muy abiertos con ellos.) Pero ahora, llegan a primaria y experimentan un cambio radical:

"El cambio de preescolar a primaria representa un giro clave en el desarrollo del niño. Comienzan en la escuela y los horizontes de su mundo se extienden como nunca antes. Pero la expansión de sus horizontes se debe a más que solo la expansión de su mundo; también su creciente capacidad para comprender y razonar hace posible profundizar y dar nuevos significados al mundo que ya conoce. Así es que justo en un momento cuando los padres y las familias tienden a hablar menos y menos de la adopción, es tan importante como nunca mantener abierto el diálogo y ayudar al niño con los diversos sentimientos que puede sentir hacia la adopción."

Puede que sea casi un alivio, que en esta época, los niños dejen de lanzar preguntas. Como explica van Gulden, después de todo lo que hemos hecho para llegar a ellos, es difícil tener que explicarlo todo una y otra vez. Por eso, los padres muchas veces respiramos más tranquilos cuando lleguen a primaria y están tan ocupados con el colegio, los deberes y las actividades extraescolares que a veces casi parece que han olvidado el hecho de ser adoptados. Parece que las aguas han vuelto a sus cauces y por fin podemos disfrutar de la "normalidad", del día a día, de nuestras familias.

Y esa disminuición de preguntas también puede hacer que pensemos que ya comprenden y que ya no hace falta hablar tanto - que estén satisfechos con la información que tienen. Además, puede que ellos incluso se enfaden un poquito o nos ignoren si hacemos mención de la adopción.

Pero la realidad suele ser otra, porque es que ahora - justo en primaria - cuando comprenden mejor que nunca lo que significa ser adoptado. Ahora saben que sí, han ganado, pero que también han perdido. Empiezan a sentir vergüenza. Comienzan a verse como diferentes a los demás, pero no simplemente por fuera, sino por un motivo fundamental: no han llegado a sus familias por la misma vía que los demás.

El otro día estaba leyendo el magnífico libro de Jaime Ledesma, "Mediación Familiar enBusca de Orígenes" (en español) donde hay una carta que una mujer adoptada escribe a su madre biológica durante el proceso de mediación, antes de conocerla. Cuenta como crecía con tanto amor, pero aún así siempre se sentía inferior por ser adoptada... Es que por mucho que queramos pensar que nuestros hijos no estén afectados por el hecho de haber perdido su primera familia, no es así. Es algo que pueden llevar muy dentro, sin comentar - pero que sigue allí.

Ahora mi hija pregunta muy poco, muy, muy poco. Está bien entrada en primaria.

De vez en cuando lanzo una piedrecita (un comentario diseñado para abordar el tema - sin presiones). "El otro día vi un reportaje sobre adopción en el periódico..." o "Cuánto me gustaría que tus padres biológicos pudieron verte ahora - tan guapa." o "Estoy pensando en el viaje que queremos hacer a China." Y parece que estamos manteniendo la puerta abierta, porque a veces ella también hace algún comentario.

El otro día vino a la cocina para acompañarme mientras preparaba la cena. Se sentó y dijo con total naturalidad, "Mamá, me gustaría conocer a mi madre biológica."

Ya no me asusto. Tengo claro mis dos objetivos:

1. Reconocer sus sentimientos y recordarle que es normal sentir lo que siente, que es libre para sentir lo que sea. Si está triste - es normal. Si tiene curiosidad - también es normal. Si se siente enfadad a veces, pues también.

2. Formarle sobre la importancia de sus decisiones - que mientras que es libre para sentir y expresar sus sentimientos, es importante que elija su camino. Quiero que comprenda que hay personas que se hunden o se obsesionan porque no pueden conseguir algo que está fuera de su poder conseguir. En cambio, hay otras personas que elijan la felicidad a pesar de circunstancias que podrían ser frustrantes. Quiero animarle a cuidar y nutrir su felicidad en medio de su búsqueda - sea interior o real. Quiero que sepa que el pasado no tiene que ser un lastre para ella, que triunfar y sentirse feliz y satisfecha es algo que simplemente puede elegir.

De algún modo, hablamos de eso el otro día en la cocina. Ella es pequeña todavía, pero puede entender.

Noto que a los niños les gusta muchísimo que confiemos en ellos, que les hablamos claro de la vida, explicándoles como es y sobre todo - enseñándoles las grandes verdades a través de nuestros relatos personales, de metáforas y de analogías sencillitas.

Nuestros hijos están creciendo y tenemos que crecer con ellos. Es imprescindible mantener abierto las vías de comunicación durante la etapa de primaria.

No guardes silencio. No te dejes engañar por el silencio de tus hijos. Porque en realidad, no hay tregua; La etapa de primaria es el momento perfecto para prepararles y equiparles para la adolescencia.

domingo, 17 de junio de 2012

La Vida es un Factor de Riesgo


Ultimamente estoy pensando mucho en lo que los psicólogos llaman "factores de riesgo". Cuando una persona o una pareja quiere adoptar, un equipo de psicólogos y trabajadores sociales tiene que hacerles una valoración y lo que principalmente quieren detectar - si no me equivoco - con "factores de riesgo", que son cosas que podrían desaconsejar una adopción en el momento en que la familia lo está solicitando.

Un factor de riesgo podría ser algo tan alarmante como unos antecedentes criminales, pero también se podría encontrar en algo transitoria como una situación económica inestable. Los motivos que los futuros padres dan para adoptar también pueden ser considerados "factores de riesgo" porque los estudios sobre familias adoptivas han demostrado por ejemplo, que adoptar para "sustituir" a un hijo perdido o para tener ayuda en casa o compañia durante la vejez ponen en riesgo la posibilidad de crear una verdadera relación padre-hijo.

Una vez que lleguen nuestros hijos, seguimos con el tema de "factores de riesgo", pero ahora me parece que la situación cambia bastante. Ya son factores que quizás lleguen con nuestros hijos y que son nuestros. Tenemos que asumirlos y tomar decisiones sobre qué hacer respecto a ellos.

¿Cuáles son los factores de riesgo en la vida de nuestros hijos?

El haber pasado tiempo en un orfanato
Una nutrición inadecuada
Falta de afecto
La edad con la que fueron adoptados
Abusos o negligencias
Recuerdos traumáticos
El tiempo perdido
Inseguridad
Dificultados para formar lazos de apego...

Hay muchos factores diferentes y creo que es demasiado fácil sentirnos abrumados por ellos. Pero últimamente se me ha ocurrido que esos mismos "Factores de Riesgo" también pueden ser "Factores de Resiliencia" muchas veces - es decir, factores que motivan a nosotros y a nuestros hijos a superar los retos que suponen y a salir adelantes y a encontrar lo bueno que hay a pesar de lo que pasó antes.

Estoy de acuerdo con que los técnicos tienen que enfocarse en factores de riesgo durante el proceso de adopción. Pero creo que incluso durante esa fase, deben comenzar el proceso de formar a los futuros padres sobre este hecho - de que los factores de riesgo muchas veces se pueden llamar de otra manera, que en muchos casos tenemos la opción de convertirlos en factores de resiliencia.

Si no, fácilmente nos centramos en lo negativo sin ver todo lo que podemos hacer y conseguir.

Porque la verdad es que después de todo, quizás la vida misma es el mayor factor de riesgo que hay. Todos los días nos enfrentamos a ella con sus miles de pequeños retos y salimos adelante. Somos resilientes. Muchas veces lo único que hace falta para hacer lo mismo ante los grandes retos es un cambio de mentalidad.

domingo, 10 de junio de 2012

Libertad y Superación


¡Este blog ha cumplido 5 años!

Este verano voy a volver a colgar algunos de mis escritos favoritos de los últimos años - esto fue de Julio 2007:

Han pasado más que dos años y soy una persona completamente distinta. La adopción no sólo te hace madre sino que además te enriquece, te hace crecer como persona.”
Son las palabras de Sara Barrena, de su libro “Venida de la Lluvia” y me gustaría decir que casi tres años después de adoptar puedo decir lo mismo que ella – que soy otra, que la experiencia me ha enriquecida, que he crecido como persona.

He pensado mucho en como ser madre – o padre – nos puede cambiar en general y cuales podrían ser las diferencias entre los cambios que experimentan los padres biológicos y los padres adoptivos.

He sido madre durante casi doce años, pero lo que ha cambiado durante los últimos tres es la forma en que veo los límites.

Me di cuenta hace una década de que mi vida era un ejercicio en la “auto-limitación”, que yo misma había dibujado unos horizontes muy estrechos alrededor de mi misma y que allí dentro estaba viviendo encerrada, atrapada, agobiada.

Cuando mi marido y yo hablamos de adoptar, pensé que ya había superado a mi misma – que había salido de mi pequeña cajita y que ya estaba volando.

A cambio de la mayoría de las parejas, la adopción fue idea de mi marido, que quería tener una familia numerosa – algo que de joven, yo también había imaginado.

Pero en cuanto lo hablamos, me surgieron un millón de miedos y no puedos… que aquí estaba yo a miles de kilómetros de mi familia, que estaba intentando consolidar mi vida laboral, que no tenía a nadie para ayudarme si pasara cualquier cosa, que yo no podía con más de dos niños, que era imposible, que como nos arreglaríamos económicamente…

Pero, tomamos la decisión de hacerlo.

Hicimos las entrevistas y los papeles, conseguimos la idoneidad, llegaron las fotos de China y me acuerdo como todo se me hizo realidad en un solo momento. Ya era una persona, una hija mía. No pude contener las lágrimas.

Con eso no quiere decir que me sentí tranquila. No tenía ni idea de cómo iba a sacar adelante a más niños, porque ya me había salido el trabajo en la radio…

Llegó la carta para viajar a China y casi me da vergüenza decir que tuve miedo a viajar – después de tantos viajes y tanto gusto por viajar – pero esta vez sería sin mis hijos – ningunos – y sentí miedo por si algo nos pasaron en el viaje, dejando huérfanas tantos a los que dejamos en España como a la que nos esperaba en China…

¡Por favor!

No me gusta confesar que en ese momento de mi vida sólo vi barreras alrededor de mí. ¡Como he cambiado! De verdad, hoy – sólo tres años después – soy otra persona por completo.

En medio de todo, vimos llegar no sólo a nuestra hija de China sino de una hija más (una sorpresa biológica) y os voy a decir una cosa: somos capaces de mucho más de lo que podemos imaginar.

Hubo un año muy, muy difícil en que físicamente me vi estirada al máximo.

Pero ahora, miro hacía atrás a mis viejas preocupaciones con una sonrisa. He visto como he podido hacerlo. Veo que es como escalar una montaña - no lo haces sabiendo de antemano exactamente como lo vas a hacer. Te lanzas a la montaña con tus herramientas y vas buscando huecos donde meter primero una mano, luego un pie después otra mano. Sólo piensas en el paso que tienes delante - nada más - y así llegas a la cima.

Para mi, todo ha valido la pena. Antes no me ví como una persona tan paciente; hoy soy mucho más paciente. No era muy tranquila, ahora me siento mucho mas tranquila. También me encuentro mas feliz, quizás mas sabia.

He crecido – sí. Mi vida se ha enriquecido.

Y cuando hablamos de la posibilidad de volver a adoptar, no me causa ninguna preocupación.

Es cierto lo que dicen de que si vas caminando hacía tus horizontes, verás como ellos irán retrocediendo.

“Teníamos un desconocimiento total de la montaña, por eso nunca nos pusimos límites y pensamos que podríamos sobrevivir. Las hazañas son posibles porque alguien se animó a hacerlas. Nosotros no contábamos en aquella ocasión con el no se puede.”
Gustavo Zerbino, superviviente junto a otras quince personas del trágico accidente aéreo ocurrido en Los Andes en 1972. (La Expansión & Empleo, 31 Agosto 2002)

jueves, 31 de mayo de 2012

Auto-Defensa Moral


¿Cuál es la mejor manera de afrontarnos a los comentarios impertinentes de los demás? ¿Cómo podemos equipar a nuestros hijos defenderse ante comentarios y preguntas que les hacen incómodos?

He escrito sobre este tema en diferentes ocasiones - y quizás lo que voy a decir ahora variará un poco de lo que he dicho en el pasado. Pero voy evolucionando.

Y es que he descubierto el Auto-Defensa Moral.

El Auto-Defensa Moral (ADM) es lo que enseña el doctorado en filosofía Lou Marinoff de City University New York. Es una manera de comprender y tratar los comentarios de los demás cuandon nos hacen incómodos o nos ofendan. Me encanta.

Según el Dr. Marinoff, el ADM tiene tres niveles.

ADM Básico
En este nivel, lo importante es saber distinguir entre algo que ofende y algo que hacer un daño real. Un ejemplo de daño real es cuando alguien no pisa el pié. Si nos ha roto un hueso, nos ha hecho un daño físico que, por mucho que pida disculpas, ya está hecho. Es decir, pedir disculpas no puede arreglar el daño ni quitarlo. Tenemos que sufrir las consecuencias - punto.

Otra cosa sería que alguien te miraron los pies y te dijera, "¡Tienes los pies más feos que he visto en mi vida!" Ahora, no te han hecho daño, pero sí pueden ofenderte.

El Dr. Marinoff está hablando a todos los padres del mundo - y también los educadores - cuando recomienda que enseñemos a los niños y a los jóvenes la diferencia entre daño y ofensa. Ahora vamos a ver por qué...

ADM Intermedio
A nivel intermedio, la Auto-Defensa Moral consiste en cultivar nuestro poder a la hora de aceptar o no una ofensa. Dice el doctor:

"Hay que enseñar a los niños a prestar atención al límite entre la subjetividad y la objetividad, para que lo que otra persona piensa de ellos o les llama, es mucho menos importante que lo que ellos significan para si mismos y para la gente que realmente les importa en la vida. Si tienen una sensación de su propio valor humano intrínseco, lo cual hay que reforzar durante su niñez, nadie puede disminuir su valor mediante etiquetas u otras ofensas. Necesitan saber que la única persona que puede reducir su valor son ellos mismos, cuando bajen al nivel de los que podrían ofenderles. Esto es parte de lo que llamo 'Auto-Defensa Moral' y es lo mismo que necesitamos practicar los demás adultos para evitar el malestar que creamos al confundir una ofensa con un daño."

Entonces, nuestros hijos necesitan distinguir entre algo que les hace un daño real que no pueden evitar ni arreglar con bonitas palabras y algo que simplemente les puede o no ofender - según su interpretación y según lo que ellos mismos deciden.

Conozco un maestro en el arte de no tomar a pecho los comentarios de nadie. Disfrute de un estado de bienestar impresionante. Es lo que quiero que aprendan mis hijas también.

Pero ojo: esto no significa que las ofensas nunca pueden causar daño. Si una persona - sobre todo un niño - recibe ofensas constantemente (comentarios racistas, por ejemplo), sí le puede causar daño psicológico. Hay un límite a lo que podemos soportar. También tenemos que equipar a nuestros hijos para no aguantar situaciones abusivas.

Lo que queremos fomentar es una actitud crítica ante los comentarios y el comportamiento de los demás. Porque es fácil caer en la trampa de ir por la vida casi buscando motivos para sentirnos ofendidos (que - como comenta el Dr. Marinoff - es lo que pasa con todo lo "políticamente correcto").

Mejor comprender nuestro poder, nuestra capacidad de elegir nuestra respuesta ante cualquier comentario.

ADM Avanzado
No estoy segura todavía como incorporar el nivel avanzado en el caso de nuestros hijos. Se trata de cuando alguién realmente nos hace daño; y es saber convertir el daño en algo bueno, en una solución.

El Dr. Marinoff está pensando en personajes de tanto renombre como Gandhi o Martin Luther King. Dice que actuaron de tal forma que crearon una especie de espejo en el que los "malos" podrían verse y así darse cuenta de lo que estaban haciendo, sentirse mal y rectificar.

Personalmente pienso en los casos de acoso o bullying o de reiterados choques con el racismo o las descalificaciones hacía su estatus como hijo adoptivo que experimentan algunos niños. Estamos hablando de más que una ofensa aislada, de algo que se podría o no tomar mal. Estamos hablando de una persecución continua que crea un daño psicológico en la persona.

¿Cómo podría un niño actuar para que los demás vieron reflejados sus acciones? Según el Dr. Marinoff, hay que tener consciencia del bien y del mal para que el ADM avanzado funcione (por eso métodos de Gandhi y King no hubieron funcionado ni en la Alemania de Hitler ni en la Rusia de Stalin).

Os dejo con unas palabras de Marinoff:

"En la vida, todo el mundo ofende a alguien en algún momento. Es decir, que la gente puede decidir sentirse ofendida por tí. ¿Eres hombre, mujer, andrógeno, heterosexual, gay, lesbiana, bisexual o mantienes el celibato? Da igual tu orientación sexual, puedes encontrar a alguien a favor y alguien en contra. ¿Porqué sentirte ofendido por las opiniones que son distintas a las tuyas?... No hagas tuya su problema. ¿Es tu piel negro, blanco, marrón, amarillo, rojo o algún que otro color? Da igual el color de tu piel, siempre puedes encontrar a alguien en favor y alguien en contra. ¿Por qué elegir sentirte ofendido por comentarios que buscan disminuir tu humanidad a base de tu pigmentación? Las personas que hagan comentarios así, disminuyen su propia humanidad. No hagas tuya su problema. Si alguién busca elevarse haciéndote sentir inferior, solo tendrán éxito si aceptas su ofensa. No hagas tuyo su problema."

Bueno - estoy de acuerdo. Solo una cosa - he escrito en otros momentos sobre la necesidad de reconocer los sentimientos de nuestros hijos cuando lo pasen mal por algo que alguién les ha dicho. Sigo creyendo que es importante. Pero también tenemos que equiparles con un poco de filosofía quizás, para poder defenders....

El doctor Marinoff también es autor de "Plato not Prozac" (Platón sí - Prozac no) y "The Big Questions - How Philosophy can Change your Life" (Las Grandes Preguntas - Como la Filosofía puede Cambiar tu Vida).

















viernes, 18 de mayo de 2012

El Niño de la Bicicleta


Hay muchismas formas de abordar temas de adopción y creo que el cine es una de las más interesantes -y quizás potentes. Por eso recomiendo el blog Peliculas y Adopción de José Ignacio Díaz Carvajal, médico psicoterapeuta de Sevilla, que nos ofrece trailers, sinópsis y comentarios sobre unas peliculas fascinantes.

Acabo de ver El Niño de la Bicicleta, que José Ignacio califica como "magnífica película que refleja la búsqueda incesante de los niños abandonados por explicarse el abandono y encontrar sus orígenes". Estoy de acuerdo, y desde verlo he querido comentar aquí dos escenas que me impactaron.

Vivir el Rechazo
Cyril, el protagonista de la película, con solo unos 10 años, tiene que vivir un duro rechazo por parte de su padre. Después, le vemos en el coche volviendo a casa con Samantha, su madre de acogida durante los fines de semana. El niño se siente en  silencio durante un rato, pero de repente empieza a rasgar su cara y golpear su cabeza contra la puerta. Es como si quisiera destrozarse... Samantha tiene que para e intentar controlarle con toda su fuerza.

Desgraciadamente, cuando un niño sufre rechazo (abandono, separación - lo que sea) fácilmente lo interioriza y dirige el odio, la rabia y el dolor contra si mismo. Se siente culpable, insuficiente, malo.

Me chocó esta escena, pero como yo también viví un rechazo importante durante mi niñez, reconocí la veracidad de ella - es una representación brutal, pero real, de lo que puede sentir un niño.

Y creo que debemos estar conscientes de que aunque nuestros hijos no recuerden lo que pasó - es a partir del momento en que lo comprendan, que puedan comenzar a sufrir los efectos. Por eso, tenemos que intervenir. Es imprescindible la ayuda de un adulto para ayudarles a los niños a hacer sentido de lo ocurrido y de interpretarlo de la manera más sensata posible - que no tenían la culpa, que muchas veces no podemos decidir nuestras circunstancias, pero sí podemos decidir qué es lo que vamos a hacer con esas circunstancias, que ser fuerte y vencer en la vida es una elección que todos podemos hacer si queremos - es cuestión de voluntad...

Vivir el Amor
He leído algunas veces que las personas resilientes muchas veces tienen una persona - un adulto, que ha apostado por ellos, que les ha apoyado, que ha creído en ellos a pesar de todo.

Esto es lo que me gusta de otra escena de la película. Aúnque me parece que esta obra no nos presenta unos motivos convincentes para que Samantha decida in primer lugar acoger a Cyril - me encanta un momento clave en que están en el coche con el novio de Samantha. Cyril se porta mal; el novio le regaña y amenaza con que no podrá seguir en casa de Samantha. Ella muestra su desacuerdo y el novio exige que eliga entre él y el niño. "¿Yo o él?," pregunta.

"Él," dice ella sin dudar.

El niño no dice nada, pero en ese momento, sabemos que ella ha hecho por este él lo más importante que se podría hacer: elegirle.

La película está en francés. Lo he visto con subtítulos. Desde el punto de vista de una americana - criada con la velocidad y los efectos de Hollywood - es un poco lenta a veces. Hasta podemos disfrutar de un picnic en el campo en tiempo real:)

Pero vale la pena verlo.